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Sumergidos para enfriar: así se reinventa la refrigeración de los centros de datos

En la era de la inteligencia artificial y el crecimiento exponencial del procesamiento de datos, los centros de datos enfrentan un reto urgente: cómo disipar el calor generado por millones de servidores sin disparar el consumo energético ni agotar los recursos hídricos. Una posible solución está surgiendo desde Barcelona: la refrigeración por inmersión.

Según un estudio publicado en Science, los centros de datos consumen alrededor de 205 teravatios hora (TWh) al año, lo que representa cerca del 1% del total mundial de electricidad. Y gran parte de esa energía se destina exclusivamente a mantener fríos los equipos.

Pol Valls y Daniel Pope, fundadores de la empresa catalana Submer, han apostado por cambiar las reglas del juego: su tecnología permite sumergir servidores completos en un fluido dieléctrico —no conductor eléctrico, pero sí un excelente conductor térmico— para disipar el calor de forma eficiente, reduciendo hasta en un 99% el consumo destinado a refrigeración y en un 85% el espacio físico requerido.

“Sumergimos cualquier tipo de componente electrónico o servidor en un tanque con un fluido especialmente diseñado para transferir el calor sin dañar los equipos”, explica Pol Valls. La idea surgió durante un caluroso verano de 2015 y, tras años de investigación, lograron crear un sistema funcional que en 2018 comenzó a fabricarse a escala.

Desde entonces, Submer no ha parado de crecer. Hoy cuenta con oficinas en Barcelona, Houston y Taipéi, una plantilla superior al centenar de personas y contratos valorados en más de 100 millones de euros. Su tecnología se emplea ya en grandes proveedores cloud, como Supermicro y Dell, así como en empresas de Oriente Medio, Asia y Estados Unidos.

Un reto físico y de infraestructura

Aunque la refrigeración por inmersión representa una solución altamente eficiente, su adopción masiva implica importantes desafíos técnicos y logísticos, especialmente para los operadores de centros de datos.

David Carrero Fernández-Baillo, cofundador de Stackscale —proveedor de infraestructura cloud y bare-metal perteneciente al Grupo Aire— señala que “la necesidad de mantener fríos los equipos está empujando a toda la industria a explorar nuevas soluciones más allá de la ventilación tradicional o los sistemas de aire acondicionado por pasillo caliente y frío. La refrigeración por inmersión tiene mucho potencial, pero plantea también retos de integración”.

“Para empezar, no hablamos de una simple sustitución de tecnología”, añade Carrero. “Los centros de datos actuales están diseñados en torno a racks de 42U (o similares), pasillos elevados (con pasillo frío y pasillo caliente), climatización y cableado estructurado. Integrar sistemas de inmersión requiere rediseñar la distribución física, reforzar el suelo técnico, repensar el mantenimiento y formar a personal especializado. No es una transición inmediata, pero sí necesaria a medio plazo, sobre todo si queremos operar de forma sostenible y eficiente”.

El futuro ya no es opcional

Submer ha dado ya el siguiente paso: diseñar centros de datos propios orientados al desperdicio cero de agua y al reaprovechamiento del calor residual para calefacción urbana o redes eléctricas locales. Además, fabrican sus productos a partir de materiales reciclables, bajo estándares de economía circular.

Tanto Submer como otras empresas del sector están activamente explorando nuevos mercados y pronto empezaremos a ver como se abren los primeros centros de datos dedicados exclusivamente a la computación de inteligencia artificial, diseñados desde sus inicios con tecnología de inmersión.

Para David Carrero, “el auge de la IA está elevando la demanda energética a niveles nunca vistos. No se trata solo de escalar servidores, sino de cómo mantenerlos operativos de forma sostenible. La refrigeración por inmersión será parte de esa respuesta, sobre todo cuando la potencia por rack supere los 30 o 40 kW y el calor generado sea imposible de gestionar por métodos tradicionales”.

A medida que la carrera por la eficiencia y la descarbonización de la infraestructura digital avanza, la inmersión líquida se perfila como uno de los cambios más disruptivos para la arquitectura de los centros de datos. Y aunque aún no está al alcance de todos, compañías como Submer y voces expertas como la de Carrero coinciden: estamos ante una transformación inevitable que cambiará no solo cómo se enfrían los servidores, sino cómo se concibe y construye el data center del futuro.

Referencias: El Hacker y Science. Imagen creada con Dall-E.

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