La revolución digital y el auge de la inteligencia artificial (IA) están impulsando una creciente demanda de centros de datos en Europa, lo que tiene implicaciones significativas para el mercado energético. La región prevé que la demanda de centros de datos alcance aproximadamente los 35 gigavatios (GW) para 2030, un incremento notable desde los 10 GW actuales. Para satisfacer esta necesidad, se necesitarán inversiones de entre 250.000 y 300.000 millones de dólares en infraestructuras de centros de datos, sin incluir la capacidad de generación de energía.
Esta expansión tiene un impacto directo en el consumo eléctrico europeo. Hoy en día, los centros de datos consumen alrededor de 62 teravatios-hora (TWh) anuales, y se espera que esta cifra se triplique, alcanzando más de 150 TWh para finales de la década, lo que equivaldría al 5% del consumo total de electricidad en Europa. Este aumento, motivado por la transición digital y la adopción de IA, requiere soluciones sostenibles y plantea una serie de desafíos en el sector energético europeo.
La creciente demanda de energía y el desafío de la sostenibilidad
El crecimiento acelerado de los centros de datos está presionando a los operadores europeos de energía para que encuentren fuentes de electricidad limpias y fiables. En mercados como Dublín y Frankfurt, el tiempo necesario para suministrar energía a nuevas instalaciones de centros de datos puede superar los cinco años. El problema se agrava por la escasez de infraestructuras de transmisión y de equipos eléctricos, así como por la falta de mano de obra cualificada. Para 2030, se espera que los centros de datos representen entre el 15% y el 25% de toda la nueva demanda energética en Europa, en un contexto donde los compromisos de cero emisiones netas exigen que este crecimiento sea mayoritariamente sustentado por energías renovables.
Con la transición energética en marcha, la Comisión Europea ha implementado normativas para evaluar la sostenibilidad de los centros de datos. Desde 2024, se requerirá que los operadores informen de sus indicadores clave de rendimiento (KPI) a una base de datos europea. Estas normativas están destinadas a fomentar un crecimiento equilibrado que respete las metas climáticas de la región, mientras los centros de datos, sobre todo los de mayor escala (hiperescalers), comienzan a firmar acuerdos de compra de energía (PPA) para asegurarse de contar con fuentes de energía bajas en carbono.
Soluciones locales y tecnologías emergentes
Dado que los centros de datos necesitan un suministro eléctrico continuo y sin interrupciones, su alta demanda de energía está motivando a algunos operadores a implementar sistemas de generación in situ y almacenamiento energético mediante baterías. Esta estrategia no solo ayuda a mitigar los riesgos de fluctuaciones en la oferta, sino que también alivia parte de la presión sobre la red.
Entre las soluciones de energía verde que ya se exploran se encuentran las turbinas de gas de ciclo combinado y el almacenamiento en baterías, junto con energías firmes como la hidroeléctrica y las capacidades térmicas con captura y almacenamiento de carbono. Algunos operadores también han recurrido a certificados de energía renovable (RECs) y otros instrumentos de compensación de emisiones para equilibrar su huella de carbono, aunque los expertos sostienen que estos mecanismos solo resultan efectivos cuando están vinculados a proyectos de generación adicionales.
La selección de ubicación también se considera crucial para la sostenibilidad. En zonas con una alta proporción de energías limpias en la red y condiciones climáticas favorables, la necesidad de consumo energético para refrigeración se reduce significativamente, lo cual podría disminuir la dependencia de fuentes adicionales de energía.
Oportunidades y retos para el futuro
El crecimiento de los centros de datos en Europa podría ser un catalizador para las inversiones en infraestructuras energéticas, cerrando la brecha de financiación que históricamente ha obstaculizado el desarrollo de la red. Para lograrlo, es esencial fortalecer los vínculos entre la generación y distribución de energía, ya que, según el Plan de Acción de Redes de la Unión Europea, este enfoque permitirá una mayor eficiencia en el suministro de electricidad y mejorará la conexión entre las industrias, el transporte y los hogares europeos.
Europa enfrenta así el desafío de adaptar sus redes para integrar más energías renovables de forma fiable, algo que requiere tanto fuentes despachables como mayor capacidad de transmisión. La colaboración entre operadores de centros de datos y proveedores de energía será fundamental para enfrentar esta transición y promover un modelo de infraestructura que favorezca la digitalización sostenible y la competitividad europea en la era de la inteligencia artificial.
vía: McKinsey