La economía empuja a los estadounidenses a exprimir su hardware viejo: ¿freno para la innovación?
La combinación de inflación, incertidumbre económica y encarecimiento del hardware está provocando un fenómeno cada vez más visible en Estados Unidos: tanto los consumidores como las empresas están estirando la vida útil de sus dispositivos mucho más de lo que les gustaría. Ordenadores lentos, smartphones con baterías agotadas y servidores desfasados siguen en uso porque renovarlos se ha convertido en una decisión costosa y complicada. Varios expertos citados por la Reserva Federal y medios económicos señalan que la inversión en nuevo equipamiento explica buena parte de la brecha de productividad entre corporaciones estadounidenses y algunas europeas. La lógica es sencilla: si el hardware es viejo, todo se hace más despacio. Aplicaciones que tardan en abrir, tareas que se bloquean, equipos