Debido a la pandemia este año parece que el mundo se ha detenido por completo. Y es que solo en el segundo trimestre del año actual, el PIB de España cayó hasta un 21,5% si lo comparamos con el mismo trimestre de 2019. Parece que ahora estamos viendo un poco la luz de tunel, aunque aún sigue habiendo mucha incertidumbre, sobre todo en el sector empresarial. Es por esto que el grupo Vector ITC ha querido estudiar el impacto de la aceleración digital en la nueva era de bajo contacto.
Antes de la llegada de la COVID-19 el mundo ya se encontraba en un proceso de cambio trascendental impulsado por los avances tecnológicos, pero la crisis ha ayudado a abrir los ojos a aquellos que aún eran reticentes a los avances que las nuevas tecnologías podían aportar. Hoy en día, las empresas intentan asumir un entorno de nueva normalidad reinventándose constantemente para poder ofrecer sus productos y servicios de la manera más segura. Un mayor uso y aceptación de las nuevas tecnologías es imprescindible para el reinicio tecnológico.
La situación de aislamiento físico ha causado una mayor apertura digital. Gracias a la posibilidad de tener un ecosistema digital impulsado por los avances tecnológicos, la gente percibe que en esta situación no es necesario salir de su hogar para cubrir sus necesidades (comunicación, ocio, actividad física, trabajo, etc). Este nuevo paradigma ha hecho que ciertos modelos de negocio hayan experimentado un fuerte impulso. Por ejemplo, la popularización de la entrega a domicilio y el e-commerce ha sido una tabla de salvación para muchas empresas, especialmente aquellas dedicadas al comercio minorista y a la hostelería. Los fabricantes deben buscar:
- La modernización de herramientas, tecnologías y procesos que motiven a la fuerza laboral.
- Nuevos modelos de comercialización que incluyan colaboraciones tecnológicas.
- Una infraestructura digital que respalde una mayor capacidad y eficiencia empresarial.
La interdependencia, y más específicamente la dependencia de procesos analógicos, se ha planteado como un obstáculo a superar durante esta crisis. En este contexto, surge el concepto de Low Touch Economy, no solo como descripción del fenómeno de adaptación de los negocios a la situación de pandemia, para garantizar la continuidad de su actividad, sino como reflexión de cómo esa adaptación de las empresas y las personas implicará nuevos hábitos, nuevos canales, operativas y tecnologías, que ya forman parte del presente, pero sobre todo del futuro.
En esta coyuntura, la tecnología emerge como eje vertebrador de la empresa del futuro. Tanto es así que, según Spiceworks, el 76% de las empresas planean implementar cambios tecnológicos como resultado de la pandemia, y el 44% de ellas, están acelerando sus planes de transformación digital. Especialmente aquellas de mayor tamaño, que no solo cuentan con mayor capacidad de inversión, sino que además tienen procesos y cadenas de suministro más complejas.
“En este reinicio de un mundo interdependiente, veloz y complejo, será clave definir una estrategia de aceleración digital resiliente y fundamentada en tecnologías emergentes, pero sin olvidar que la tecnología (que ha pasado de ser un elemento deshumanizador al mejor método para permanecer conectados e interactuar) es la que debe adaptarse al ser humano, y no al revés”, señala Rafael Conde del Pozo, Digital & Innovation director, Vector ITC.