Impulsado por AMD y energía hidroeléctrica, este gigante del cálculo combate el cambio climático, predice catástrofes naturales y ayuda a detectar enfermedades como el cáncer.
En un escenario que podría parecer sacado de una película de ciencia ficción, países de toda Europa están colaborando para afrontar algunos de los mayores desafíos globales con la ayuda de una supercomputadora. No se trata de una invasión alienígena ni de una rebelión de inteligencias artificiales, sino de problemas tan reales como el cambio climático, los desastres naturales y las enfermedades mortales. La respuesta tecnológica a estas amenazas se llama LUMI, el superordenador más potente de Europa y el octavo más rápido del mundo, según la lista TOP500 de noviembre de 2024.
Ubicado en Kajaani (Finlandia) y financiado en parte por el Joint Undertaking EuroHPC, este coloso de la computación recibe también respaldo de un consorcio de países europeos, entre ellos Finlandia, Suecia, Noruega, Islandia, Países Bajos, Bélgica, Dinamarca, Estonia, Suiza, Polonia y la República Checa. LUMI se basa en la plataforma HPE Cray EX, con procesadores AMD EPYC y aceleradoras gráficas AMD Instinct MI250X, una combinación que le permite alcanzar una potencia sostenida de 380 petaflops—el equivalente a 1,5 millones de portátiles de alta gama trabajando al unísono.
Tecnología verde para un futuro sostenible
No solo destaca por su potencia. En la lista Green500, LUMI figura como el 25º superordenador más eficiente del mundo, funcionando al 100 % con energía hidroeléctrica. Además, su calor residual se reutiliza para calentar unas 100 viviendas en la ciudad finlandesa que lo alberga, lo que convierte su impacto ecológico en un ejemplo de sostenibilidad.
1. Lucha contra el cambio climático
Uno de los proyectos más ambiciosos que se ejecutan en LUMI es Destination Earth, una iniciativa que modela un “gemelo digital” del planeta con una resolución de apenas 5 kilómetros. El sistema genera cerca de un petabyte de datos diarios, que serían imposibles de procesar sin un superordenador de estas características. Gracias a este modelo, los científicos han pasado de actualizar sus predicciones climáticas cada 7 a 10 años, a hacerlo una o más veces al año, lo que permite una capacidad de respuesta mucho más ágil frente a fenómenos extremos.
Este gemelo digital también permite simular el impacto de nuevas políticas ambientales, ofreciendo a gobiernos e instituciones una herramienta predictiva de enorme valor para mitigar los efectos del calentamiento global.
2. Predicción de catástrofes naturales
Además del cambio climático, LUMI es crucial en la anticipación de desastres naturales, como inundaciones, ciclones, sequías o erupciones volcánicas. Solo en 2024, se atribuyeron al menos 3.700 muertes a fenómenos agravados por el cambio climático.
Uno de los proyectos clave es llevado a cabo por el Centro de Excelencia Europeo de Computación de Alto Rendimiento en Exaescala para la Tierra Sólida (ChEESE CoE). En colaboración con científicos islandeses, LUMI está ayudando a prever inundaciones glaciares repentinas, una amenaza latente en Islandia. Estas catástrofes, difíciles de anticipar debido a la interacción compleja entre clima, hielo y actividad sísmica, están siendo simuladas con el software Elmer/Ice sobre la plataforma de LUMI.
Asimismo, se están ejecutando investigaciones sobre cenizas volcánicas, terremotos, incendios forestales y análisis hidrológicos, con ciclos de cálculo reservados para proyectos de urgencia, incluyendo predicción meteorológica asistida por inteligencia artificial.
3. Revolución en la lucha contra enfermedades
En el ámbito biomédico, LUMI también está marcando la diferencia. Uno de sus proyectos pioneros, ComPatAI, emplea técnicas de aprendizaje profundo para analizar muestras digitales de tejidos, especialmente en casos de cáncer de mama y próstata. Coordinado por el Instituto de Biomedicina de la Universidad de Turku, este estudio espera procesar más de 2,5 millones de imágenes procedentes de Fimlab, el mayor proveedor de análisis clínicos de Finlandia.
Gracias a la potencia de LUMI, los modelos de inteligencia artificial entrenados pueden detectar indicios de cáncer invisibles al ojo humano, ofreciendo una herramienta de diagnóstico sin precedentes.
Otra línea de investigación busca modelar membranas celulares a escala atómica, con el objetivo de comprender mejor enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer, el Párkinson o la diabetes tipo 2. Como estas enfermedades alteran la composición celular a niveles imperceptibles por medios físicos, las simulaciones en LUMI permiten ampliar el conocimiento médico en una dimensión completamente nueva.
El superordenador LUMI demuestra que la ciencia y la tecnología, combinadas con una visión colaborativa internacional, pueden ofrecer soluciones reales a los grandes desafíos de nuestra era. Más allá de las cifras y las capacidades técnicas, LUMI representa el poder del conocimiento compartido al servicio del bien común.
