La construcción de la red 5G en España ha estado rodeada de compromisos políticos, presiones internacionales y una fuerte narrativa sobre soberanía tecnológica. Telefónica, a través de su marca Movistar, había prometido una infraestructura compuesta exclusivamente por equipos europeos. Sin embargo, en la práctica la realidad es más matizada: los datos de los usuarios residenciales seguirán circulando por equipos fabricados por Huawei, el gigante tecnológico chino que en los últimos años ha estado bajo la lupa de gobiernos occidentales por motivos de seguridad.
Una promesa europea con matices
Tras el estallido de la guerra de Ucrania, el Gobierno aprobó la ley de seguridad de las redes y servicios de comunicaciones electrónicas, que prohibía expresamente el uso de equipos considerados de alto riesgo en las partes críticas de la red móvil. En la práctica, esto se traducía en el núcleo de las redes móviles, el corazón desde donde se autentican los usuarios, se gestionan servicios sensibles y se maneja el tráfico de millones de clientes.
La normativa también contemplaba restricciones adicionales en las zonas próximas a infraestructuras críticas, áreas militares o emplazamientos de seguridad nacional. Todo apuntaba a que ZTE y Huawei serían los principales señalados en esta categoría, como ya había ocurrido en países como Estados Unidos, Reino Unido o Alemania.
No obstante, el Gobierno español nunca llegó a publicar una lista oficial de fabricantes prohibidos, una ausencia interpretada por muchos analistas como un gesto de cautela hacia China, socio comercial clave y segundo socio económico extracomunitario de España tras Estados Unidos.
Ericsson y Nokia: los socios europeos
En este contexto, Telefónica anunció la sustitución de Huawei en el núcleo de la red 5G Standalone (5G SA), confiando a Ericsson el plano de control, una parte fundamental del núcleo que se encarga de autenticar usuarios, gestionar su itinerancia y provisionar servicios. Con este cambio, se reforzaba el mensaje de un giro hacia proveedores europeos y se buscaba disipar dudas sobre la dependencia tecnológica de China.
La incógnita, sin embargo, se mantenía sobre el plano de usuario, la capa encargada de transportar los datos que van de internet al dispositivo del cliente. Se trataba de una pieza crítica no solo en términos de seguridad, sino también de rendimiento.
Huawei se queda con los usuarios residenciales
Según adelantó El País y confirmó posteriormente la propia compañía, Telefónica ha optado finalmente por mantener a Huawei en el núcleo del plano de usuario para los clientes residenciales. La decisión, explican fuentes internas, responde a razones económicas y operativas.
Desde Telefónica aseguran que los datos no están bajo control de Huawei, dado que viajan cifrados y la operadora gestiona directamente la plataforma:
“Huawei pone la plataforma, pero el uso de la misma es nuestra y los datos van encriptados por nosotros. Los datos en ningún momento los gestiona Huawei”, matizaron portavoces de la compañía.
En cambio, para clientes corporativos y administraciones públicas, el plano de usuario se apoyará en equipos de Nokia, otro proveedor europeo, garantizando así una capa adicional de seguridad en entornos considerados más sensibles.
Un equilibrio delicado
La estrategia de Telefónica refleja la tensión entre la soberanía tecnológica europea y la realidad económica del despliegue 5G. Sustituir por completo a Huawei habría supuesto un sobrecoste significativo en un contexto en el que los operadores lidian con fuertes inversiones, márgenes ajustados y una presión creciente de la competencia.
Huawei, por su parte, sigue siendo un referente global en equipos de telecomunicaciones, con un nivel de competitividad difícil de igualar en costes y capacidades técnicas. Esa ventaja ha llevado a muchos operadores europeos a mantener contratos con la firma china, incluso en un escenario de crecientes restricciones.
Seguridad nacional vs. sostenibilidad financiera
La clave está en cómo se gestiona el riesgo. Para Telefónica, la división entre clientes residenciales y corporativos representa un compromiso intermedio:
- Usuarios residenciales → Equipos Huawei, con el argumento de que el cifrado evita fugas de datos sensibles.
- Clientes corporativos y administraciones → Equipos Nokia, considerados más seguros para aplicaciones críticas.
Con este movimiento, Telefónica se ajusta formalmente a la normativa, al evitar el uso de Huawei en segmentos estratégicos, pero al mismo tiempo mantiene la competitividad de costes en el mercado masivo.
Un contexto internacional complicado
La decisión se produce en un momento en el que la geopolítica tecnológica está más polarizada que nunca. Mientras Estados Unidos presiona a sus aliados para reducir la dependencia de Huawei, China observa con recelo cómo sus empresas pierden terreno en infraestructuras críticas.
En Europa, el debate está abierto:
- Alemania ha anunciado que eliminará progresivamente equipos de Huawei y ZTE de sus redes 5G antes de 2029.
- Reino Unido fijó un calendario para retirarlos en 2027.
- Francia ha restringido severamente las licencias de uso de Huawei.
España, en cambio, ha optado por una postura más pragmática, tratando de equilibrar las presiones externas con los intereses económicos de sus operadores.
El futuro de la red 5G española
El despliegue de la red 5G SA de Movistar se encuentra en fase avanzada. El uso del plano de control europeo de Ericsson y el plano de usuario dividido entre Huawei y Nokia marca una arquitectura híbrida, que probablemente marcará la pauta de otros operadores en situaciones similares.
Queda por ver si la Comisión Europea presionará en el futuro para endurecer las reglas y exigir un reemplazo completo de los equipos chinos, como piden algunos países. De ser así, Telefónica tendría que afrontar un coste multimillonario para renovar el núcleo de su red 5G, con el consiguiente impacto en precios e inversiones.
Mientras tanto, los clientes residenciales de Movistar seguirán navegando por internet, viendo series en streaming o jugando en línea con una conexión que, en su capa más profunda, pasa por servidores Huawei.
Conclusión
La confirmación de que los datos residenciales seguirán dependiendo de Huawei abre un debate mayor sobre la soberanía digital de España y Europa. Telefónica ha buscado un equilibrio entre seguridad y sostenibilidad económica, confiando lo más delicado a Nokia y manteniendo a Huawei donde, en teoría, el riesgo es menor.
El tiempo dirá si esta fórmula mixta logra satisfacer tanto a los reguladores como a los clientes, en un mundo donde la tecnología, la política y la seguridad están más entrelazadas que nunca.
Preguntas frecuentes (FAQ)
1. ¿Por qué Telefónica mantiene equipos de Huawei en su red 5G?
Por razones económicas y de eficiencia, especialmente en el segmento residencial, donde la compañía asegura que los datos viajan cifrados y no son gestionados por Huawei.
2. ¿Qué diferencia hay entre el plano de control y el plano de usuario en una red 5G?
El plano de control gestiona funciones críticas como la autenticación y la itinerancia, mientras que el plano de usuario se encarga de transportar los datos de internet hacia el dispositivo del cliente.
3. ¿Qué proveedores europeos participan en la red 5G de Movistar?
Ericsson suministra el plano de control y Nokia el plano de usuario para clientes corporativos y administraciones.
4. ¿Supone un riesgo de seguridad que los usuarios residenciales pasen por Huawei?
Telefónica asegura que no, ya que los datos viajan cifrados y bajo su gestión, aunque algunos expertos mantienen reservas sobre el uso de proveedores de alto riesgo en cualquier capa de la red.
vía bandaancha y El País