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Tormenta arancelaria en la industria del almacenamiento digital: Trump desata una subida de precios global en SSD y HDD

La nueva ofensiva arancelaria del expresidente y actual candidato Donald Trump ha desatado una auténtica tormenta en el mercado global de dispositivos de almacenamiento. Con la activación de la orden ejecutiva 14257 y su anexo II, que incluye fuertes aranceles a importaciones de unidades SSD, discos duros HDD y otros productos electrónicos, Estados Unidos busca frenar la influencia china, pero los efectos colaterales podrían ser devastadores para toda la industria tecnológica.


Subidas de hasta el 145 %: golpe directo al almacenamiento

Aunque los semiconductores propiamente dichos quedan, por ahora, exentos de las nuevas tarifas, los productos que los contienen no corren la misma suerte. Las unidades de almacenamiento digital son, precisamente, uno de los blancos principales: SSD, HDD, cintas LTO, discos Blu-ray grabables y otros dispositivos serán gravados con tasas que oscilan entre el 10 % y el 145 %, dependiendo del país de origen.

Según estimaciones de Blocks & Files, los aranceles son los siguientes:

País de origenArancel aplicado a SSD/HDD
China54 % – hasta 145 % en algunos casos
Corea del Sur26 %
Japón24 %
Taiwán32 %
Vietnam46 %
Singapur10 %
Malasia24 %
Tailandia36 %
Filipinas18 %
Unión Europea18,5 %

Impacto inmediato en los gigantes del sector

Fabricantes como Western Digital, Seagate, Kioxia, Toshiba o Samsung se verán directamente afectados. Gran parte de su cadena de montaje está repartida entre Asia y otros países fuera de EE.UU., lo que convierte sus productos en objetivo de estas nuevas tarifas.

  • Seagate, por ejemplo, fabrica discos en China, Singapur y Tailandia. Un HDD producido en China podría ver su precio duplicado tras la aplicación de aranceles.
  • Kioxia, que produce SSD en Japón y China, se enfrenta a un coste arancelario de hasta el 54 % para sus dispositivos con origen chino.
  • Samsung y SK hynix sufrirán incrementos del 26 % en sus unidades ensambladas en Corea del Sur.
  • Sony, que fabrica cintas LTO en Japón, enfrentará un recargo del 24 %, mientras Fujifilm, que produce en EE.UU., se convierte en ganadora neta al quedar exenta.

Inversores en alerta: caída de márgenes y demanda incierta

Las reacciones no se han hecho esperar. Daniel Ives, analista de Wedbush Securities, fue tajante:

“Esta política arancelaria podría hacer retroceder al sector tecnológico estadounidense una década. Está destrozando las cadenas de suministro globales sin ofrecer una alternativa viable en el corto plazo”.

Las consecuencias más temidas por analistas e inversores incluyen:

  • Destrucción de la demanda por subida de precios al consumidor final.
  • Interrupción de planes de capital (CapEx) en empresas tecnológicas.
  • Parálisis de innovación ante la incertidumbre regulatoria.
  • Rediseño forzado de las cadenas de suministro globalizadas durante décadas.

El riesgo de una deslocalización forzada

Ante esta situación, los fabricantes podrían verse obligados a repatriar producción a EE.UU. o países aliados para evitar el castigo arancelario. Sin embargo, las inversiones necesarias para trasladar fábricas de Asia a suelo norteamericano son enormes y lentas.

“¿Se pueden construir fábricas de discos duros en Nueva Jersey el mes que viene?”, ironizaba un ejecutivo del sector. “La respuesta es no. Y Trump lo sabe. Está forzando una negociación global a través de la presión económica”.


Una guerra comercial con efectos cruzados

Las consecuencias no solo afectan a las importaciones. China ya ha anunciado aranceles de respuesta del 34 % para productos tecnológicos de origen estadounidense, incluyendo semiconductores. Empresas como Intel o AMD, que exportan desde EE.UU. a Asia, también podrían ver limitadas sus ventas en ese mercado clave.

Además, existe temor a un efecto dominó: si otros países replican la estrategia arancelaria de Trump, las exportaciones tecnológicas estadounidenses podrían quedar aisladas.


¿Quién gana en medio de la tormenta?

Paradójicamente, algunos actores emergen como ganadores temporales:

  • Fujifilm, al producir LTO en EE.UU., mejora su posición frente a Sony.
  • Huawei, vetada en EE.UU. pero con mercado asegurado en Asia, se mantiene al margen del conflicto.
  • Empresas con fabricación nacional, como IBM o NetApp, que ensambla gran parte de sus soluciones en EE.UU., quedan blindadas.

Conclusión: un reordenamiento del hardware global

La ofensiva arancelaria de Trump no es simplemente una disputa comercial. Es una batalla geopolítica que amenaza con redefinir la arquitectura de la industria tecnológica global. Con subidas de precios históricas, posibles escaseces y el riesgo de deslocalización masiva, el sector del almacenamiento digital se enfrenta a un punto de inflexión.

La pregunta que flota en el aire es clara: ¿está el mundo preparado para un futuro tecnológico con fronteras cerradas y costes inflados? Por ahora, fabricantes, distribuidores y usuarios solo pueden esperar y ajustar sus estrategias en una partida de ajedrez en la que cada movimiento tiene consecuencias millonarias.

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