El expresidente de EE. UU. exige a TSMC condiciones difíciles: invertir 400.000 millones de dólares adicionales o adquirir casi la mitad de Intel para reducir los aranceles al nivel de Japón y Corea del Sur
El reciente anuncio de un arancel del 20 % a las exportaciones taiwanesas a Estados Unidos ha sacudido a la industria tecnológica y a los exportadores del país asiático. Pese a que la cifra ha sido calificada como “temporal” por el presidente taiwanés, Lai Ching-te, la realidad es que la presión desde Washington —personificada por el expresidente Donald Trump, en plena campaña— se centra directamente en el actor clave de la economía isleña: Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC).
Taiwán registró en 2024 un superávit comercial de 73.900 millones de dólares con Estados Unidos, superando el de Japón (68.500 millones) y Corea del Sur (66.000 millones). Esta diferencia ha motivado que la administración Trump haya planteado dos exigencias concretas a cambio de reducir los aranceles al nivel del 15 % aplicado a Tokio y Seúl:
- Que TSMC invierta 400.000 millones de dólares adicionales en Estados Unidos.
- Que adquiera una participación del 49 % en Intel, el gigante tecnológico estadounidense.
Ambas propuestas son vistas como inaceptables por parte del presidente de TSMC, C.C. Wei, quien no tiene incentivos reales para aceptar condiciones que pondrían en riesgo la autonomía estratégica y la solidez financiera de la compañía. Además, el gobierno taiwanés —que solo posee un 6,38 % de TSMC a través del fondo soberano nacional— carece de autoridad directa para obligarla a cumplir con estas exigencias.
TSMC ya ha invertido 165.000 millones en EE. UU., pero Trump quiere más
Pese a que TSMC ya ha comprometido 165.000 millones de dólares en inversiones en Arizona, incluyendo fábricas de chips de 4, 3 y próximamente 2 nanómetros, Trump parece decidido a exprimir más a la joya tecnológica taiwanesa.
“Para Trump, TSMC es clave en la guerra tecnológica con China. No basta con que fabriquen en EE. UU.; quieren también el conocimiento, el control del ‘know-how’”, explica un alto directivo del sector TIC taiwanés.
Las consecuencias para la industria taiwanesa
El anuncio de aranceles del 20 % llega en un contexto desfavorable para la economía taiwanesa, que ya sufre por la apreciación del dólar taiwanés (NTD). Según estimaciones de empresarios locales, la combinación de aranceles y tipos de cambio representa una pérdida de competitividad cercana al 15 %.
“Esto es una sentencia para muchas industrias exportadoras. No solo está en juego el semiconductor; sectores como el textil, automoción o productos médicos están en peligro”, señaló el presidente de la Cámara de Comercio Nacional de Taiwán, Hsu Shu-po.
Dilema geopolítico: ¿salvar la soberanía o ceder al chantaje?
La situación pone al gobierno de Lai Ching-te en una posición incómoda, dividido entre proteger a su industria estratégica o dar concesiones comerciales para evitar el deterioro de las relaciones bilaterales.
Voces críticas, como la del analista Chen Hui-ming (Juxin Capital, Hong Kong), lo tienen claro:
“TSMC no puede ser moneda de cambio política. Es un activo estratégico global. No podemos comprometer su independencia a corto plazo por una exigencia electoral de Trump”.
¿Qué está en juego?
Más allá de lo económico, esta crisis revela el trasfondo de una guerra por el liderazgo tecnológico mundial. Trump ve el control de la cadena de valor de los semiconductores como esencial en su estrategia frente a China. Mientras tanto, Taiwán defiende su modelo de independencia técnica y legal.
La próxima ronda de negociaciones se perfila como una batalla de voluntades. Lo que está en juego no es solo un arancel del 5 % más o menos, sino el equilibrio geoestratégico de la industria tecnológica global.
vía: Mnews.tw