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Clasificación de la Información: blindar los datos desde su origen

Empresas, instituciones y profesionales se enfrentan a un nuevo paradigma digital donde la seguridad empieza por saber qué proteger. La clasificación de la información se consolida como pilar clave en la estrategia de ciberseguridad y cumplimiento normativo.

En un entorno digital cada vez más complejo y expuesto a riesgos, la clasificación de la información se ha convertido en una de las primeras líneas de defensa para salvaguardar los activos más valiosos de una organización: los datos.

Lejos de tratarse de una mera formalidad, la clasificación establece un marco organizado que permite identificar la información crítica, aplicar medidas proporcionales de protección y garantizar el cumplimiento de normativas nacionales e internacionales. En esencia, responde a una pregunta sencilla pero crucial: ¿qué información tengo, cuánto vale y qué riesgos implica su exposición?

¿Qué implica clasificar la información?

La clasificación de la información consiste en asignar niveles de sensibilidad a los datos que maneja una organización, basándose en el impacto potencial que tendría su pérdida, acceso no autorizado, modificación o divulgación.

Este proceso no solo se centra en documentos; también abarca correos electrónicos, bases de datos, sistemas de almacenamiento, backups, comunicaciones internas, registros de clientes y datos operativos.

Se trata de una práctica contemplada en normas como:

  • ISO/IEC 27001: Sistema de Gestión de la Seguridad de la Información.
  • Esquema Nacional de Seguridad (ENS) en España.
  • NIST SP 800-60 y otros estándares internacionales para entornos gubernamentales y corporativos.

Niveles de clasificación típicos

Aunque pueden variar según el sector o país, los esquemas suelen incluir:

  • Información Pública: No requiere protección especial. Puede ser difundida sin restricción.
  • Información Interna / Uso interno: Apta solo para empleados o colaboradores. Su exposición puede dañar procesos o reputación.
  • Información Confidencial: Requiere estrictos controles de acceso. Incluye datos de clientes, contratos, estrategias, etc.
  • Información Secreta / Crítica: Su exposición puede causar daños económicos o legales graves. A menudo, está cifrada, replicada y con acceso restringido a un grupo mínimo.

Cada nivel define controles específicos de protección, como cifrado, acceso basado en roles (RBAC), autenticación multifactor (MFA), registro de auditoría, retención temporal o destrucción segura.

Más allá del cumplimiento: una necesidad estratégica

  1. Evitar fugas de datos: La mayoría de filtraciones accidentales se deben a un mal manejo de datos sensibles no identificados como tales.
  2. Cumplir regulaciones: RGPD, LOPDGDD, HIPAA, PCI-DSS, ISO 27001 o ENS imponen obligaciones de protección que solo pueden cumplirse clasificando correctamente los datos.
  3. Optimizar recursos: Aplicar medidas de seguridad genéricas a toda la información por igual resulta ineficiente. Clasificar permite focalizar esfuerzos donde más se necesita.
  4. Facilitar auditorías y continuidad de negocio: Una clasificación clara permite responder mejor ante auditorías externas, responder a incidentes o activar planes de recuperación.
  5. Empoderar a los empleados: La clasificación promueve una cultura de seguridad. Cada usuario comprende el valor de la información que gestiona y cómo debe tratarla.

¿Cómo se clasifica la información?

El proceso puede ser manual, automatizado o híbrido. Las organizaciones más avanzadas aplican soluciones tecnológicas como:

  • DLP (Data Loss Prevention): Analizan contenidos y bloquean filtraciones no autorizadas.
  • ETL y herramientas de catalogación: Indexan y etiquetan información en bases de datos y sistemas cloud.
  • Sistemas de clasificación automática basados en IA, que analizan patrones lingüísticos y metadatos para asignar etiquetas (por ejemplo, “contiene datos personales”, “documento contractual”, “IP confidencial”).

Entre los proveedores destacados se encuentran Microsoft Purview, Google Cloud DLP, Varonis, OneTrust o soluciones open source como Apache Atlas.

Ciclo de vida de la información y reclasificación

La clasificación debe mantenerse actualizada. La información cambia de estado: un documento confidencial puede volverse público tras una publicación oficial, o un correo sin valor puede contener datos personales inadvertidos.

Por ello, el modelo debe contemplar fases como:

  1. Creación / Captura
  2. Clasificación inicial
  3. Almacenamiento y protección
  4. Acceso y distribución controlada
  5. Reclasificación o actualización de nivel
  6. Retención y destrucción segura

Un buen sistema integra estas fases en los flujos de trabajo, automatiza tareas y documenta cada paso.

Casos de uso reales

  • Administraciones públicas: Obligadas por el ENS a clasificar toda la información electrónica que gestionan, incluidos expedientes, actas, bases de datos y metadatos.
  • Entidades financieras: Aplican clasificación estricta para cumplir normativas como la PSD2, la Ley de Servicios de Pago o la directiva europea MiFID II.
  • Empresas tecnológicas: Protegen propiedad intelectual, algoritmos, datos de clientes y credenciales mediante etiquetado automático y cifrado.
  • Sector sanitario: Los historiales clínicos y datos de salud deben clasificarse como «muy sensibles», de acuerdo con el RGPD y la Ley de Autonomía del Paciente.

La clasificación como catalizador del Zero Trust

En entornos donde se adopta el modelo Zero Trust, donde “nada ni nadie es confiable por defecto”, la clasificación es el cimiento que permite aplicar controles dinámicos basados en el tipo de información. Solo así se puede condicionar el acceso, el cifrado o el bloqueo según el riesgo de cada dato.

Conclusión: clasificar para proteger

En plena explosión de la inteligencia artificial, el edge computing y la hiperconectividad, las organizaciones ya no pueden improvisar con la seguridad. La clasificación de la información no es un lujo ni un coste: es una inversión estratégica que determina si una brecha será un desastre o un incidente controlado.

Como afirma el experto David Carrero, cofundador de Stackscale (Grupo Aire), “clasificar bien los datos es la base de una seguridad realista: no se puede proteger todo con el mismo nivel, pero sí todo lo importante con la protección adecuada”.

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