Microsoft ha comenzado a frenar su ambicioso crecimiento en infraestructura para Inteligencia Artificial, en un giro inesperado que ha provocado dudas entre inversores y analistas. A pesar de mantener su apuesta firme por la IA, la compañía habría congelado o recortado importantes planes de expansión para nuevos centros de datos tanto en Estados Unidos como en Europa. Según el análisis de TD Cowen, la retirada responde principalmente a la decisión de no seguir respaldando cargas de trabajo de entrenamiento para OpenAI, su hasta ahora socio clave en el desarrollo de modelos como ChatGPT.
En los últimos seis meses, Microsoft ha abandonado proyectos que iban a consumir cerca de 2 gigavatios de electricidad —una cifra equivalente al consumo de una ciudad mediana— y ha cancelado arrendamientos de varios cientos de megavatios con al menos dos grandes operadores de centros de datos.
Aunque desde Redmond no han confirmado ni desmentido directamente la ruptura con OpenAI, sí han reconocido que están ajustando estratégicamente su infraestructura: “Podemos acelerar o ajustar estratégicamente nuestra infraestructura en algunas áreas, continuaremos creciendo fuertemente en todas las regiones”, señalaron en un comunicado.
El contexto: competencia y presión inversora
El repliegue de Microsoft se produce en un momento de creciente escepticismo por parte de los inversores, preocupados por el elevado gasto en Inteligencia Artificial que están realizando las grandes tecnológicas sin una rentabilidad clara a corto plazo. A esto se suma el impacto generado por startups como DeepSeek, que han demostrado ser capaces de competir con soluciones más económicas y eficientes, desafiando el dominio occidental en este campo.
Pese al ajuste, Microsoft insiste en que su compromiso con la IA sigue intacto. La compañía mantiene su plan de inversión de 80.000 millones de dólares en infraestructura durante el año fiscal en curso, en línea con las cifras proyectadas por otros gigantes del sector como Alphabet (75.000 millones) y Meta (hasta 65.000 millones).
Sin embargo, TD Cowen advierte que si al cierre del año fiscal no se cumplen estas proyecciones, podríamos estar ante el principio del fin de una posible “burbuja” de la IA, similar a la que se vivió con las criptomonedas.
¿Cambio estratégico o replanteamiento de modelo?
Para algunos expertos, el freno en la construcción de centros de datos podría no ser un retroceso, sino una muestra de madurez y ajuste a la demanda real. En este sentido, compañías como Google y Meta ya habrían comenzado a cubrir parte de la capacidad que Microsoft ha dejado libre en mercados internacionales y en EE. UU., respectivamente.
Mientras tanto, OpenAI y otros actores del sector podrían verse obligados a diversificar sus socios tecnológicos o reforzar su propia capacidad de cómputo ante un entorno más competitivo y menos predecible.
En definitiva, el movimiento de Microsoft marca un punto de inflexión en la evolución del sector. Si bien la carrera por la supremacía en Inteligencia Artificial continúa, las reglas del juego parecen estar cambiando. La próxima gran pregunta es: ¿quién sabrá adaptarse mejor al nuevo equilibrio entre coste, eficiencia y escala?
vía: Reuters