El Formato de Documento Abierto (ODF) cumple dos décadas como estandarte de interoperabilidad y libertad digital frente al dominio de formatos cerrados como DOCX, PAGES o Google Docs
En mayo de 2025 se cumplen 20 años de la aprobación del OpenDocument Format (ODF) como estándar abierto para documentos de oficina. Promovido por el consorcio OASIS e impulsado por iniciativas como LibreOffice, este formato ha sido clave para garantizar que gobiernos, empresas y ciudadanos no dependan exclusivamente de herramientas propietarias como Microsoft Office, Apple iWork o Google Docs.
The Document Foundation, entidad detrás de LibreOffice, ha recordado la relevancia de este hito: “ODF representa el derecho de los usuarios a poseer sus documentos, sin que el acceso esté condicionado al uso de una aplicación concreta o a una suscripción”.
De XML a la estandarización ISO
El origen del ODF se remonta a 2002, cuando el equipo de OpenOffice.org, respaldado por Sun Microsystems, comenzó a desarrollar un formato abierto basado en XML. La primera versión fue aprobada por OASIS en 2005 y, al año siguiente, recibió el estatus de estándar internacional bajo la norma ISO/IEC 26300.
Desde entonces, el formato se ha mantenido actualizado, con versiones como la 1.2 (2011) y la 1.3 (2020), que introdujo mejoras como la firma digital, cifrado robusto y nuevos esquemas de trazabilidad de cambios.
Comparativa técnica: ODF frente a otros formatos actuales
A lo largo de estas dos décadas, ODF ha convivido con múltiples formatos propietarios. Aunque DOCX es el más extendido, Apple, Google y otras suites ofimáticas también han establecido sus propios estándares cerrados.
Comparativa entre ODF y los principales formatos ofimáticos actuales
Característica | ODF (.odt, .ods, .odp) | DOCX/XLSX/PPTX | Apple PAGES/NUMBERS/KEY | Google Docs/Sheets/Slides |
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Organismo promotor | OASIS / ISO | Microsoft / ECMA / ISO | Apple Inc. | |
Estándar ISO | ISO/IEC 26300 | ISO/IEC 29500 | No estandarizado | No estandarizado |
Abierto o cerrado | Abierto y libre | Semiabierto, con limitaciones | Cerrado | Cerrado (formato interno) |
Formato base | XML + ZIP | XML + ZIP | Binario + XML | JSON/XML interno en la nube |
Interoperabilidad | Alta entre suites abiertas | Limitada fuera de MS Office | Muy limitada | Nula sin exportación |
Soporte multiplataforma | Muy amplio | Alto | Exclusivo de Apple | Requiere conexión web |
Longevidad y archivado | Alto valor archivístico | Condicionado por MS | Baja compatibilidad a largo plazo | Riesgos por dependencia en la nube |
Licencia de uso | Libre, sin restricciones | Bajo patentes y condiciones | Bajo licencia de Apple | Condiciones sujetas a cuenta Google |
La posición de ODF en las administraciones públicas
Numerosos gobiernos han adoptado ODF como formato preferente para sus comunicaciones y archivo electrónico:
- Alemania y Francia lo recomiendan en sus directrices de interoperabilidad.
- Brasil, Sudáfrica y Taiwán han legislado su uso en la administración pública.
- La Unión Europea lo reconoce como un formato esencial para la portabilidad de documentos.
- Reino Unido y Países Bajos han incluido ODF en sus políticas de neutralidad tecnológica.
En contraste, muchos de estos países también enfrentan presiones de interoperabilidad con entornos como Google Workspace o Microsoft 365, donde los formatos ODF suelen sufrir pérdidas de formato al exportarse o abrirse.
¿Por qué sigue siendo relevante ODF?
A pesar del dominio de formatos cerrados, ODF mantiene una serie de ventajas únicas:
- Soberanía digital: permite que los gobiernos y usuarios tengan pleno control sobre sus datos.
- Conservación a largo plazo: ideal para archivos históricos y documentación legal.
- Auditable: cualquier desarrollador puede examinar su estructura.
- Accesible y multiplataforma: compatible con LibreOffice, OnlyOffice, Calligra, Google Docs (limitado) y parcialmente en Microsoft Office.
- Licencia libre: sin restricciones ni cláusulas ocultas.
Retos del presente: nube, dependencia y compatibilidad
Uno de los mayores desafíos para ODF es la ubicuidad de suites en la nube como Google Docs o Microsoft 365. Estas herramientas emplean formatos propietarios que dificultan el uso transparente de estándares abiertos, especialmente en entornos educativos o laborales.
Además, aunque Microsoft Office permite abrir y guardar archivos ODF, la compatibilidad sigue siendo parcial y en ocasiones introduce errores de formato, lo que desincentiva su adopción en el ámbito empresarial.
Lo que viene: ODF 1.4 y más allá
Actualmente, la versión 1.4 de ODF se encuentra en desarrollo, con especial foco en:
- Mejoras en interoperabilidad multimedia
- Integración con formatos modernos de vídeo y audio
- Refuerzo de la firma digital
- Compatibilidad más robusta con herramientas en la nube
También se debate sobre cómo adaptar el formato a nuevas realidades, como los documentos colaborativos en tiempo real o el uso de IA generativa.
Conclusión: un estándar que sigue marcando la diferencia
En un mundo dominado por soluciones cerradas y servicios en la nube que difuminan los límites del control del usuario sobre sus propios archivos, el ODF representa una alternativa clara: la del software libre, la transparencia y el derecho a decidir cómo guardar y compartir nuestra información.
Dos décadas después de su creación, ODF sigue demostrando que es posible construir tecnologías centradas en el usuario y no en el beneficio exclusivo de los grandes proveedores. Su evolución, aunque silenciosa, continúa siendo esencial para una sociedad digital verdaderamente abierta.