Trump Endurece el Pulso con China: Restricciones a Intel, Samsung y SK Hynix en Suelo Asiático, pero Prórroga para los Aranceles al Hardware

En un movimiento que combina firmeza estratégica con pragmatismo económico, el presidente Donald Trump ha intensificado las restricciones sobre la producción de semiconductores en China, afectando directamente a gigantes como Intel, Samsung y SK Hynix. Al mismo tiempo, ha optado por posponer la imposición de aranceles del 25% sobre importaciones de hardware procedente de ese país, ofreciendo un respiro temporal al mercado estadounidense. Esta doble decisión, anunciada por el Departamento de Comercio y la Oficina del Representante de Comercio de EE.UU. (USTR), refleja la determinación de la Administración Trump por limitar el avance tecnológico chino en áreas críticas como la inteligencia artificial, sin dañar de inmediato el bolsillo de los consumidores norteamericanos. Es un equilibrio delicado que podría reconfigurar el panorama global de la industria de los chips, con repercusiones que se extienden desde Seúl hasta Silicon Valley.

El anuncio ha generado un revuelo en el sector tecnológico, donde analistas y ejecutivos ven en estas medidas un paso más en la guerra comercial entre Washington y Pekín. Trump, fiel a su estilo directo y confrontacional, no ha dudado en criticar las políticas de su predecesor, Joe Biden, acusándolas de haber dejado «lagunas» que beneficiaban a competidores extranjeros. «Estamos cerrando las puertas que otros dejaron abiertas», podría resumirse el mensaje de la Casa Blanca, aunque no se ha expresado en esos términos exactos. Lo cierto es que, con estas acciones, EE.UU. busca reafirmar su dominio en la cadena de suministro de semiconductores, un elemento clave para la seguridad nacional y el desarrollo de tecnologías emergentes.

El Golpe a la Producción en China: Cierre de Exenciones para Samsung, SK Hynix e Intel

El Departamento de Comercio, a través de su Oficina de Industria y Seguridad (BIS), ha sido el encargado de asestar el primer golpe. En un comunicado conciso pero contundente, la BIS ha eliminado una exención que permitía a ciertas empresas extranjeras exportar equipos y tecnología de fabricación de semiconductores a China sin necesidad de licencias especiales. Esta «laguna legal de la era Biden», como la ha calificado el organismo, beneficiaba principalmente a un puñado de compañías, entre las que destacan Samsung, SK Hynix e Intel. Ahora, estas firmas deberán solicitar licencias para cualquier exportación de tecnología estadounidense, poniéndolas en igualdad de condiciones con sus competidores estadounidenses.

Para Samsung y SK Hynix, dos pilares de la industria surcoreana de la memoria, el impacto es inmediato y significativo. Ambas compañías tienen un plazo de 120 días antes de que las exenciones existentes caduquen por completo. A partir de ese momento, sus fábricas en China podrán continuar operando, pero sin la posibilidad de expandirse o modernizarse con tecnología procedente de EE.UU. Esto las limita a la producción de chips convencionales, excluyendo avances en productos de vanguardia como la memoria de alto ancho de banda (HBM), que es esencial para aplicaciones de inteligencia artificial y computación de alto rendimiento.

Samsung, por ejemplo, produce hasta el 40% de su NAND flash en su planta de Xi’an, una instalación estratégica que ha sido clave para su posición en el mercado global. De manera similar, SK Hynix concentra alrededor del 40% de su producción de DRAM en Wuxi y el 20% de su NAND en Dalian. Fuentes del sector, familiarizadas con las operaciones, indican que los retrasos en la obtención de licencias podrían extenderse de tres a nueve meses, ya que cada solicitud deberá pasar por el escrutinio de Washington. Esto no solo paralizará actualizaciones tecnológicas, sino que podría obligar a estas empresas a replantear sus estrategias de producción. Algunos expertos sugieren que, en el mediano plazo, parte de estas operaciones podrían migrar de regreso a Corea del Sur, aunque esto implicaría costos elevados y disrupciones en la cadena de suministro.

Intel, por su parte, también se ve afectada, aunque en menor medida en términos de volumen de producción en China. La compañía estadounidense ha invertido en instalaciones en el gigante asiático para fabricar chips, pero las nuevas restricciones limitan su capacidad para importar equipos avanzados. Este movimiento se alinea con la política más amplia de Trump de restringir el flujo de tecnología sensible hacia China, con el objetivo de frenar el avance de Pekín en semiconductores de última generación. En un contexto donde la inteligencia artificial depende cada vez más de componentes como la HBM, estas limitaciones podrían ralentizar el desarrollo de GPU chinas para IA, que habían comenzado a ganar terreno gracias a su bajo costo y alta capacidad.

El trasfondo de esta decisión es claro: EE.UU. busca debilitar la posición de China en la producción de chips avanzados, un sector que Trump considera vital para la supremacía tecnológica. Durante su primera presidencia, ya impuso restricciones similares, y ahora las endurece, criticando abiertamente las políticas de Biden por haber permitido excepciones que, según él, socavaban la seguridad nacional. «Es hora de poner a América primero», ha sido un lema recurrente en sus discursos, y estas medidas lo encarnan a la perfección.

