Empresas como Apple, Dell y HP podrían verse forzadas a subir precios tras el 1 de agosto, en medio de presiones de la cadena de suministro y un arancel promedio del 20 %
La incertidumbre comercial provocada por los aranceles impulsados por el presidente Donald Trump continúa sacudiendo al mercado de la electrónica de consumo. Según un reciente informe del diario económico taiwanés Taiwan Economic Daily, los consumidores estadounidenses podrían afrontar un incremento de hasta el 10 % en los precios de productos tecnológicos, como ordenadores personales y teléfonos móviles, incluso antes del 1 de agosto, fecha en la que podrían entrar en vigor nuevas tarifas más severas.
El aumento responde a un arancel promedio del 20 % que, según fuentes del sector, se estaría aplicando de forma generalizada a las importaciones tecnológicas provenientes de múltiples países. Aunque por ahora muchas empresas han logrado contener la subida gracias a la acumulación estratégica de inventarios desde inicios de año, la presión en la cadena de suministro comienza a hacerse evidente.
Estrategias defensivas y competencia sincronizada
Fabricantes como HP, Dell, Apple o Microsoft anticiparon este escenario y reforzaron sus existencias desde el cambio de administración, con el objetivo de mantener estable el suministro y ganar margen frente a una posible escalada de costes. Sin embargo, esta táctica tiene fecha de caducidad, y todo indica que el ajuste de precios es inminente.
“Las compañías del sector suelen esperar a que sus competidores muevan ficha antes de aplicar subidas. No quieren perder cuota de mercado, por eso el alza de precios se produce en bloque”, explican fuentes del canal de distribución tecnológico.
Según estimaciones, incluso si las tarifas no aumentan más allá del 20 % actual, los productos finales podrían encarecerse entre un 8 % y un 12 %, debido al impacto indirecto en los costes de componentes, ensamblaje, logística y márgenes comerciales.
El mercado de PC: entre la recuperación y la presión
Uno de los segmentos más afectados será el de los ordenadores personales. Aunque un reciente informe de IDC indica que las ventas globales de PC han repuntado durante el primer semestre de 2025, impulsadas por la renovación de equipos y la demanda educativa, el entorno arancelario podría ralentizar esta recuperación.
El aumento de costes amenaza con frenar el acceso a equipos económicos en países emergentes y forzar una reestructuración en las cadenas de suministro globales. Empresas como Lenovo y Asus ya han comenzado a diversificar su producción hacia regiones como Vietnam, India o México para minimizar su exposición a China, el principal país afectado por los aranceles más altos (hasta un 145 % en ciertos productos, según otros informes).
¿Qué puede esperar el consumidor?
En términos prácticos, los consumidores podrían empezar a notar los efectos en los precios de dispositivos como:
- iPhones y smartphones de gama alta.
- Portátiles y ordenadores de escritorio.
- Periféricos y accesorios (monitores, routers, memorias SSD).
- Consolas de videojuegos y dispositivos multimedia.
Aunque algunos productos esenciales han sido temporalmente excluidos de los aranceles, esta situación podría cambiar si el gobierno de EE. UU. decide no extender las exenciones actuales más allá del 1 de agosto de 2025.
Un mercado en tensión
El impacto económico no se limita al consumidor final. La industria tecnológica global teme que esta guerra comercial derive en una fragmentación del comercio internacional, con la formación de bloques productivos separados y una desaceleración del ritmo innovador.
Por ahora, los analistas recomiendan cautela. “El entorno es tan volátil que una sola orden ejecutiva puede cambiar completamente el escenario en cuestión de días”, afirman desde el sector.
En resumen, el mercado se prepara para una posible subida generalizada de precios. Y aunque las grandes tecnológicas han hecho lo posible por amortiguar el impacto, el coste de la tensión comercial empieza a trasladarse, inevitablemente, al consumidor.
vía: wccftech