Elena Feltri, junto con su equipo de investigación, ha presentado una innovación revolucionaria en el campo de la tecnología médica: un transistor completamente comestible fabricado a partir de un pigmento utilizado en la pasta de dientes. Este desarrollo tiene el potencial de transformar la monitorización y tratamiento médico, particularmente en el tracto gastrointestinal (GI), mediante dispositivos que pueden ingerirse sin supervisión externa.
A medida que la carga de trabajo de los operadores sanitarios ha aumentado en los últimos años, la posibilidad de realizar pruebas directamente en el punto de atención en el tracto GI se está convirtiendo en una solución crucial para diagnósticos tempranos y tratamientos efectivos. En este contexto, la creación de dispositivos médicos seguros y comestibles abre nuevas oportunidades, especialmente para herramientas de monitorización de bajo impacto y sin la necesidad de supervisión constante.
El desafío de los componentes electrónicos comestibles
Hasta ahora, algunos componentes electrónicos comestibles, como pastas conductoras, sensores y baterías, han sido propuestos, pero la creación de semiconductores comestibles, que son esenciales para microcomponentes electrónicos activos, ha sido un desafío. Aunque ciertos colorantes utilizados en la industria alimentaria, como el beta-caroteno, mostraron propiedades semiconductoras, su rendimiento limitado y su baja estabilidad han impedido su uso en aplicaciones electrónicas comestibles.
El equipo de Feltri, sin embargo, ha propuesto el uso de la ftalocianina de cobre (CuPc), un pigmento presente en cosméticos como la pasta de dientes, como un material semiconductor viable para la fabricación de transistores comestibles. La CuPc, que ha estado presente en el mercado en productos comerciales durante más de 15 años sin efectos secundarios registrados, destaca por su estabilidad y baja toxicidad.
El futuro de los transistores comestibles
Mediante simulaciones de laboratorio y revisiones clínicas, los investigadores han demostrado que la cantidad de CuPc ingerida diariamente a través del uso de pasta de dientes es significativamente mayor que la necesaria para fabricar un transistor. Además, han logrado desarrollar un transistor de efecto de campo orgánico (OFET) completamente comestible, utilizando CuPc como semiconductor. Este dispositivo, con un bajo consumo de energía y una estabilidad operativa de más de un año, representa un gran avance hacia la creación de sistemas electrónicos comestibles para aplicaciones médicas, como píldoras inteligentes o etiquetas alimenticias.
El uso de materiales comestibles como el oro, la plata y el celulosa etílica en la fabricación de estos transistores garantiza su seguridad para la ingesta, alineándose con las normativas europeas sobre aditivos alimentarios.
Implicaciones para la salud y el futuro de la medicina
La integración de la electrónica comestible en el cuidado de la salud tiene el potencial de revolucionar la manera en que se realiza la monitorización médica. Dispositivos comestibles que puedan operar de manera segura en el tracto GI permitirán un seguimiento continuo y no invasivo, mejorando la precisión en diagnósticos y tratamientos. Este avance podría marcar el inicio de una nueva era en la medicina de precisión, en la que los dispositivos electrónicos no solo sean seguros para el cuerpo humano, sino también una parte integral del proceso de tratamiento.
vía: Advanced Science