Intel vs. TSMC: el fichaje de Wei-Jen Lo abre una guerra legal por el talento y los 2 nm

Intel se ha colocado en el centro del huracán tras respaldar públicamente a Wei-Jen Lo, antiguo alto ejecutivo de TSMC, ahora demandado por la fundición taiwanesa por presunta apropiación de secretos industriales. El caso llega en el peor (o mejor) momento posible: plena carrera por los nodos de 2 nm, guerra por el talento en Arizona y una industria que vive de forma obsesiva cada salto litográfico.

Qué ha pasado exactamente

TSMC presentó una demanda ante el Tribunal de Propiedad Intelectual y Comercial de Taiwán contra Wei-Jen Lo, ex vicepresidente sénior responsable de parte del roadmap de procesos avanzados (5 nm, 3 nm y 2 nm). Lo se retiró oficialmente de TSMC a finales de julio, pero poco después trascendió que se incorporaba a Intel.

Según la investigación abierta en Taiwán, Lo está siendo investigado bajo la Ley de Seguridad Nacional después de que se alegara que habría salido de la empresa con más de 80 cajas de datos y documentación relacionada con procesos avanzados, además de haber solicitado a subordinados sesiones informativas detalladas justo antes de su marcha.

TSMC sostiene que se han vulnerado:

  • El contrato de empleo firmado con la compañía.
  • El acuerdo de no competencia.
  • Las obligaciones de confidencialidad y protección de secretos industriales previstas en la normativa taiwanesa.

La respuesta de Intel: “No hay mérito en la demanda”

Apenas dos días después de hacerse pública la demanda, el nuevo CEO de Intel, Lip-Bu Tan, envió un memorando interno a la plantilla en el que calificaba las acusaciones como “sin mérito” y aseguraba que Lo cuenta con el “apoyo total” de la compañía.

En ese mismo mensaje, Tan confirmó que Wei-Jen Lo se integrará en el grupo de fabricación y en el negocio de packaging avanzado, dos áreas clave en la estrategia IDM 2.0 de Intel para recuperar liderazgo tecnológico y posicionarse también como foundry de referencia para terceros.

Intel insiste, además, en que dispone de políticas y controles estrictos que prohíben de forma expresa el uso de información confidencial de terceros: cláusulas de compliance, formación interna y revisiones legales destinadas precisamente a evitar que el fichaje de talento procedente de rivales se traduzca en un trasvase ilegal de know-how.

Un caso especialmente sensible: la guerra por los 2 nm

La disputa no se produce en el vacío. Llega justo cuando:

  • TSMC avanza sus nodos N2 y N2P, clave para futuras generaciones de chips de Apple, NVIDIA y otros gigantes.
  • Intel prepara la producción de sus procesos 18A y siguientes en Arizona, con el objetivo declarado de volver a “liderar la carrera de los transistores” antes de 2030.

En paralelo, medios taiwaneses y analistas apuntan a una agresiva campaña de captación de talento por parte de Intel en Arizona, ofreciendo salarios un 20–30 % más altos y cargas de trabajo supuestamente menores para fichar ingenieros de TSMC en EE. UU.

En ese contexto, el fichaje de Lo no es un movimiento cualquiera:

  • Pasó 18 años en Intel antes de unirse a TSMC en 2004.
  • En TSMC acabó supervisando parte de la hoja de ruta de procesos avanzados, incluidos 5 nm, 3 nm y 2 nm.

Su regreso a Intel, precisamente para trabajar en fabricación y packaging, se percibe como un intento de reforzar la disciplina industrial interna con alguien que ha visto desde dentro cómo opera la foundry líder del mundo.

¿Dónde acaba la experiencia y empieza el secreto industrial?

El caso de Wei-Jen Lo reabre un debate clásico en la industria de los semiconductores, pero con esteroides:

  • Libertad de trabajo y movilidad del talento. Directivos y ingenieros de alto nivel suelen pasar por varias empresas a lo largo de su carrera. Esa movilidad ha sido históricamente una de las claves de la innovación en Silicon Valley y en Asia.
  • Propiedad intelectual y seguridad nacional. Cuando lo que está en juego son procesos de 2 nm y capacidades críticas para supercomputación y defensa, los gobiernos empiezan a ver estos movimientos con otros ojos. Taiwán ya ha endurecido su vigilancia sobre fugas de secretos industriales hacia rivales o socios de otros países.

La línea roja legal suele estar en el uso de documentación, diseños, datos de proceso o software que pertenecen a la empresa de origen. La experiencia personal, el conocimiento general del sector o habilidades de gestión no son en sí mismos secreto industrial.

El problema es que en nodos tan avanzados, el “cómo” exacto —parámetros de proceso, recetas de litografía, integración de materiales, flujos de packaging 3D— es precisamente donde reside gran parte de la ventaja competitiva. Y separar eso de la experiencia acumulada de un ejecutivo sénior no siempre es evidente.

Más allá de Lo: lo que se juega la industria

Lo que decidan los tribunales en este caso puede marcar tendencia en varios frentes:

  1. Contratos de no competencia más duros. Si TSMC logra imponer restricciones severas a un ex directivo de este nivel, otras foundries y diseñadores de chips podrían reforzar aún más las cláusulas de no competencia y confidencialidad para perfiles clave.
  2. Mayor escrutinio regulatorio. Ya hay investigaciones en Taiwán bajo la Ley de Seguridad Nacional por filtraciones de tecnología de 2 nm; un fallo adverso podría animar a otros países a seguir la misma vía en defensa de sus campeones nacionales.
  3. Impacto en la guerra de talento. Si la línea legal se desplaza, empresas como Intel, Samsung o Rapidus podrían encontrar más difícil fichar ingenieros procedentes de TSMC sin exponerse a litigios largos y costosos.
  4. Mensajes hacia clientes y mercados. El respaldo público de Intel a Lo, y la contundencia de TSMC al llevar el caso a los tribunales, son también gestos hacia inversores y clientes: cada uno quiere demostrar que controla su tecnología crítica y que no tolerará movimientos que pongan en riesgo su futuro.

Un conflicto legal… y profundamente simbólico

Más allá de quién tenga razón en los tribunales, el caso de Wei-Jen Lo se ha convertido en un símbolo de la fase actual de la industria:

  • Nodos de 2 nm y packaging 3D como nuevo campo de batalla.
  • Competencia feroz entre foundries y diseñadores por controlar toda la cadena, desde la arquitectura hasta la fabricación.
  • Estados que miran de cerca cada movimiento de talento como potencial riesgo estratégico.

Si Intel logra mantener a Lo en su cúpula de fabricación sin consecuencias legales graves, el mensaje será que la movilidad sigue siendo posible, siempre que se respeten ciertas líneas rojas formales. Si, por el contrario, los tribunales dan la razón a TSMC, podríamos entrar en una era de restricciones mucho más agresivas al movimiento de directivos y expertos entre gigantes del chip.

En cualquier caso, el litigio promete ser largo y complejo, y todos —clientes, inversores y gobiernos— estarán mirando con lupa. Porque lo que se dirime aquí no es solo el futuro laboral de un directivo, sino cómo se moverá el conocimiento estratégico de una industria que se ha vuelto crítica para la economía y la geopolítica mundial.

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