La aerolínea española apuesta por Amazon Web Services para revolucionar su operativa con inteligencia artificial, pero expertos critican la dependencia de una tecnológica extranjera existiendo alternativas europeas consolidadas
Iberia ha anunciado un ambicioso acuerdo con Amazon Web Services (AWS) como proveedor principal de servicios en la nube, en el marco de su transformación digital. La compañía aérea ha migrado por completo su infraestructura a la nube de AWS y ha desplegado múltiples soluciones basadas en inteligencia artificial generativa, big data y automatización operativa, con resultados que ya se traducen en eficiencia, reducción de errores y nuevas experiencias para el cliente.
La migración ha incluido más de 1.600 servidores, más de 1.200 bases de datos y más de 570 aplicaciones, incluyendo Iberia.com. Además, Iberia ha creado una plataforma de datos en tiempo real basada en servicios como Amazon SageMaker, con la que gestiona millones de operaciones diarias y ha desarrollado más de 50 modelos de IA.
La cara oculta del progreso: dependencia tecnológica fuera de Europa
Sin embargo, esta apuesta tecnológica ha despertado críticas desde diversos sectores que alertan sobre la creciente dependencia de empresas estadounidenses para procesos críticos en empresas estratégicas europeas. Expertos en soberanía digital señalan que, aunque AWS ofrece una infraestructura sólida y capacidades punteras en IA, Europa dispone de múltiples alternativas capaces de ofrecer soluciones avanzadas con mayor control sobre los datos y cumplimiento normativo más ajustado al marco europeo.
«Es preocupante que una compañía nacional como Iberia, con un papel estratégico en conectividad e infraestructuras, delegue su operativa digital en un proveedor estadounidense, teniendo opciones europeas plenamente competitivas», señala un analista del sector cloud. «En Europa existen proveedores de nube y servicios IA como OVHcloud, Stackscale (Grupo Aire), Acens, Hetzner, Scaleway o ArubaCloud, capaces de ofrecer soluciones escalables, seguras y en cumplimiento estricto del RGPD».
Riesgos de jurisdicción y privacidad
Uno de los argumentos clave que esgrimen los defensores del cloud europeo es la cuestión de la jurisdicción legal. A pesar de que Iberia ha anunciado que parte de sus cargas se han migrado a la región AWS Europa (España), al tratarse de una empresa americana, AWS sigue estando sujeta a normativas extraterritoriales como el Cloud Act de EE. UU., que podría comprometer la confidencialidad de determinados datos bajo ciertas condiciones legales.
Frente a este escenario, voces del sector reclaman un mayor compromiso de las grandes empresas europeas con el ecosistema tecnológico local. «Invertir en proveedores europeos no solo impulsa la innovación en nuestro territorio, también garantiza un mayor control sobre tecnologías críticas, especialmente en un momento en que la IA y la gestión de datos son cuestiones de soberanía económica y política», destacan desde una consultora en transformación digital.
El equilibrio entre innovación y autonomía
No se cuestiona que Iberia esté logrando hitos tecnológicos destacados: asistentes virtuales basados en Amazon Bedrock, análisis de sentimiento, mantenimiento predictivo y una plataforma de datos con capacidad de procesar hasta 2 TB diarios. La colaboración con AWS ha permitido modernizar su infraestructura a una velocidad récord, con mejoras operativas tangibles como la reducción de errores en un 38 % o un despliegue de actualizaciones de código diez veces más rápido.
No obstante, la reflexión está servida: ¿debería una compañía emblemática como Iberia liderar su revolución tecnológica de la mano de un gigante extranjero, o mirar más hacia un modelo híbrido o europeo que refuerce la resiliencia, independencia y competitividad de la industria tecnológica continental?
En un momento donde la Unión Europea impulsa regulaciones como el Data Act, el AI Act y promueve proyectos como GAIA-X, resulta cada vez más importante que empresas clave en sectores estratégicos como el transporte o la energía acompañen ese esfuerzo con decisiones tecnológicas alineadas con los intereses europeos a largo plazo. La innovación no debería estar reñida con la autonomía.