La batalla legal entre Qualcomm y ARM da un nuevo giro. Tras ganar una importante disputa judicial sobre el uso de licencias relacionadas con la arquitectura Arm, Qualcomm ha presentado ahora una denuncia antimonopolio contra la firma británica ante los reguladores de competencia de Estados Unidos, la Unión Europea y Corea del Sur.
Este movimiento judicial ocurre pocos meses después de que un tribunal diera la razón a Qualcomm frente a Arm en una disputa por la propiedad intelectual derivada de la adquisición de Nuvia. Esta startup, comprada por Qualcomm en 2021, desarrolló los núcleos de CPU de alto rendimiento «Oryon», usados en los nuevos SoC Snapdragon, tanto en dispositivos móviles como en ordenadores personales.
De la victoria en los tribunales al frente antimonopolio
La disputa inicial comenzó cuando ARM acusó a Qualcomm de utilizar licencias no transferibles tras la compra de Nuvia. Arm sostenía que los acuerdos previos no permitían que los diseños de Nuvia se utilizaran bajo la nueva propiedad sin renegociar los términos. Sin embargo, el fallo del tribunal fue claro: Qualcomm podía continuar desarrollando chips basados en esa tecnología sin necesidad de pagar regalías adicionales a Arm. Esta victoria legal marcó un punto de inflexión.
Lejos de quedarse ahí, Qualcomm ha optado por pasar a la ofensiva. Según ha trascendido, la compañía estadounidense ha presentado formalmente, aunque de manera confidencial, denuncias ante la Comisión Europea, la Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos y la Comisión de Comercio Justo de Corea. En ellas acusa a Arm de estar modificando sus modelos de licencia para limitar el acceso a sus tecnologías, restringir la competencia y fortalecer su posición en el mercado con prácticas desleales.
Un ecosistema amenazado
En su escrito, Qualcomm denuncia que Arm está rompiendo con su tradicional modelo de licencias abiertas, un enfoque que históricamente ha sido clave para el crecimiento del ecosistema de procesadores basados en Arm. Según la empresa estadounidense, Arm está ahora adoptando una estrategia más restrictiva, impulsando sus propios diseños de referencia de subsistemas de cómputo (CSS) tanto para clientes como para centros de datos, lo que podría afectar negativamente a empresas que, como Qualcomm, desarrollan soluciones personalizadas sobre dicha arquitectura.
Qualcomm sostiene que estas prácticas no solo suponen un cambio drástico en la política de licencias de Arm, sino que además crean un conflicto de interés al intentar competir directamente con sus propios licenciatarios.
Arm responde y el pulso continúa
Hasta ahora, ARM ha rechazado todas las acusaciones. La empresa ha reiterado su compromiso con la innovación, la competencia leal y el cumplimiento de los acuerdos contractuales. A través de un comunicado, ha tachado las acciones de Qualcomm como un intento de desviar la atención de una disputa comercial más amplia.
La investigación por parte de los reguladores podría llevar meses o incluso años, pero abre la puerta a una posible intervención que redefina el equilibrio de poder en la industria de los semiconductores, especialmente en un momento en el que la arquitectura ARM se ha convertido en piedra angular de dispositivos móviles, servidores y nuevos entornos de computación eficiente.
Mientras tanto, la industria observa con atención este nuevo pulso legal entre dos pesos pesados del sector, cuya resolución podría marcar el rumbo futuro de la innovación y la competencia en el ámbito de los procesadores.
Referencia: Bloomberg