Hace cuarenta años, el 20 de noviembre de 1985, Microsoft lanzaba al mercado una “capa gráfica” para MS-DOS que pocos imaginaban que marcaría una era: Windows 1.0. Aquel software, limitado y torpe visto con ojos actuales, acabaría convirtiéndose en el sistema operativo de referencia para el PC, acercando la informática a millones de personas que jamás habrían usado una línea de comandos.
Cuatro décadas después, Windows sigue siendo sinónimo de ordenador personal. Su historia es también la historia de cómo una idea, mejorada versión tras versión, puede transformar un mercado entero.
Del texto crudo a las ventanas: el contexto que hizo posible Windows
A mediados de los años 80, usar un ordenador personal era casi un oficio. No había iconos ni menús: solo una pantalla negra y comandos que había que memorizar. Equivocarse con una letra podía significar repetir el proceso desde cero. Aquello estaba muy lejos de ser una herramienta “amigable”.
Pero mucho antes, en los años 60, algunos ya habían imaginado algo distinto. El investigador Douglas Engelbart, en el Stanford Research Institute, concibió un sistema basado en:
- Ventanas
- Iconos
- Un dispositivo apuntador: el ratón
El 9 de diciembre de 1968, en la famosa “madre de todas las demostraciones”, Engelbart mostró por primera vez muchas de las ideas que hoy damos por sentadas: ratón, ventanas, hipertexto, trabajo colaborativo… Aquella demostración se convirtió en una referencia para toda una generación de ingenieros.
A partir de ese legado, Apple lanzó el Macintosh en 1984 con una interfaz gráfica muy avanzada para la época. El problema era el precio: seguía siendo un producto caro, pensado para un público limitado. Microsoft vio la oportunidad: llevar la informática “con ratón y ventanas” al IBM PC y a sus compatibles, mucho más asequibles y con un ecosistema de software en plena expansión. De ahí nació el proyecto Windows.
Windows 1.0: una primera versión modesta pero decisiva
Desde un punto de vista técnico, Windows 1.0 no era un sistema operativo completo, sino una capa gráfica que corría sobre MS-DOS. El usuario seguía dependiendo en gran medida de DOS, pero por encima aparecía un nuevo entorno con ventanas y ratón, gestionado por el programa MS-DOS Executive.
El precio de lanzamiento rondaba los 99 dólares estadounidenses, una cifra nada despreciable en 1985.
La interfaz tenía limitaciones llamativas:
- Las ventanas no podían solaparse libremente: se organizaban en mosaico.
- Los menús eran poco intuitivos: había que mantener pulsado el botón del ratón para que permanecieran desplegados.
- La respuesta del sistema podía resultar lenta, especialmente con varias aplicaciones abiertas.
Los requisitos de hardware también eran exigentes para su época:
- CPU Intel 8086 u 8088
- Mínimo 256 KB de RAM (se recomendaban 512 KB)
- Tarjeta gráfica
- Dos disqueteras de doble cara o un disco duro
Muchos usuarios notaban rápidamente las limitaciones si el equipo no iba sobrado de memoria. Si lo comparamos con el presente, donde Windows 11 exige al menos 4 GB de RAM, vemos el abismo de capacidad que separa aquellos PCs de los actuales.
El valor de las primeras aplicaciones: adelantarse a las necesidades del usuario
Pese a sus carencias, Windows 1.0 llegó con un pequeño conjunto de aplicaciones que mostraban claramente hacia dónde iba la visión de Microsoft:
- Paintbrush, antepasado de Paint, permitía hacer dibujos sencillos.
- Bloc de notas y Write ofrecían diferentes niveles de edición de texto.
- Calculadora, un clásico que sigue presente hoy, resolvía las operaciones básicas.
- Un reloj, una terminal, Cardfile (pequeña base de datos de fichas), el administrador del portapapeles y un gestor de impresión completaban el conjunto.
