No hay duda de que la nube o el “Cloud” está de moda, y que cada vez son más las empresas que apuestan por este tipo de tecnología a la hora de ofrecer sus servicios.
Cuando hablamos de Cloud Computing, siempre se suele hacer referencia a los tres modelos distintos que nos podemos encontrar: IaaS o Infraestructura como servicio, PaaS o Plataforma como servicio y SaaS o Software como servicio, tres modelos de los que se ha hablado mucho en los últimos tiempos pero que tienen importantes diferencias entre sí, características a tener en cuenta cuando nos decidimos por contratar algún servicio basado en la nube.
Una de las diferencias más importantes está en la seguridad utilizada en estos modelos, ya que dependiendo del modelo el tema de la seguridad cambia. En el caso de los servicios IaaS, la seguridad de la infraestructura recae en el proveedor Cloud con el que se haya contratado el servicio, sin embargo el proveedor no es el responsable de los problemas de seguridad que puedan tener las aplicaciones instaladas por el usuario. Por ejemplo, si un usuario contrata una estructura IaaS e instala una aplicación Joomla o WordPress muy antigua con importantes problemas de seguridad, en caso de ser hackeada, es el propio usuario el responsable de solucionar el problema.
En el caso de contratar un servicio basas en SaaS, la cosa cambia, ya que es el proveedor del servicio el encargado de gestionar toda la infraestructura y de poner las medidas necesarias para garantizar la seguridad de la información de sus clientes, es lo que ocurre por ejemplo con la herramienta Dropbox o Google Drive, donde son ellos los que deben proporcionar la seguridad de la información almacenada por los usuarios.
En la imagen que os dejamos a continuación, podéis ver un esquema donde se representa quién es el encargado de gestionar las distintas partes de la infraestructura dependiendo del tipo de Cloud contratado.
Además de la seguridad, la ubicación de los servicios de la nube es un factor muy importante a tener en cuenta, ya que dependiendo de donde esté localizada la infraestructura, el tiempo de latencia puede ser mayor o menor, un tiempo que puede afectar a nuestro negocio, y es que está comprobado que un segundo de retraso puede hacer que miles de usuarios dejen de entrar a nuestra aplicación, lo que significa la pérdida de miles de potenciales clientes.
A la hora de desplegar una infraestructura IaaS, se puede optar por un proveedor local para disminuir esta latencia, pero no ocurre lo mismo con los servicios SaaS, ya que en la mayoría de los casos están hospedados en estructuras a miles de kilómetros de distancia.