En un giro inesperado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha pasado de exigir la dimisión inmediata del CEO de Intel, Lip-Bu Tan, a recibirlo en la Casa Blanca con honores y elogios. La reunión, celebrada junto al secretario de Comercio, Howard Lutnick, y el secretario del Tesoro, Scott Bessent, se produce en un momento crítico para el gigante estadounidense de los semiconductores, que lucha por recuperar terreno frente a TSMC y consolidarse como un pilar de la seguridad nacional.
El encuentro no fue un mero acto protocolario. En el trasfondo, se libra la guerra tecnológica entre Washington y Pekín, con un foco claro en reducir la dependencia de China en la cadena de suministro y blindar la producción de chips estratégicos. La figura de Tan había sido cuestionada por sus antiguos vínculos con empresas chinas, pero tras la cita, Trump cambió radicalmente su tono:
“Su éxito y ascenso son una historia asombrosa”, afirmó el mandatario en Truth Social, añadiendo que su gabinete trabajará junto al directivo de Intel para elaborar propuestas en los próximos días.
De la confrontación al entendimiento
Hasta hace apenas unos días, Trump acusaba a Lip-Bu Tan de estar “muy conflictuado” y reclamaba su salida inmediata. Sin embargo, los mercados reaccionaron positivamente a la reunión, con una subida en las acciones de Intel que reflejó la confianza de los inversores en que este acercamiento podría desbloquear el futuro de la compañía.
Intel atraviesa un momento decisivo: necesita ampliar su negocio de fundición, atraer clientes externos para fabricar sus chips y alcanzar economías de escala que justifiquen las inversiones millonarias en nuevas plantas y procesos avanzados. Sin esa expansión, mantener precios competitivos y recuperar el capital invertido será complicado. Tan parece seguir una estrategia similar a la impulsada por Pat Gelsinger en el pasado, pero adaptada al contexto actual de tensiones geopolíticas.
El comunicado de Intel: calma y colaboración
En respuesta a la reunión, Intel emitió un mensaje institucional en el que destacó la disposición de la compañía para trabajar con la administración Trump:
“Hoy temprano, el Sr. Tan tuvo el honor de reunirse con el presidente Trump para una conversación franca y constructiva sobre el compromiso de Intel de fortalecer el liderazgo tecnológico y manufacturero de Estados Unidos. Agradecemos el firme liderazgo del presidente para impulsar estas prioridades cruciales y esperamos colaborar estrechamente con él y su administración para restaurar esta gran empresa estadounidense.”
El papel de TSMC y la estrategia estadounidense
La lucha por el liderazgo en semiconductores no se limita a un duelo Intel–TSMC. China aspira a concentrar el 33 % de la producción mundial de chips desde su propio territorio, lo que empuja a Washington a fortalecer a sus dos grandes aliados en este sector: uno nacional (Intel) y otro extranjero (TSMC). El equilibrio entre ambos será clave para mantener el suministro seguro y competitivo frente a las empresas chinas.
La semana que viene se esperan los primeros anuncios de medidas en Intel tras esta reunión, en un contexto en el que cada decisión puede marcar la diferencia en la carrera global por el dominio tecnológico.
Preguntas frecuentes (FAQ)
1. ¿Por qué es tan importante Intel para la seguridad nacional de EE. UU.?
Porque es la única empresa estadounidense con capacidad para fabricar semiconductores lógicos de última generación en territorio nacional, un factor clave para la independencia tecnológica.
2. ¿Qué papel juega TSMC en esta estrategia?
TSMC es el mayor fabricante de chips por contrato del mundo y un socio estratégico para Estados Unidos, aunque su producción está mayoritariamente en Taiwán.
3. ¿Qué significa que Intel quiera ampliar su negocio de fundición?
Significa que Intel busca fabricar chips no solo para sus propios productos, sino también para terceros, como hace TSMC, con el fin de aumentar ingresos y aprovechar sus inversiones en fábricas.
4. ¿Podría influir esta reunión en nuevas políticas de aranceles o subvenciones?
Es posible. Trump ha mostrado disposición a usar aranceles y subsidios para proteger la producción nacional de semiconductores, lo que podría beneficiar a Intel.