Lo que parecía una regla de mercado inquebrantable ha saltado por los aires: la memoria DDR4, con una década a sus espaldas, ha duplicado en precio a la moderna DDR5. Esta anomalía, sin precedentes en la historia reciente de la memoria RAM, refleja un fenómeno de escasez crítica combinada con una demanda que se niega a desaparecer.
Según datos del mercado spot recogidos por DRAMeXchange, los módulos DDR4 de 16 GB a 3.200 MHz cotizan ya en torno a los 12 dólares, mientras que sus equivalentes en DDR5 (frecuencias de 4.800 y 5.600 MHz) se sitúan alrededor de los 6 dólares. La paradoja es clara: la tecnología más antigua y con peores especificaciones técnicas cuesta el doble que la nueva generación.
¿Qué está ocurriendo?
Todo empezó de forma discreta en mayo de 2025. Los precios de la DDR4 comenzaron a subir gradualmente, sin generar demasiada alarma. Pero en cuestión de semanas, la escalada se aceleró drásticamente. La razón principal: el stock de DDR4 está disminuyendo rápidamente, y muchos fabricantes OEM (fabricantes de equipos originales) aún dependen de esta tecnología, especialmente en dispositivos de gama media y baja, servidores legacy y sistemas industriales.
En este contexto, se ha producido una verdadera carrera por acaparar stock de DDR4 antes de que desaparezca del mercado. La producción está disminuyendo de forma progresiva, y los grandes fabricantes que apostaron fuerte por DDR5 no están respondiendo a la demanda residual de la generación anterior.
Fabricantes que se están beneficiando
Empresas como Nanya Technology, el mayor proveedor actual de DDR4, han sido los grandes beneficiados. Contra todo pronóstico, Nanya optó por mantener su foco en DDR3 y DDR4, lo que hoy representa el 80 % de sus ingresos. En bolsa, esta estrategia se ha traducido en un rendimiento positivo. Otras compañías como Winbond o ADATA también están viendo cómo sus acciones suben a raíz de esta escasez y del interés renovado por la generación previa de memorias.
En particular, ADATA ha visto repuntes de hasta un 5,4 % en sus acciones, mientras que sus clientes buscan asegurar contratos a futuro para garantizar suministro. Y es que no solo está subiendo el precio spot, sino también los contratos a largo plazo, con previsiones de subidas del 30 al 40 % en el próximo trimestre.
Un mercado no preparado para el salto generacional
Aunque la industria había previsto que en 2025 DDR5 sería el nuevo estándar, lo cierto es que la transición está siendo más lenta de lo esperado. El consumo masivo, especialmente en mercados emergentes, aún no ha adoptado plenamente la nueva generación de memoria. A ello se suma la presión inflacionaria, que ha retrasado inversiones en nuevas plataformas compatibles.
En paralelo, tecnologías como DDR6 y PCIe 6.0 también han visto cómo sus desarrollos se ralentizan por los costes y la falta de tracción comercial, en lo que parece ser una fase de transición prolongada.
¿Qué implica esta situación para el consumidor?
Para quienes buscan actualizar sus ordenadores con módulos DDR4, las consecuencias son claras: pagarán más por menos. Mientras que los precios de DDR5 continúan estabilizados, quienes dependan de plataformas más antiguas tendrán que asumir un sobrecoste cada vez mayor o considerar actualizaciones de hardware completas.
Esto también afecta al canal profesional: centros de datos, empresas con parques informáticos amplios, integradores y fabricantes de NAS que aún operan con DDR4 están viendo cómo sus márgenes se estrechan.
Conclusión
La memoria DDR4, lejos de quedar relegada como tecnología obsoleta, ha vivido un renacimiento económico inesperado. Su encarecimiento refleja una tensión estructural en el mercado de memorias DRAM, donde la planificación industrial no ha acompañado el ritmo real de adopción de nuevas tecnologías.
Una lección clara para el sector: las transiciones tecnológicas nunca son lineales, y subestimar la persistencia de generaciones anteriores puede salir caro.
