Tribuna | Por David Carrero, cofundador de Stackscale (Grupo Aire)
En tiempos de turbulencias políticas y geoestratégicas, a menudo surgen las oportunidades más transformadoras. Lo que estamos viviendo en la actualidad entre Estados Unidos y Europa —con la creciente tensión tras la reelección de Donald Trump— no solo es una llamada de atención para los gobiernos, sino también para todo el tejido empresarial europeo. Y lo es especialmente para aquellos que llevamos años defendiendo que Europa debe apostar por su propia infraestructura cloud.
Las grandes plataformas como Amazon Web Services, Microsoft Azure y Google Cloud han ofrecido —y siguen ofreciendo— soluciones potentes, robustas y altamente escalables. Nadie lo discute. Pero lo que no podemos seguir ignorando es que esa dependencia tecnológica de empresas extranjeras representa, cada vez más, un riesgo estratégico. No se trata únicamente de dónde se alojan nuestros datos, sino de quién tiene el control último sobre ellos.
La reciente inquietud por el futuro de los acuerdos de transferencia de datos entre EE. UU. y la UE, la instrumentalización política de la tecnología o el cuestionamiento de garantías como la protección de la privacidad, ponen sobre la mesa una evidencia: Europa necesita su propia nube. Una infraestructura independiente, moderna, segura, con una base legal alineada con nuestras normativas y valores.
Stackscale y el ecosistema europeo: más que una alternativa, una necesidad
Desde Stackscale llevamos años demostrando que construir un cloud europeo es posible. Y no estamos solos. Existen numerosas compañías que, como nosotros, ofrecen servicios cloud basados en infraestructura europea, gestionados desde Europa y bajo legislación europea. Empresas que compiten día a día con gigantes globales, no solo en precio, sino en cercanía, personalización, flexibilidad y cumplimiento normativo.
Sin embargo, hasta ahora, ha faltado una apuesta clara y decidida por parte de muchas instituciones y grandes corporaciones. La comodidad de seguir con “lo de siempre” ha sido más fuerte que la visión estratégica a largo plazo. Ahora, el contexto nos obliga a reaccionar.
Es el momento de mirar hacia dentro, de descubrir y valorar el ecosistema tecnológico europeo. Tenemos el talento, la experiencia, la innovación y, lo más importante, la voluntad de crear una alternativa sólida y duradera. No hablamos de proteccionismo, hablamos de soberanía. De asegurar que los datos europeos —muchos de ellos críticos— estén protegidos por nuestras leyes, gestionados por nuestros profesionales y alojados en nuestros territorios.
Apostar por lo nuestro es construir resiliencia
La transición hacia un modelo cloud verdaderamente europeo no será instantánea ni sencilla. Requiere colaboración, inversión, compromiso político e industrial. Pero sobre todo, requiere una mentalidad nueva: entender que el cloud no es solo tecnología, es infraestructura estratégica de país y de continente.
Por eso, desde aquí invito a empresas, administraciones públicas y ciudadanos a reflexionar. A preguntar dónde están sus datos, quién los gestiona y con qué garantías. Y a explorar, comparar y confiar en las muchas alternativas europeas que ya están listas para asumir ese papel.
Porque no estamos hablando del futuro. Estamos hablando del presente y de nuestra capacidad de construir una Europa digitalmente soberana.
David Carrero es cofundador de Stackscale, proveedor europeo de infraestructura cloud y bare-metal especializado en entornos privados y alta disponibilidad.