Starlink V3: SpaceX prepara satélites “gigantes” con 1.000 Gbps de bajada y 200 Gbps de subida para acercar el gigabit por satélite

SpaceX ha puesto fecha, cifras y nave a su siguiente salto en internet por satélite. La compañía de Elon Musk ha desvelado Starlink V3, una nueva generación de satélites “de tamaño Starship” que, según la propia firma, multiplicará por diez el rendimiento de la V2 y permitirá, por primera vez en la red, conectividad gigabit para los usuarios. Las especificaciones públicas marcan dos números que llaman la atención: 1.000 Gbps de descarga y 200 Gbps de subida por satélite (1 terabit por segundo de downlink), y 60 terabits por segundo de capacidad descendente añadida por lanzamiento cuando estos satélites se desplieguen desde Starship. El objetivo temporal que maneja la compañía es principios de 2026.

El anuncio llega tras un quinquenio de despliegues que ha llevado a más de 6.000 satélites Starlink a órbita desde los primeros 60 de 2019, y después de una iteración intermedia —V2 Mini, lanzada con Falcon 9— con la que SpaceX aceleró cobertura mientras preparaba la logística para su nave pesada. Con V3, la empresa cambia de escala: masa por satélite en torno a 2.200 kg (frente a <600 kg de V2 Mini y ≈300 kg de V1) y capacidad por lanzamiento muy superior: ≈60 satélites V3 por vuelo de Starship, lo que —si se cumple— supone más de 20 veces la capacidad añadida en cada tanda respecto a V2 Mini.


Qué significan 1.000/200 Gbps por satélite y “60 Tbps por lanzamiento”

Los 1.000 Gbps de descarga y 200 Gbps de subida son capacidades agregadas por satélite (throughput total que el satélite puede ofrecer repartido entre muchos usuarios y haces/feeder links), no la velocidad que recibe un cliente individual. La “conectividad gigabit” que SpaceX menciona para usuarios finales se refiere a ≈1 Gbps por terminal en condiciones favorables, algo que el sistema no había prometido hasta ahora.

La cifra de “60 Tbps por lanzamiento” se interpreta como la suma de capacidad descendente que añadirían ≈60 V3 desplegados desde Starship en un único vuelo. Dado que cada satélite apunta a 1 Tbps de downlink, el orden de magnitud cuadra con el material facilitado por la empresa. Esto, unido a la mayor masa y tamaño de V3, explica por qué SpaceX insiste en que son satélites “hechos para Starship”.


De V1/V2 a V3: de Falcon 9 “en ráfaga” a Starship “en lote grueso”

Hasta ahora, el crecimiento de Starlink había dependido de Falcon 9: muchos lanzamientos con “paquetes” de satélites relativamente ligeros (V1 ~300 kg, V2 Mini <600 kg). Con V3, SpaceX apuesta por menos lanzamientos, pero mucho más cargados gracias a la capacidad de Starship. Si la nave pesada logra una cadencia elevada —la gran incógnita todavía—, la rampa de capacidad de la red podría acelerarse sensiblemente a partir de 2026.


¿Para qué sirve tanta capacidad? Del usuario rural al backhaul y movilidad

El internet por satélite ha dejado de ser un plan B para convertirse en alternativa real allí donde no llega la fibra o donde la cobertura móvil es pobre. Con V3, Starlink quiere reducir la distancia que separa esa alternativa de la experiencia urbana de banda ancha gigabit:

  • Hogar y empresa en zonas remotas: la promesa del gigabit por terminal acerca el rendimiento a lo que ofrecen HFC y FTTH en ciudades.
  • Backhaul para redes móviles: más throughput por satélite permite alimentar antenas 4G/5G aisladas o ampliar capacidad en puntas de demanda (eventos, catástrofes, campañas agrícolas).
  • Movilidad (marítima, aeronáutica, carretera): la capacidad agregada es clave para aviones y buques con cientos de usuarios concurrentes.
  • Empresas y organismos: enlaces de respaldo (resilience) y conexiones temporales para obras, minería, energía, etc.

En todos los casos, latencia y congestión importan tanto como la tasa pico. Con satélites en órbita baja (LEO), Starlink juega con ventaja frente a sistemas geoestacionarios en el primer punto; en el segundo, la capacidad por célula/haz y la gestión de tráfico serán el examen práctico de V3.


Starship como llave: masa, volumen y “20× por tanda”

Que cada V3 apunte a ≈2.200 kg explica la dependencia de Starship: Falcon 9 puede cargar cierto número de V2 Mini, pero la escala V3 exige bodega y empuje de nave pesada. SpaceX afirma que un vuelo de Starship podrá insertar ~60 V3 en órbita, añadiendo de golpe ≈60 Tbps de capacidad descendente; más de 20× lo que suma un lote de V2 Mini en Falcon 9. Si esa relación se traduce en capacidad útil a nivel de usuario dependerá de factores que aún no se han detallado: número de haces por satélite, ancho de banda por haz, rings de enlaces troncales y asignación dinámica.


¿Competencia para la fibra? Expectativas y límites

La fibra óptica seguirá siendo imbatible en escenarios de densidad alta y latencias ultrabajas estables, pero V3 recorta la brecha de velocidad en un segmento donde la fibra no llegará (o tardará años): rural disperso, zonas montañosas, islas, naves alejadas. El beneficio no solo está en el pico de 1 Gbps; también en cómo la mayor capacidad reduce congestión en horas punta y sostiene velocidades altas con varios usuarios simultáneos en un mismo satélite/celda.


