El chip B30, diseñado específicamente para el mercado chino, promete un ahorro del 40 % respecto al H20 y podría convertirse en el nuevo estándar para la inferencia de modelos medianos en un contexto marcado por las restricciones de exportación de EE. UU.
NVIDIA no da tregua en su estrategia de mantener presencia en el competitivo mercado chino de inteligencia artificial, pese a las crecientes restricciones impuestas por Estados Unidos. Según informaciones filtradas por el reputado analista @Jukanlosreve y compartidas por Wccftech, la firma de Santa Clara estaría ultimando el lanzamiento del chip Blackwell B30, una versión adaptada y más asequible de su línea de aceleradores de IA, específicamente diseñada para cumplir con las limitaciones de exportación y, al mismo tiempo, satisfacer la demanda local.
Un chip 25 % más lento… pero con fuerte demanda
El nuevo B30, si bien ofrece un rendimiento inferior al ya restringido H20 —con una reducción del 25 % en potencia—, destaca por su eficiencia y bajo coste. Entre las principales diferencias técnicas se apunta a la sustitución de la memoria HBM por módulos GDDR7, así como un recorte en las tecnologías de soporte avanzadas. A pesar de ello, se espera que la demanda sea notable, especialmente entre proveedores de servicios cloud (CSP) y empresas tecnológicas chinas que buscan soluciones de inferencia rentables tras haber entrenado sus modelos con chips anteriores como el H100.
El objetivo de este nuevo diseño no es competir en la gama más alta del mercado, sino ofrecer una opción práctica para ejecutar modelos de tamaño pequeño y mediano. Según fuentes del sector, NVIDIA planea distribuir millones de unidades antes de finalizar el año, con grandes compañías chinas deseosas de hacerse con estos chips, en un contexto donde el entrenamiento ya está resuelto y la inferencia se convierte en el nuevo cuello de botella.
Precio un 40 % inferior y 30 % más eficiente
El enfoque del chip B30 prioriza la eficiencia energética y la economía. Las fuentes señalan que será aproximadamente un 30 % más eficiente en consumo respecto al H20, además de tener un coste de adquisición un 40 % menor. Estas características lo hacen particularmente atractivo en un ecosistema donde la optimización de recursos computacionales es crucial para seguir escalando servicios de IA a gran escala.
En términos de infraestructura, se estima que un clúster de 8 tarjetas B30 puede alcanzar hasta 1,2 TB/s de ancho de banda, lo que lo posiciona como una solución competitiva en entornos de rack. Aunque su potencia bruta no alcanzará los niveles del H100 o incluso del H20, la relación coste-rendimiento lo convierte en un componente estratégico para mantener la operativa de inferencia dentro de los márgenes permitidos por la legislación estadounidense.
Un movimiento geopolítico y empresarial
Este nuevo desarrollo se enmarca en una compleja trama geopolítica. Las tensiones entre Washington y Pekín han llevado a que el Gobierno estadounidense bloquee la exportación de chips de alto rendimiento a China, lo que ha obligado a empresas como NVIDIA a reformular su estrategia. El propio Jensen Huang, CEO de la compañía, ha intensificado sus gestiones en ambos frentes: recientemente se reunió con el expresidente Donald Trump —quien elogió la valoración de 4 billones de dólares de la empresa— y se espera que visite China en los próximos días para afianzar relaciones comerciales.
En este escenario, el chip B30 representa algo más que un producto técnico: es la muestra de cómo NVIDIA intenta navegar por las restricciones regulatorias sin perder su posición dominante en el mercado global de inteligencia artificial. Adaptando su arquitectura Blackwell a una versión legalmente exportable, la compañía pretende seguir siendo relevante en el ecosistema de IA chino, donde gigantes como Alibaba, Baidu o Tencent necesitan nuevas soluciones para mantener su competitividad.
Conclusión: pragmatismo frente a potencia
La llegada del chip B30 podría marcar un nuevo paradigma en la evolución de hardware para inteligencia artificial: menos enfoque en la potencia máxima y más énfasis en la adaptabilidad, eficiencia y coste. En un mercado en constante transformación y bajo el escrutinio de la política internacional, esta nueva estrategia de NVIDIA podría resultar clave para mantener el equilibrio entre innovación tecnológica y cumplimiento normativo.
Todo indica que, a pesar de las trabas, NVIDIA no está dispuesta a ceder terreno en China, apostando por una inteligencia artificial más pragmática, distribuida y accesible. Y en ese nuevo tablero, el B30 podría ser el caballo de batalla con el que Team Green siga liderando, aunque sea a través de caminos alternativos.
Fuente: wccftech