Durante años, la pregunta “¿Intel o AMD?” se respondía casi por costumbre: una u otra marca, según la oferta del momento y el tipo de PC. En 2025, esa comparación sigue siendo relevante, pero se ha vuelto más compleja por una razón muy concreta: el salto del mercado hacia la eficiencia energética y la “computación con IA” (con NPUs integradas) está abriendo una puerta enorme a los chips basados en ARM, tanto en portátiles como en centros de datos.
El resultado es un escenario a tres bandas: Intel y AMD compiten con x86 en escritorio, portátil y servidor, mientras ARM gana terreno donde el consumo, la autonomía y el coste por vatio importan más que nunca.
Lo esencial: Intel y AMD siguen siendo “la elección segura” en x86
En 2025, Intel y AMD continúan dominando el ecosistema tradicional de PC por un motivo práctico: compatibilidad total. Si un usuario (o un sysadmin) necesita que todo funcione sin sorpresas —drivers, hipervisores, utilidades heredadas, software profesional, juegos anticheat—, x86 sigue siendo el estándar de facto.
Intel ha empujado fuerte su transición hacia gamas “Core Ultra” y arquitecturas híbridas (núcleos de rendimiento + eficiencia), con especial foco en portátiles y en integrar aceleración para tareas modernas. La compañía también ha ido afinando su plataforma de escritorio con actualizaciones orientadas a estabilidad, rendimiento sostenido y ajustes de consumo, en una carrera donde ya no basta con “ganar un benchmark”.
AMD, por su parte, ha consolidado su narrativa alrededor de eficiencia, rendimiento multinúcleo y una estrategia muy reconocible: chiplets, buen rendimiento por vatio y una evolución sostenida de Ryzen y EPYC. Y en gaming, su familia con caché 3D (X3D) se ha convertido en una referencia recurrente cuando el objetivo es maximizar FPS con latencias bajas.
Tabla rápida: qué conviene según el uso (2025)
| Escenario | Qué pesa más | Intel (x86) | AMD (x86) | ARM (varios fabricantes) |
|---|---|---|---|---|
| PC gaming de escritorio | FPS, compatibilidad, drivers | Muy competitivo; elección sólida | Muy fuerte (especialmente X3D) | Rara vez es la mejor opción |
| Estación de trabajo (edición, 3D, compilación) | Multinúcleo, estabilidad, RAM | Buenas opciones; depende del software | Muy competitivo por núcleos/eficiencia | Aún desigual según apps y plugins |
| Portátil “de batalla” (oficina + dev) | Autonomía, temperatura, rendimiento sostenido | Gran salto en eficiencia en gamas móviles modernas | Buen equilibrio rendimiento/consumo | Donde más está creciendo (si el software acompaña) |
| Servidores y cloud | Coste total, densidad, vatio/rendimiento | Muy presente en enterprise | Muy fuerte en densidad y eficiencia | Crece rápido (Graviton/Ampere/Grace) |
| Homelab / virtualización | IOMMU, drivers, hipervisores, soporte | Excelente compatibilidad | Excelente compatibilidad | Posible, pero depende mucho del stack |
El giro de 2025: ARM pisa fuerte (y ya no es “solo móviles”)
ARM no es “una CPU concreta”: es una arquitectura. Y lo que está cambiando el tablero es que, cada vez más, diseñadores distintos están usando ARM para construir chips muy potentes con un objetivo claro: rendimiento alto con consumo bajo.
1) Portátiles: Windows on ARM mejora (y la emulación ya no es un chiste)
El gran freno histórico de ARM en PC era la compatibilidad. En 2025, eso sigue importando, pero el panorama mejora gracias a la madurez del ecosistema y a avances en emulación de aplicaciones x86/x64 en Windows. Esa mejora no convierte a ARM en “perfecto”, pero sí hace que, para una parte del mercado, sea viable como portátil principal, especialmente si el usuario se mueve en herramientas conocidas y software actualizado.
2) “AI PCs”: la NPU como argumento comercial (y técnico)
La explosión de portátiles “preparados para IA” empuja a comparar no solo CPU/GPU, sino también la NPU (acelerador dedicado para tareas de IA local). Aquí, plataformas ARM de nueva hornada han entrado con fuerza en el discurso del mercado, con cifras de rendimiento para NPU que se han vuelto parte del mensaje de producto.
3) Centros de datos: ARM ya es estrategia, no experimento
En servidores, ARM lleva años creciendo, pero en 2025 hay señales claras de madurez:
- AWS sigue ampliando disponibilidad y posicionamiento de instancias basadas en Graviton4, orientándolas a cargas desde microservicios hasta ML inference CPU, con promesas de mejora de rendimiento frente a generaciones previas.
- Ampere continúa empujando CPUs ARM para centros de datos con diseños de alto número de núcleos pensados para densidad y eficiencia.
- NVIDIA ha reforzado el mensaje de “CPU + GPU” en plataformas para IA y HPC con Grace (ARM) como parte de su apuesta de infraestructura.
Para muchos equipos de infraestructura, esto aterriza en una idea simple: si tu carga es escalable, moderna y controlada (cloud-native, microservicios, frontends, inferencia CPU, CI/CD, etc.), ARM puede ser muy competitivo en coste/rendimiento. Si tu carga está llena de dependencias legacy, módulos propietarios o software con requisitos rígidos, x86 suele seguir siendo el camino de menor fricción.
Tabla comparativa: x86 vs ARM (lo que realmente cambia)
| Factor | x86 (Intel/AMD) | ARM (ecosistema) |
|---|---|---|
| Compatibilidad “a prueba de balas” | Muy alta en PC/servidor | Mejorando, pero variable según software |
| Rendimiento por vatio | Muy competitivo (sobre todo en móviles recientes) | Tradicionalmente fuerte; clave en portátiles/servidores |
| Variedad de plataformas | Enorme (placas, chipsets, drivers, BIOS/UEFI) | Más concentrada por fabricante/modelo |
| Virtualización y homelab | Ecosistema maduro y predecible | Puede ir muy bien, pero depende mucho del stack |
| Centros de datos | Estándar enterprise | Crecimiento acelerado (cloud y proveedores específicos) |
| Riesgo operativo | Bajo (lo “conocido”) | Medio (depende del software y soporte) |
Entonces… ¿cuál es “mejor” en 2025?
En 2025, la respuesta real es que no existe un ganador universal:
- Intel vs AMD sigue siendo una elección principalmente guiada por caso de uso, precio y plataforma, con x86 como apuesta segura por compatibilidad.
- ARM ya no es un actor secundario: en portátiles (sobre todo por autonomía y eficiencia) y en servidores (por densidad y coste operativo) está ganando terreno de forma sostenida, y el software acompaña cada vez más.
La decisión sensata, especialmente para perfiles técnicos, se parece más a esto:
- Si necesitas compatibilidad total, drivers sin sorpresas y el ecosistema más maduro: x86.
- Si tu prioridad es autonomía/eficiencia o una carga controlada y moderna (y puedes validar compatibilidad): ARM merece estar en la shortlist.