La llegada y expansión de los centros de datos de Amazon Web Services (AWS) en Aragón sitúa a la comunidad en el epicentro de la revolución tecnológica en España. Sin embargo, la magnitud de este proyecto plantea importantes retos energéticos, ambientales y logísticos que transformarán profundamente la región en la próxima década.
Un consumo energético descomunal
El reciente Plan de Interés General para Aragón (PIGA) aprobado por el gobierno autonómico allana el camino para la ampliación de los centros de datos de AWS en la región. Este plan contempla la construcción de cinco nuevas instalaciones que se sumarán a los tres centros ya operativos en Villanueva de Gállego, Huesca y El Burgo de Ebro.
Cuando estén plenamente operativos, estos centros consumirán aproximadamente 10.800 GWh anuales, una cifra que supera el consumo energético total de Aragón en 2023, que fue de 9.679 GWh, según Red Eléctrica. En términos prácticos, esto significa que Amazon duplicará el consumo eléctrico de la comunidad autónoma.
La ampliación incluye dos nuevos centros en Villanueva de Gállego, con consumos estimados de 756 GWh y 2.775 GWh. En El Burgo de Ebro, la instalación existente triplicará su consumo hasta alcanzar 3.279 GWh, mientras que el nuevo centro en Huesca añadirá 2.270 GWh al total. La magnitud de estos números ha desatado un debate sobre la sostenibilidad energética y la compatibilidad con los objetivos de transición verde de Aragón.
Energía renovable y sostenibilidad
Aragón es uno de los líderes en generación de energía renovable en España. En 2023, la provincia de Zaragoza generó 16.145 GWh, de los cuales el 60% provino de fuentes eólicas y solares. Sin embargo, la capacidad de generación renovable no implica que el desafío sea menor. El enorme incremento de la demanda exigirá la ampliación de subestaciones eléctricas y la construcción de nuevas infraestructuras para garantizar el suministro.
AWS ha asegurado que sus centros de datos operarán con electricidad 100% renovable desde su apertura en 2022. Además, la compañía se ha comprometido a ser positiva en consumo hídrico para 2030, mediante la implementación de sistemas de reciclado de agua. No obstante, estas promesas de sostenibilidad han generado escepticismo, especialmente debido a la escala de los recursos necesarios para sus operaciones.
El desafío del agua
El impacto hídrico es otro punto crítico del proyecto. Se estima que los nuevos centros de datos requerirán 750.000 m³ de agua al año para sus sistemas de refrigeración. Aunque Amazon asegura que esta agua se reutiliza y regresa a la red tras su uso, el incremento en la demanda preocupa a municipios como Villanueva de Gállego, donde el consumo hídrico podría quintuplicarse.
AWS ha anunciado que implementará un sistema avanzado de reciclaje de agua para 2027, pero hasta entonces, la presión sobre los recursos hídricos será significativa. Este factor fue determinante en la reciente cancelación de un proyecto similar en Lleida, lo que subraya la sensibilidad de estas infraestructuras respecto al acceso al agua.
Un impulso económico sin precedentes
A pesar de los desafíos, el proyecto promete una inversión histórica de 15.750 millones de euros en Aragón durante los próximos diez años. De esta cifra, 3.000 millones se destinarán a la construcción de los nuevos centros entre 2026 y 2028. La inversión incluye también la ampliación de redes de fibra óptica y subestaciones eléctricas.
AWS estima la creación de 17.500 empleos anuales, de los cuales el 40% (6.800) permanecerán en Aragón. Sin embargo, no se ha especificado cuántos de estos empleos serán directos o indirectos, lo que deja abierta la pregunta sobre el impacto real en el mercado laboral local.
Aragón, entre la oportunidad y el desafío
El proyecto de AWS sitúa a Aragón como un actor clave en la economía digital de España y Europa, consolidando su posición como un hub tecnológico de referencia. Sin embargo, el costo ambiental y social del proyecto plantea interrogantes cruciales sobre sostenibilidad y equidad en el uso de los recursos.
El reto ahora para Aragón no solo será gestionar el impacto energético e hídrico, sino también garantizar que los beneficios económicos del proyecto se traduzcan en desarrollo sostenible y bienestar para sus ciudadanos. Este equilibrio será clave para que la región lidere la transformación digital sin comprometer su futuro ambiental.