La Prórroga de los Aranceles: Un Respiro para el Mercado Estadounidense

Paralelamente a estas restricciones, la USTR ha anunciado la extensión de las exclusiones arancelarias bajo la Sección 301, que cubren importaciones de hardware y componentes procedentes de China. Originalmente, se había planeado imponer un arancel del 25% a estos productos, pero la prórroga —la segunda en su tipo— pospone su aplicación hasta el 29 de noviembre de 2025. Esto afecta a 178 exclusiones específicas, que ahora contarán con un margen adicional de 90 días, evitando un aumento inmediato en los precios para consumidores y empresas en EE.UU.

Esta decisión representa una «patada adelante», como la describen algunos analistas, que permite a Washington ganar tiempo mientras fortalece su propia capacidad productiva. Trump ha impulsado iniciativas como la CHIPS Act, destinada a fomentar la construcción de fábricas (FAB) en suelo estadounidense, con el objetivo de reducir la dependencia de proveedores asiáticos. Al posponer los aranceles, se mitiga el riesgo de una subida en los costos de dispositivos electrónicos, desde ordenadores hasta componentes para servidores, en un momento en que la inflación sigue siendo una preocupación para los votantes.

El equilibrio es evidente: mientras se endurece el control sobre la producción en China, se protege el mercado interno de impactos económicos negativos. Por ejemplo, productos como tarjetas gráficas de NVIDIA, cruciales para la IA, podrían haber visto incrementos en sus precios si los aranceles entraban en vigor de inmediato. Trump ha mencionado en el pasado su interés en que un porcentaje de las ventas de hardware para IA, como el 15% de lo comprado a NVIDIA, revierta en las arcas del gobierno, aunque esto no se ha materializado aún. La prórroga da tiempo para que estas políticas se consoliden, al tiempo que presiona a China sin disparar una escalada en los costos para los estadounidenses.

Implicaciones Globales y Respuestas Esperadas

Este doble anuncio no es aislado; forma parte de una estrategia más amplia que Trump ha revivido desde su regreso a la Casa Blanca. Durante su primer mandato, impuso aranceles masivos a China, México y Canadá, generando tensiones comerciales que afectaron a múltiples sectores. Ahora, con un enfoque renovado en los semiconductores, EE.UU. busca no solo limitar a China, sino también atraer inversiones hacia su territorio. Empresas como TSMC y Samsung ya han anunciado planes para expandir operaciones en EE.UU., impulsadas por subsidios gubernamentales.

Sin embargo, el juego es peligroso. China, que ha invertido fuertemente en su industria de chips a través de iniciativas como Made in China 2025, podría responder con medidas retaliatorias. Pekín ha criticado estas restricciones como «discriminatorias» y podría intensificar sus esfuerzos para desarrollar tecnología autóctona, reduciendo su dependencia de proveedores extranjeros. Para Samsung y SK Hynix, ambas con fuertes lazos con el gobierno surcoreano, la situación plantea dilemas geopolíticos: equilibrar las demandas de Washington con sus intereses en el mercado chino, que representa una porción significativa de sus ingresos.

Analistas del sector estiman que estas medidas podrían causar disrupciones en la cadena de suministro global, con posibles aumentos en los precios de la memoria y retrasos en la entrega de productos. En un mundo donde la demanda de chips para IA crece exponencialmente —impulsada por empresas como OpenAI y Google—, limitar la producción en China podría beneficiar a competidores en Taiwán o EE.UU., pero también generar escasez temporal. Trump, con su característico estilo, parece apostar por un endurecimiento que fortalezca la posición estadounidense a largo plazo, aunque no sin riesgos.

En resumen, estas decisiones marcan un capítulo más en la saga de la rivalidad sino-estadounidense. Al cerrar las puertas a la modernización de fábricas en China para Intel, Samsung y SK Hynix, mientras se posponen los aranceles, Trump envía un mensaje claro: EE.UU. controlará el futuro de los semiconductores, pero sin sacrificar su economía inmediata. Cómo responderá Pekín, y si estas medidas acelerarán una desvinculación tecnológica global, son preguntas que definirán los próximos meses en el tablero geopolítico.

Preguntas Frecuentes

  1. ¿Cuáles son las consecuencias inmediatas para Samsung y SK Hynix en China?
    Las empresas tienen 120 días para adaptarse, tras los cuales no podrán importar tecnología estadounidense para expandir o modernizar sus fábricas. Esto las limita a chips convencionales, afectando productos como la memoria HBM para IA, y podría llevar a retrasos de tres a nueve meses en operaciones, con posibles relocalizaciones a Corea del Sur.
  2. ¿Por qué se posponen los aranceles del 25% al hardware chino?
    La prórroga hasta el 29 de noviembre de 2025 busca evitar subidas de precios en EE.UU. mientras se fortalecen las fábricas locales. Cubre 178 exclusiones bajo la Sección 301, dando tiempo para reducir la dependencia de importaciones chinas sin impactar a consumidores y empresas.
  3. ¿Cómo afecta esto al desarrollo de la inteligencia artificial en China?
    Las restricciones limitan el acceso a componentes avanzados como HBM, esenciales para GPU de IA. Esto podría ralentizar el avance chino en IA de bajo costo, beneficiando a EE.UU. y aliados, pero también podría impulsar a Pekín a acelerar su innovación autóctona.
  4. ¿Qué rol juega la política de Trump en comparación con la de Biden?
    Trump critica las «lagunas» de Biden que permitían exenciones, endureciendo restricciones para priorizar la seguridad nacional. Su enfoque busca atraer producción a EE.UU. a través de leyes como la CHIPS Act, contrastando con políticas previas más permisivas.

vía: elchapuzasinformatico y bloomberg

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