Las dos compañías reconfiguran los términos de su colaboración estratégica mientras crece la competencia y la presión por definir el acceso a la próxima generación de modelos de inteligencia artificial.
OpenAI y Microsoft están atravesando un momento crítico en su relación. Según informa el Financial Times, ambas empresas estarían inmersas en una “negociación compleja” que podría redefinir no solo el reparto de participaciones en la nueva estructura de OpenAI, sino también el acceso de Microsoft a los futuros desarrollos tecnológicos de la compañía liderada por Sam Altman.
El contexto es clave: Microsoft ha invertido más de 13.000 millones de dólares en OpenAI desde 2019, y su infraestructura Azure ha sido el principal motor de distribución de sus modelos de lenguaje. Sin embargo, el reciente anuncio de OpenAI de convertirse en una corporación de beneficio público con fines de lucro, manteniendo el control en su junta sin ánimo de lucro, ha tensado la relación entre ambas partes.
¿Qué está en juego?
Según las fuentes del FT, el punto central de la negociación es cuánta participación accionarial obtendrá Microsoft en la nueva entidad con fines de lucro. Pero el alcance del diálogo es más amplio. Microsoft estaría considerando renunciar a parte de su equity si eso le garantiza acceso preferente a los desarrollos de OpenAI más allá de 2030, fecha en la que expira su actual acuerdo marco.
Este acceso a largo plazo no es un detalle menor. La evolución de los modelos GPT, las capacidades agenticas y el proyecto de infraestructura Stargate de OpenAI son considerados estratégicos para el futuro de las aplicaciones empresariales en IA, y Microsoft quiere asegurarse de no quedar fuera del círculo de influencia.
De colaboración a competencia silenciosa
La negociación ocurre en un clima de creciente tensión competitiva. OpenAI ha reforzado su negocio directo con empresas, ofreciendo su API y herramientas avanzadas como ChatGPT Enterprise, mientras que Microsoft impulsa sus propios productos Copilot basados en esa tecnología. Aunque técnicamente siguen siendo socios estratégicos, el solapamiento entre sus ofertas es cada vez más evidente.
A esto se suma el desarrollo de Stargate, un ambicioso centro de datos para entrenar modelos de IA a gran escala que, según algunas fuentes, podría operar con una autonomía creciente respecto a la infraestructura de Azure. Esto ha llevado a Microsoft a reevaluar los términos de su dependencia tecnológica.
¿Un nuevo modelo de relación para la IA corporativa?
El caso Microsoft-OpenAI ejemplifica los desafíos de equilibrar inversión, control e independencia en el emergente sector de la inteligencia artificial generativa. A medida que los modelos evolucionan y las barreras de entrada se elevan, tener acceso anticipado —y legalmente garantizado— a los sistemas más avanzados será una ventaja competitiva clave.
Por ahora, no hay confirmación oficial de los detalles, pero la renegociación marcará un precedente importante: las grandes tecnológicas están redibujando los límites de la colaboración en un entorno donde el valor de los modelos no está solo en su rendimiento, sino en quién puede usarlos, cómo y cuándo.
Fuente: Techcrunch y r