La Comisión Europea vuelve a poner sobre la mesa la introducción de puertas traseras en apps de mensajería cifrada. Desde Telegram, Pavel Durov responde con firmeza: “Preferimos abandonar un mercado antes que traicionar la privacidad”.
En un momento en el que la ciberseguridad y la privacidad se sitúan en el centro del debate tecnológico global, el fundador de Telegram, Pavel Durov, ha vuelto a dejar clara la posición de su plataforma ante las presiones regulatorias de la Unión Europea. En una declaración pública emitida desde su canal oficial de Telegram, Durov advierte sobre los graves riesgos de introducir puertas traseras en sistemas de cifrado e insiste en que la privacidad no puede ser negociada.
La propuesta de introducir mecanismos que permitan a las autoridades acceder a mensajes privados —supuestamente con fines de lucha contra el crimen— ha sido recientemente rechazada por la Asamblea Nacional francesa, pese a haber sido aprobada en el Senado. Sin embargo, el prefecto de Policía de París ha reactivado el debate, reavivando las alarmas sobre una posible vulneración de los derechos digitales fundamentales en Europa.
“Una vez introducida una puerta trasera, no se puede garantizar que sólo la policía tenga acceso. Otros actores —desde agentes extranjeros hasta cibercriminales— pueden explotarla”, advierte Durov. “Esto pondría en peligro la privacidad de millones de ciudadanos respetuosos de la ley”.
El cifrado, en el punto de mira de las nuevas regulaciones
Las autoridades europeas estudian nuevas medidas que incluirían requisitos técnicos para las plataformas digitales, entre ellas la imposición de puertas traseras en apps de mensajería cifrada. El objetivo declarado es reforzar la lucha contra delitos graves, como la explotación infantil o el terrorismo.
Sin embargo, expertos en ciberseguridad y defensores de los derechos digitales han advertido en múltiples ocasiones que debilitar el cifrado sería contraproducente. Telegram, en particular, destaca que los delincuentes simplemente migrarían a plataformas alternativas menos visibles o a canales protegidos con tecnologías como las VPN, lo que dificultaría aún más su seguimiento.
“El cifrado no protege a los delincuentes, protege a las personas comunes. Eliminarlo sería un error histórico”, escribió Durov en su mensaje.
Telegram y la nube: infraestructura sólida, principios firmes
Telegram se apoya en una infraestructura cloud global distribuida para ofrecer velocidad y fiabilidad a sus más de 900 millones de usuarios. A pesar de operar a escala planetaria, su enfoque sobre el tratamiento de los datos es claro: la compañía no almacena contenido cifrado en servidores accesibles, y garantiza que nunca ha revelado “ni un solo byte de mensajes privados” en sus 12 años de historia.
Cumple, no obstante, con la Ley de Servicios Digitales de la UE en los aspectos relacionados con la identificación de usuarios, compartiendo datos como direcciones IP o números de teléfono ante órdenes judiciales válidas. Lo que no acepta bajo ninguna circunstancia es comprometer el cifrado de extremo a extremo.
Una advertencia ante la erosión de libertades digitales
El fundador de Telegram va más allá de la discusión técnica y plantea un enfoque geopolítico y filosófico: la defensa del cifrado como última barrera frente al autoritarismo tecnológico.
“Ningún país es inmune a la lenta erosión de las libertades. Esta batalla aún no ha terminado”, concluye Durov.
Con las nuevas consultas públicas abiertas por la Comisión Europea sobre el futuro de la regulación digital, incluyendo el uso del cifrado en entornos cloud y de mensajería, el pulso entre plataformas tecnológicas y legisladores apenas comienza. El caso de Telegram será, sin duda, una de las referencias clave en el debate sobre el equilibrio entre seguridad y privacidad en la era digital.
Fuente: Noticias de seguridad