La pugna entre Estados Unidos y China por el liderazgo tecnológico e industrial tiene un nuevo capítulo: la energía que alimenta la revolución digital. La Data Center Coalition, que agrupa a gigantes como Microsoft, Amazon y Google, ha enviado una carta al secretario del Tesoro, Scott Bessant, para reclamar que se mantengan los subsidios a la energía eólica y solar. El motivo es claro: sin renovables baratas y abundantes, el crecimiento exponencial del sector de los centros de datos —y en particular, de la inteligencia artificial— podría frenarse en seco.
Una industria hambrienta de electricidad
La digitalización global ha convertido a los centros de datos en auténticas “fábricas de electricidad”. Solo los grandes hiperescalares estadounidenses contrataron en 2024 más de 48 GW de energía limpia, lo que supone un 66,4 % más que el año anterior, según datos sectoriales. Los contratos PPA (Power Purchase Agreements) firmados por Meta, Google o Amazon incluyen instalaciones solares de centenares de megavatios en Texas, Oklahoma o Misisipi.
El trasfondo de este apetito energético es la era de la IA, que multiplica por varios órdenes de magnitud la demanda eléctrica. Un solo clúster de GPUs de última generación puede consumir lo mismo que una ciudad mediana. “Cualquier freno regulatorio que ralentice el despliegue de nueva generación impacta directamente en nuestra capacidad de atender la demanda eléctrica de mañana”, advirtió la coalición en su misiva.
El giro de la administración Trump
El problema para las tecnológicas es que la administración de Donald Trump ha decidido revisar de raíz los incentivos verdes. Dentro del paquete legislativo conocido como Big Beautiful Bill, se prevé:
- Un impuesto del 50 % a los proyectos eólicos finalizados después de diciembre de 2027, salvo que demuestren no utilizar componentes chinos.
- Un impuesto del 30 % para las instalaciones solares en idénticas condiciones.
- La eliminación de créditos fiscales para proyectos de más de 1,5 MW que superen el umbral del “puerto seguro” del 5 %.
De aplicarse sin excepciones, más de 100.000 millones de dólares en inversiones planificadas y hasta 6 GW de proyectos podrían verse afectados.
Trump justifica su decisión alegando que las renovables son caras, intermitentes y dependientes de cadenas de suministro extranjeras, lo que amenaza la estabilidad de la red eléctrica. Sin embargo, estudios independientes contradicen esta visión.
Renovables más baratas que el carbón
El último informe Coal Cost Crossover 3.0 de Energy Innovation es contundente: el 99 % de las plantas de carbón de EE. UU. son hoy más caras de mantener que construir nueva capacidad solar o eólica. En tres cuartas partes de los casos, la diferencia de costes supera el 30 % a favor de las renovables.
La Inflation Reduction Act (IRA) reforzó esta tendencia al ampliar los créditos fiscales y los mecanismos de financiación para sustituir centrales fósiles por proyectos limpios. El informe estima que la sustitución local de plantas de carbón por renovables podría generar 589.000 millones de dólares de inversión en comunidades energéticas y hasta 137 GW de baterías de respaldo de cuatro horas.
Riesgo de perder la ventaja frente a China
El debate trasciende la política energética. La Data Center Coalition advierte de que, si EE. UU. recorta sus incentivos, China podría adelantar a Washington en la carrera de la energía limpia aplicada a la IA. El gigante asiático lleva años impulsando una cadena de suministro nacional para paneles solares, turbinas eólicas y baterías, con precios cada vez más competitivos.
Para las tecnológicas estadounidenses, que necesitan asegurar electricidad barata y estable para alimentar sus nubes globales, la continuidad de los subsidios supone un factor estratégico. “El riesgo no es solo económico, sino geopolítico: perder capacidad de producción renovable frente a China nos debilitaría en la competencia tecnológica”, señalan fuentes del sector.
Una transición con tensiones
La paradoja es que, mientras el Gobierno critica los subsidios, las propias comunidades locales podrían ser grandes beneficiarias de la transición. El despliegue de renovables en zonas carboneras permitiría mantener ingresos fiscales y crear empleo, utilizando las infraestructuras de red ya existentes.
Pero la incertidumbre regulatoria amenaza con frenar inversiones multimillonarias. Muchos desarrolladores se plantean retrasar proyectos hasta conocer el desenlace de la negociación entre la administración Trump, el Tesoro y las grandes compañías tecnológicas.
Perspectivas para 2025 y más allá
Todo apunta a que 2025 será un año decisivo. Si el Congreso mantiene los recortes, EE. UU. podría ver cómo se ralentiza la entrada de nueva capacidad renovable justo cuando más falta hace para sostener el auge de la inteligencia artificial y de los servicios digitales.
Los defensores de las energías limpias recuerdan que no se trata solo de una cuestión de competitividad empresarial, sino también de salud pública, medioambiente y resiliencia de la red. Con el carbón y el gas perdiendo atractivo económico, y con la presión climática aumentando, la pregunta es si EE. UU. está dispuesto a renunciar a una ventaja que hasta ahora le ha permitido liderar el sector tecnológico mundial.
Preguntas frecuentes
¿Qué es la Data Center Coalition?
Es una organización que agrupa a los principales operadores de centros de datos de EE. UU., como Microsoft, Amazon y Google, para defender intereses comunes ante la administración.
¿Por qué los centros de datos dependen tanto de las renovables?
Porque su consumo eléctrico es masivo y creciente debido al auge de la inteligencia artificial. Las renovables ofrecen precios más competitivos y contratos a largo plazo que aseguran estabilidad.
¿Qué impacto tendría la eliminación de subsidios?
Podría frenar inversiones por más de 100.000 millones de dólares en proyectos eólicos y solares, ralentizando la transición energética y aumentando la dependencia del gas y el carbón.
¿Son realmente más baratas las renovables que los combustibles fósiles?
Sí. Según Coal Cost Crossover 3.0, el 99 % de las plantas de carbón en EE. UU. son más caras de operar que sustituirlas por nueva capacidad solar o eólica.
vía: datacenterdynamics