Lo que no ha detallado SpaceX (y conviene vigilar)

  • Terminales de usuario: no se ha precisado si el hardware actual podrá exprimir 1 Gbps o si habrá nuevas antenas/routers para V3.
  • Precios y planes: ampliar capacidad no implica, por sí solo, bajada de precio; no hay anuncios comerciales asociados al salto V3.
  • Calendario real: la ventana “principios de 2026” está condicionada a que Starship alcance una cadencia alta y regular, y a autorizaciones regulatorias.
  • Espectro y coordinación: más capacidad y más potencia exigen gestión de espectro, coordinación internacional y compatibilidad con astronomía y mitigación de brillo/rastros (un debate abierto desde V1).

Un repaso al contexto: de 2018 a la “década Starship”

  • 2018–2019: primeros lanzamientos, V1; 2019 marca el hito de los primeros 60 en órbita.
  • 2020–2023: multiplicación de tandas con Falcon 9 y entrada en servicio comercial en decenas de países.
  • V2 Mini (Falcon 9): puente de capacidad y cobertura mientras se prepara Starship.
  • V2 (plena): asociada a planes de conectividad con móviles en algunos mercados.
  • V3 (2026): satélites hechos para Starship, 10× de rendimiento sobre V2, 60 Tbps de downlink por lanzamiento y objetivo de gigabit para el usuario.

Impacto potencial: economía, brecha digital y resiliencia

Si V3 llega en tiempo y forma, la brecha digital en amplias zonas rurales podría estrecharse: teletrabajo, educación a distancia, sanidad conectada y comercio se sostienen mejor cuando la conexión deja de ser el cuello de botella. En términos macro, backhaul satelital más barato y capaz facilita despliegues 4G/5G donde hoy no salen los números. En resiliencia, disponer de enlaces independientes del suelo aporta redundancia ante incendios, inundaciones o cortes de infraestructura terrestre.


Puntos críticos: orbital, brillo y convivencia en el cielo

La capacidad no lo es todo. La proliferación de megaconstelaciones plantea desafíos: congestión orbital, riesgo de colisiones, basura espacial y contaminación lumínica para la comunidad astronómica. SpaceX ha hecho iteraciones (viseras, tratamientos de superficies) para mitigar el brillo, pero el salto a V3 exigirá nuevas medidas y coordinación internacional. Mantener cadencia de desorbitado de satélites retirados y cumplir con estándares de fin de vida serán tan importantes como los Gbps.


Lo que puede cambiar para el usuario de a pie

  • Velocidad punta: allí donde la celda no esté saturada, alcanzar ≈1 Gbps podría pasar de ser excepción a objetivo de diseño.
  • Estabilidad en horas pico: más capacidad por satélite = menos congestión compartida.
  • Nuevos perfiles de servicio: si el hardware lo acompaña, podrían aparecer planes orientados a pequeña empresa, creadores de contenido o pymes turísticas en remoto.
  • Movilidad: barcos y aviones podrían elevar anchos para pasajeros y tripulación sin penalización tan acusada en horas de máxima demanda.

Conclusión: V3, la apuesta a lo grande… con Starship como bisagra

Starlink V3 es la versión “hecha para Starship”: satélites más grandes (≈2.200 kg), más capaces (≈1 Tbps/200 Gbps) y más concentrados por lanzamiento (≈60/60 Tbps). Sobre el papel, cumple el 10× respecto a V2 y acerca el gigabit por satélite a usuarios por primera vez en la red de SpaceX. La traslación práctica de esa promesa dependerá de tres factores: cadencia y fiabilidad de Starship, disponibilidad de terminales capaces de aprovechar el salto y gestión de la capacidad por celda en escenarios de alta demanda.

Si esas piezas encajan, 2026 podría ser el año en que el internet satelital deje de ser “lo que hay si no llega la fibra” para convertirse en una opción competitiva en precio y rendimiento allí donde la fibra no llegará.


Preguntas frecuentes

¿Qué diferencia hay entre “1.000 Gbps por satélite” y “gigabit para el usuario”?
Los 1.000 Gbps de descarga y 200 Gbps de subida son la capacidad total de cada satélite, repartida entre muchos usuarios y haces. El “gigabit para el usuario” se refiere a ≈1 Gbps de velocidad punta en un terminal individual, cuando las condiciones de señal y congestión lo permiten.

¿Cuándo se lanzarán los primeros V3 y con qué cohete?
SpaceX apunta a principios de 2026 y ha indicado que los V3 se desplegarán desde Starship. La cadencia real dependerá de la madurez del sistema Starship y de permisos regulatorios.

¿Necesitaré una antena nueva para alcanzar 1 Gbps?
SpaceX no ha detallado hardware de usuario para V3. Hasta que la empresa lo concrete, no es posible asegurar si los terminales actuales serán suficientes o si habrá nuevos equipos.

¿Los V3 acabarán con la congestión en horas punta?
Más capacidad por satélite ayuda a reducir congestión, pero el resultado final dependerá de cuántos usuarios comparten cada celda, de la gestión de tráfico y de la distribución geográfica de la demanda. En todo caso, V3 añade un margen que V2/V2 Mini no tenían.

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