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China interroga a NVIDIA por supuestas puertas traseras en los chips H20 mientras crece la desconfianza tecnológica entre potencias

El regulador chino de internet exige explicaciones sobre posibles funciones de rastreo y apagado remoto en los chips de IA H20, diseñados específicamente para el mercado chino bajo las restricciones de exportación de EE. UU.

La Administración del Ciberespacio de China (CAC) ha convocado formalmente a NVIDIA tras sospechas de que sus chips H20, desarrollados específicamente para el mercado chino, podrían contener puertas traseras que comprometerían la seguridad nacional y la privacidad de los usuarios. Esta medida representa un nuevo capítulo en el creciente conflicto tecnológico entre Estados Unidos y China, donde la confianza mutua en materia de hardware crítico se encuentra en mínimos históricos.

Los chips H20 de NVIDIA, basados en la arquitectura Hopper, fueron diseñados para cumplir con los límites impuestos por las sanciones estadounidenses, ofreciendo una potencia de cálculo limitada pero adaptada a las necesidades de los desarrolladores de inteligencia artificial chinos. Su venta había sido inicialmente prohibida por EE. UU., en medio de temores de que esta tecnología pudiera ser utilizada con fines militares por parte del gobierno chino. Sin embargo, tras negociaciones, Washington levantó discretamente la prohibición, permitiendo la reanudación de las exportaciones.

Pero la desconfianza se ha mantenido. El 31 de julio de 2025, el organismo regulador chino exigió a NVIDIA una explicación detallada y documentación técnica que aclare si los chips H20 incluyen mecanismos que permitan:

  • Rastreo de ubicación
  • Desactivación remota del sistema
  • Recolección de datos de forma oculta

El requerimiento se apoya en las leyes chinas de Ciberseguridad, Seguridad de los Datos y Protección de la Información Personal, que obligan a revisar cualquier tecnología extranjera que pueda suponer una amenaza para la infraestructura digital nacional.

Según el comunicado oficial de la CAC:

«Recientemente se han expuesto problemas graves de seguridad en los chips de cómputo de NVIDIA. Legisladores estadounidenses ya habían solicitado que los chips avanzados exportados incluyan capacidades de rastreo. Expertos en inteligencia artificial de EE. UU. han confirmado que los chips de NVIDIA incorporan tecnologías maduras de localización, seguimiento y apagado remoto. Para proteger la seguridad de red y de datos de los usuarios chinos, se ha solicitado a NVIDIA que aclare estos riesgos y presente documentación técnica sobre los chips H20».

Un problema sin fronteras: ¿quién puede poner una puerta trasera?

Este incidente reabre una cuestión fundamental que trasciende cualquier conflicto geopolítico: ¿quién controla realmente la tecnología que utilizamos? Tanto China como EE. UU. han sido acusados en el pasado de exigir puertas traseras o funcionalidades ocultas en equipos tecnológicos exportados, en nombre de la seguridad nacional o el control estratégico.

Mientras Estados Unidos ha alertado sobre la posibilidad de que fabricantes chinos como Huawei o TikTok estén al servicio del Partido Comunista, ahora es China quien acusa a NVIDIA de potencialmente comprometer la soberanía digital del país. En ambos casos, el denominador común es la opacidad de los sistemas y la dificultad para verificar de forma independiente si existen funciones ocultas de vigilancia o control remoto.

David Carrero, experto en infraestructura cloud y cofundador de Stackscale (Grupo Aire), comenta:

“En este tipo de disputas, nadie está completamente libre de sospechas. El hardware moderno es tan complejo que resulta casi imposible garantizar al 100 % que no hay funciones ocultas. Lo preocupante es que la presión geopolítica puede convertir las tecnologías críticas en armas invisibles.”

El dilema de la confianza tecnológica

La creciente desconfianza está llevando a muchos países a desarrollar soluciones soberanas o exigir transparencia absoluta en los diseños de chips y software. Sin embargo, cuando los fabricantes están sometidos a legislaciones nacionales que pueden imponer requisitos secretos —como la Ley de Seguridad Nacional de EE. UU. o la Ley de Inteligencia Nacional china— el problema se convierte en un callejón sin salida.

La propuesta de Chip Security Act en EE. UU., que obligaría a que los chips exportados incluyan capacidades similares al GPS para permitir el seguimiento, es un claro ejemplo de cómo la ciberseguridad y la geopolítica se entrelazan cada vez más en el terreno del silicio.

En este contexto, la exigencia china a NVIDIA puede entenderse tanto como una legítima preocupación de soberanía digital como una jugada política para frenar la dependencia tecnológica de proveedores extranjeros. Lo que está claro es que, a medida que la IA y los chips avanzados se convierten en pilares del poder global, la confianza tecnológica se ha convertido en un bien escaso.

Y mientras se debate si los H20 de NVIDIA tienen realmente una puerta trasera o si es solo una disputa geopolítica más, la gran pregunta persiste: ¿es posible construir tecnología sin tener que fiarse a ciegas de quien la fabrica?

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