Vistas hoy parecen herramientas casi de juguete, pero en 1985 dibujaban un escenario nuevo: un PC no solo para tareas técnicas, sino también para escribir, hacer cuentas, organizar información y crear gráficos sencillos, todo en un entorno visual.
Lo significativo es que muchos de esos conceptos han sobrevivido. Paint y el Bloc de notas siguen ahí, actualizados pero reconocibles. Eso indica que Microsoft acertó muy pronto al identificar qué herramientas básicas necesitaba el usuario medio.
Críticas, lentitud… y una decisión clave: no rendirse
El debut de Windows 1.0 no fue un éxito arrollador. Al contrario: la recepción fue más bien fría.
- Se criticaba su lentitud, sobre todo con varias aplicaciones abiertas.
- Faltaba software nativo para Windows; la mayoría de programas seguían siendo de DOS.
- En comparación con el Macintosh, su propuesta gráfica parecía menos pulida.
Algunos analistas de la época llegaron a describir la experiencia como “más lenta que melaza cayendo en el Ártico” al usarlo en PCs con 512 KB de RAM. Una metáfora cruel, pero bastante ilustrativa de la frustración que podía provocar.
La diferencia estuvo en la reacción de Microsoft. En lugar de archivarlo como un experimento fallido, la empresa apostó por insistir y mejorar:
- Refinó la serie 1.x con pequeñas actualizaciones.
- Lanzó Windows 2.0, con mejoras en ventanas, atajos de teclado y soporte gráfico.
- Y en 1990 llegó Windows 3.0, el verdadero punto de inflexión.
Windows 3.0 ofrecía una interfaz gráfica mucho más atractiva, aprovechaba mejor la memoria, corría con más soltura y, sobre todo, apareció justo cuando el hardware era más barato y potente. Esa combinación convirtió a Windows en la opción natural para millones de usuarios y empresas.
El ecosistema lo fue todo: cómo Windows conquistó hogares y oficinas
El éxito definitivo de Windows no se explica solo por su interfaz, sino por el ecosistema que se fue construyendo alrededor:
- La arquitectura abierta del IBM PC permitió que muchos fabricantes lanzaran equipos compatibles, bajando precios y multiplicando la oferta.
- Windows se beneficiaba de esa diversidad: podía instalarse en máquinas de infinidad de marcas.
- Los desarrolladores de software vieron enseguida el potencial de un mercado masivo y comenzaron a lanzar aplicaciones para Windows a un ritmo vertiginoso.
En los años 90, la combinación de PCs compatibles baratos y una avalancha de software —ofimática, diseño, contabilidad, CAD, gestión empresarial, juegos…— convirtió al PC con Windows en el estándar de facto tanto en la empresa como en el hogar.
Las compañías lo tuvieron claro: era más fácil encontrar hardware, software y profesionales formados en Windows que apostar por alternativas más cerradas o minoritarias. Y el usuario doméstico se llevaba a casa una máquina que servía tanto para trabajar como para jugar, navegar por Internet o gestionar sus fotos.
De Windows 1.0 a Windows 11: ciencia ficción hecha rutina
Mirando hacia atrás, la distancia entre Windows 1.0 y Windows 11 es abismal:
- De una capa gráfica sobre DOS se ha pasado a un sistema operativo completo, con administración avanzada de memoria, seguridad multinivel y soporte para arquitecturas de 64 bits.
- La multitarea es real y fluida; la conectividad de red y a Internet está integrada; el soporte multimedia permite reproducir vídeo en alta resolución o jugar a títulos exigentes.
- La integración con la nube, los escritorios remotos, la virtualización o las funciones basadas en inteligencia artificial habrían sonado a ciencia ficción en 1985.
Y, sin embargo, el esquema básico se reconoce al instante:
- Un escritorio
- Ventanas que se abren y cierran
- Iconos que representan archivos y aplicaciones
- Un ratón (o su equivalente táctil) como herramienta principal de interacción
La evolución ha sido enorme, pero la idea central —hacer que el ordenador se parezca más a un escritorio de oficina que a una terminal críptica— sigue intacta.
