La inteligencia artificial sigue abriéndose camino en los sectores más estratégicos del planeta. OpenAI, la empresa californiana responsable de ChatGPT y Sora, acaba de adjudicarse un contrato de hasta 200 millones de dólares con el Departamento de Defensa de Estados Unidos (DoD). El objetivo: desarrollar prototipos avanzados de IA para transformar tanto los procesos administrativos como las operaciones militares en el mayor complejo militar del mundo.
Un hito para la IA en el sector público estadounidense
El contrato, anunciado este lunes por el propio Pentágono y la compañía, supone un hito tanto para OpenAI como para la adopción de IA generativa en la administración pública. El encargo, gestionado a través de la Chief Digital & AI Office (CDAO), abarca el desarrollo de “agentes inteligentes” y soluciones para tareas críticas que van desde el análisis documental y la gestión de datos a la automatización de procesos rutinarios o el soporte en decisiones estratégicas.
La dotación inicial es de casi 2 millones de dólares, pero el contrato prevé inversiones hasta julio de 2026, muy por encima de los acuerdos de prueba habituales. Según la nota oficial, los desarrollos irán mucho más allá de los LLM (large language models) actuales, apuntando a workflows “agentic”, es decir, asistentes virtuales capaces de operar con alto nivel de autonomía.
El nacimiento de “OpenAI for Government”
El acuerdo marca también el lanzamiento oficial de “OpenAI for Government”, la nueva iniciativa de la compañía para articular su oferta al sector público. Este área centralizará los trabajos con agencias federales, estatales y locales, y coordinará colaboraciones ya existentes con instituciones como la Fuerza Aérea, los laboratorios nacionales de energía o los servicios de salud estadounidenses.
En palabras de la empresa, el propósito es “desbloquear soluciones IA que potencien las capacidades de los empleados públicos, reduzcan la burocracia y permitan dedicar más tiempo a servir a la ciudadanía”.
El reto de la confianza y la ética en la IA aplicada a Defensa
Sin embargo, la llegada de la IA generativa a un entorno tan sensible como el militar no está exenta de escepticismo. Los riesgos de “alucinaciones” —resultados incorrectos o engañosos—, junto a los desafíos de control, supervisión y seguridad, han sido objeto de intensos debates internos. De hecho, la propia Marina estadounidense ha recomendado “desconfiar y verificar” cualquier resultado de IA antes de su aplicación.
El Pentágono, consciente de estos límites, lleva meses probando la tecnología bajo entornos controlados, en el marco de la Task Force Lima. Tras más de un año de experimentación, se ha dado luz verde a la integración de la IA generativa, aunque bajo estrictos controles técnicos y procedimentales.
Por su parte, OpenAI ha reiterado que todas las aplicaciones estarán alineadas con su política de uso, que prohíbe expresamente el desarrollo de armas o aplicaciones ofensivas.
¿Qué puede cambiar este contrato en la IA aplicada al gobierno?
Más allá de la cifra —modesta si se compara con los más de 10.000 millones de dólares anuales de ingresos de OpenAI—, el acuerdo abre una puerta estratégica: posiciona a la compañía como proveedor de referencia para futuros contratos de gran calado y sitúa a la IA generativa en el corazón de la transformación digital del sector público estadounidense.
Entre los posibles usos inmediatos destacan:
- Automatización de la gestión documental: desde la redacción y el resumen de documentos legales o técnicos hasta la gestión inteligente de archivos y contratos.
- Análisis de datos y soporte a la decisión: identificación de patrones en datos no estructurados y generación de insights para operaciones militares y administrativas.
- Modernización de sistemas: apoyo en la integración segura de IA en infraestructuras críticas y entornos clasificados.
El contrato podría servir además como referencia para otros gobiernos y organismos internacionales que buscan acelerar su transformación digital, apostando por IA de vanguardia.
Un futuro en el que la IA es ya cuestión de Estado
La adjudicación de este contrato no solo refuerza la posición de OpenAI en el sector público, sino que confirma la entrada de la IA generativa en las decisiones y operaciones que más impacto tienen a escala global. En plena carrera internacional por la soberanía digital, la colaboración entre OpenAI y el Pentágono anticipa una ola de inversiones y desarrollos donde la IA dejará de ser “futuro” para convertirse en “presente” estratégico.
En definitiva, estamos ante el primer gran capítulo de una historia que, si se desarrolla como esperan ambas partes, tendrá mucho más recorrido en los próximos años.
Fuente: Noticias inteligencia artificial