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TSMC fabricará chips con su nodo A16 en EE. UU. antes de 2030: un movimiento estratégico hacia la autosuficiencia tecnológica

La empresa taiwanesa TSMC ha confirmado que fabricará chips avanzados con su nodo A16 —el más puntero de su línea de producción— en territorio estadounidense antes de que finalice la década. Este anuncio, realizado por Peter Cleveland, vicepresidente de política global de la compañía, en un foro organizado por el Hudson Institute en Washington, refleja el avance firme de la estrategia industrial de Estados Unidos para recuperar el liderazgo en semiconductores, con el respaldo directo de la administración de Donald Trump.

Esta decisión representa un paso clave dentro de la inversión millonaria pactada entre TSMC y el Gobierno estadounidense, valorada en 165.000 millones de dólares, que incluye la construcción de varias fábricas de obleas (FAB) en Arizona. El objetivo: reducir la dependencia de la producción en Asia y consolidar una cadena de suministro nacional para abastecer a gigantes tecnológicos como Apple, Intel, AMD, Qualcomm, NVIDIA y Broadcom.

Una apuesta por el liderazgo en Inteligencia Artificial

El compromiso de TSMC con EE. UU. va más allá de la simple producción de chips. Según Cleveland, la compañía tiene la intención de convertirse en pilar esencial del impulso estadounidense hacia el liderazgo en Inteligencia Artificial. “Vamos a construir los chips en Phoenix para sostener el liderazgo en Inteligencia Artificial de Estados Unidos”, declaró.

Actualmente, la primera de las fábricas en Arizona trabaja en nodos de 4 nanómetros (nm) y se espera que avance hacia los 3 nm a finales de este año. La segunda planta ya está planificada para producir chips con tecnologías aún más avanzadas —3 nm, 2 nm— y la tercera, cuya construcción aún no ha comenzado, será la encargada de fabricar el nodo A16, que equivale a un proceso de 1,6 nm. Esta línea de producción estaría lista antes de 2030, marcando un hito tecnológico sin precedentes en suelo estadounidense.

Trump, el proteccionismo y la estrategia anti-China

La reindustrialización tecnológica de EE. UU. está íntimamente ligada al mandato de Donald Trump, quien ha impulsado una política proteccionista para frenar la hegemonía china. Tras amenazar con imponer aranceles globales al petróleo ruso y revisar la dependencia de importaciones clave, su gobierno ha enfocado esfuerzos en traer de vuelta la producción tecnológica y fomentar el I+D nacional.

Para Trump, según analistas, ya no basta con ensamblar productos en EE. UU.; es imprescindible desarrollar todo el proceso, desde la investigación hasta la fabricación. Así, el acuerdo con TSMC no solo busca autonomía tecnológica, sino también una ventaja geoestratégica frente a potencias como China.

“Estados Unidos es un mercado diferente. Los costes laborales son altos, pero somos optimistas sobre nuestra futura colaboración con la administración Trump y el Capitolio”, afirmó Cleveland. “TSMC necesita la coordinación del gobierno para garantizar que nuestro silicio se venda y distribuya de acuerdo con la ley estadounidense”.

Un tablero geopolítico cada vez más tenso

El avance estadounidense en tecnología de semiconductores amenaza con dejar fuera de juego a China, cuya capacidad para producir chips de hasta 3 nm es aún limitada tanto en volumen como en costes. La clave está en la tecnología EUV (litografía ultravioleta extrema), de la que dispone TSMC y que aún no está disponible para los fabricantes chinos a gran escala.

En este contexto, EE. UU. está desarrollando su propio láser EUV para no depender de proveedores europeos como ASML, mientras impulsa su estrategia de “construir, construir y construir” fábricas y centros de investigación. Cleveland dejó entrever que esta expansión no ha hecho más que empezar: “Nos gustaría empezar la semana que viene la construcción de nuestra tercera fábrica de obleas en Phoenix”.

Una Europa en la encrucijada

Mientras tanto, Europa observa con preocupación cómo Estados Unidos y China pugnan por el dominio tecnológico. La presión es cada vez mayor para que el Viejo Continente acelere el desarrollo de su industria de semiconductores al mismo ritmo que lo hace con el sector armamentístico.

Trump ha marcado el ritmo, y el futuro parece orientado hacia una fragmentación del mercado global en bloques autárquicos. El globalismo, tal como se conocía, cede paso a un proteccionismo agresivo, en el que tener el control de la producción tecnológica es tan estratégico como disponer de reservas energéticas o defensa propia.

Camino a 2030: chips A16 fabricados en América

De cumplirse los planes actuales, en solo tres años la producción en volumen del nodo A16 se realizará desde suelo estadounidense, abasteciendo a las principales tecnológicas del país sin depender del flujo desde Taiwán. Un movimiento que no solo refuerza la autosuficiencia norteamericana, sino que cambia por completo las reglas del juego de la industria global de semiconductores.

TSMC pisa el acelerador y no parece que vaya a levantar el pie. Para el año 2030, Estados Unidos podría tener en sus manos la producción más avanzada del mundo, lo que lo situaría en una posición dominante no solo en Inteligencia Artificial, sino también en defensa, infraestructuras y tecnología de consumo.

Fuente: El chapuzas informático