El legado de Windows: democratizar la informática
Celebrar los 40 años de Windows es también reconocer su papel en la democratización de la informática. No fue el sistema técnicamente más elegante ni el más “puro”, pero sí fue el que consiguió que usar un ordenador dejara de ser un acto reservado a expertos.
Hoy, Windows 1.0 es una curiosidad histórica que podemos ejecutar en emuladores por nostalgia. Microsoft, de vez en cuando, juega con ese pasado, como hizo con la app Windows 1.11 inspirada en Stranger Things para recuperar la estética de los 80.
Pero el verdadero legado está en otra parte: en que, cuarenta años después, Windows sigue siendo el sistema dominante en el escritorio, presente en millones de equipos de trabajo, portátiles domésticos y aulas. En un sector donde los productos nacen y desaparecen en ciclos de pocos años, esa continuidad es llamativa.
Una lección para el futuro: las buenas ideas necesitan tiempo
La historia de Windows deja varias lecciones:
- La idea original de Engelbart no triunfó de inmediato, pero fue la semilla de todo.
- Xerox PARC, Apple y luego Microsoft fueron tomando y puliendo esa visión hasta hacerla viable y masiva.
- El éxito no llegó con la versión 1.0, sino tras una cadena de mejoras continuas, escuchando al mercado y aprovechando el momento adecuado del hardware.
En una época obsesionada con los “golpes de efecto” y las disrupciones instantáneas, el 40 aniversario de Windows recuerda algo más silencioso pero igual de importante: a veces, la estrategia ganadora es evolucionar sin pausa, corregir errores y seguir apostando por una idea cuando otros ya la han dado por muerta.
Cuarenta años después de aquella primera versión en disquetes, Windows demuestra que la combinación de visión, paciencia y ecosistema puede cambiar, de verdad, la historia de la informática personal.
Preguntas frecuentes: 40 años de Windows
¿Cuándo se lanzó Windows 1.0 y qué requisitos de hardware tenía?
Windows 1.0 se lanzó oficialmente el 20 de noviembre de 1985 en Estados Unidos. Para ejecutarlo se necesitaba un procesador Intel 8086 u 8088, al menos 256 KB de RAM (con 512 KB recomendados para un rendimiento razonable), una tarjeta gráfica y dos disqueteras de doble cara o un disco duro. Su precio rondaba los 99 dólares, una cantidad importante para la época.
Si era tan innovador, ¿por qué Windows 1.0 tuvo una acogida inicial tan discreta?
Porque la experiencia práctica dejaba mucho que desear: el sistema era lento, había pocos programas diseñados específicamente para Windows y la compatibilidad con el software de DOS no siempre era ideal. Además, el Macintosh ofrecía una interfaz gráfica más pulida. Aun así, Microsoft decidió seguir invirtiendo, y las mejoras introducidas en Windows 2.x y, sobre todo, en Windows 3.0 terminaron cambiando la percepción del producto.
¿Qué aplicaciones incluía Windows 1.0 y cuáles han llegado hasta hoy?
Windows 1.0 incluía Paintbrush (precursor de Paint), Bloc de notas, Write, Calculadora, un reloj, una terminal, Cardfile, un administrador del portapapeles y un gestor de impresión. Varias de estas ideas han sobrevivido: Paint y el Bloc de notas siguen instalados en las versiones modernas de Windows, aunque muy evolucionados respecto a sus orígenes.
¿Qué cambió entre Windows 1.0 y Windows 3.0 para que el sistema se convirtiera en un estándar?
Cambió casi todo lo que importaba:
- La interfaz se volvió más clara y atractiva.
- El rendimiento mejoró de forma considerable.
- El hardware era ya más potente y barato, lo que hacía viable la interfaz gráfica en el día a día.
- El catálogo de software de terceros creció de forma explosiva.
Con esa combinación, Windows pasó de ser un experimento prometedor pero cuestionado a convertirse en el estándar de facto del PC, tanto en empresas como en hogares.