El gigante taiwanés de semiconductores, TSMC, ha sorprendido al mercado tras conocerse que el coste de producción de obleas de 300 mm en sus nuevas instalaciones de Arizona es apenas un 10 % superior al de sus fábricas en Taiwán. Esta diferencia, considerada mínima dentro del sector, desmiente los temores iniciales que apuntaban a incrementos de hasta un 200 % y refuerza la apuesta estratégica de la compañía por invertir 165.000 millones de euros en territorio estadounidense.
Según un informe elaborado por TechInsights, basado en el reconocido Modelo Estratégico de Costos y Precios desarrollado por Scotten Jones, el verdadero desafío no reside en el coste de fabricación de las obleas, sino en otros factores indirectos, especialmente los relacionados con mano de obra y equipamiento.
La mano de obra, un coste marginal
Aunque en Estados Unidos la mano de obra tiene un coste hasta un 200 % superior al de Taiwán, la alta automatización de las plantas de semiconductores reduce su impacto. Según el análisis, la mano de obra representa menos del 2 % de los costes totales de producción, por lo que su influencia en el coste final de las obleas es mínima.
El peso del equipamiento en el coste final
La clave está en el equipamiento, responsable de más de dos tercios del coste total de cada oblea. La inversión en maquinaria de última generación nivela el terreno entre Arizona y Taiwán, lo que permite a TSMC operar con márgenes sostenibles en suelo estadounidense.
El movimiento estratégico de TSMC responde no solo a una cuestión de costes, sino también a una visión a largo plazo: establecer presencia en el mayor mercado mundial de consumo tecnológico. Empresas líderes como Apple, Nvidia o AMD, principales clientes de TSMC, demandan cada vez más producción local para reducir riesgos en la cadena de suministro.
Una inversión sin precedentes
La inversión de 165.000 millones de euros anunciada por TSMC representa la mayor apuesta extranjera en la historia de Estados Unidos y sitúa a Arizona como uno de los epicentros mundiales de la producción de chips avanzados. La compañía ha demostrado que, más allá de las declaraciones del fundador Morris Chang, quien en su momento calificó la producción en Estados Unidos de «financieramente impracticable», las condiciones actuales y la necesidad geopolítica y comercial hacen viable la operación.
Perspectivas de futuro
Mientras Intel sigue luchando por mantenerse competitivo en la carrera de los nodos litográficos, TSMC afianza su posición con una capacidad de producción sin rival. La apertura de las nuevas plantas en Arizona no solo supone un respaldo estratégico a las políticas estadounidenses para recuperar la soberanía tecnológica, sino que también garantiza a TSMC el acceso preferente a los grandes contratos de fabricación de chips para el futuro cercano.
En definitiva, la diferencia del 10 % en los costes no es un obstáculo insalvable. Todo apunta a que TSMC ha realizado un movimiento brillante, asegurando presencia local en el mayor mercado mundial sin poner en riesgo su rentabilidad ni su liderazgo.
Fuente: El chapuzas informático