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La IA exige una nueva arquitectura en los centros de datos: el reto de la sostenibilidad y la eficiencia

La entrada de la inteligencia artificial (IA) en los centros de datos está generando un cambio profundo en la infraestructura tecnológica. Esta tecnología, que demanda una capacidad de procesamiento mucho mayor que las aplicaciones tradicionales, impulsa una transformación tanto en el diseño como en la gestión de los data centers, introduciendo innovaciones que buscan una infraestructura más sostenible, potente y eficiente.

La IA supone una carga intensiva en el cálculo, lo que ha llevado a la incorporación de GPUs (unidades de procesamiento gráfico), TPUs (unidades de procesamiento tensorial) y otras arquitecturas especializadas en los centros de datos. Además, la virtualización y los contenedores permiten una mayor escalabilidad en entornos de IA, adaptándose a las exigencias de procesamiento y almacenamiento. Sin embargo, el impacto de la IA va más allá, impulsando también la adopción del edge computing, o computación en el borde de la red, lo que permite procesar los datos cerca del punto donde se generan, pero también desafía las estructuras tradicionales.

Infraestructura de TI: ¿estamos preparados para la IA?

La IA ha dejado de ser una tecnología experimental y cada vez son más las aplicaciones que entran en fase de producción, desde herramientas de atención al cliente hasta la monitorización de salud. Sin embargo, los centros de datos tradicionales no están diseñados para soportar las elevadas densidades de carga que exige la IA. Mientras que antes el consumo por rack oscilaba entre 2 y 5 kW, con la IA estas cifras alcanzan hasta los 30 o 40 kW. Este incremento requiere una revisión de las infraestructuras y de los sistemas de refrigeración.

En un encuentro organizado por Data Center Market y Schneider Electric, empresas como ING, Sanitas, y Nationale Nederlanden analizaron la necesidad de implementar soluciones de refrigeración híbrida, que combinan aire y agua, para enfrentar la carga intensiva de los modelos de IA. Manuel Pérez-Tabernero, de Schneider Electric, afirmó que “con la IA y las nuevas cargas de trabajo, las tecnologías de refrigeración por aire ya no son suficientes. Tendremos que pasar a soluciones híbridas”.

La nube, la IA y el retorno al on-premise

La adopción de la nube continúa siendo una tendencia en alza, especialmente en el caso de infraestructuras híbridas que permiten a las empresas mantener un control más cercano de sus activos principales. Sin embargo, la nube también presenta desafíos de costes y dependencia a largo plazo, lo que ha impulsado a algunas empresas a considerar una repatriación de sus activos críticos.

El debate entre nube y on-premise se intensifica con la IA. Si bien la nube proporciona más rendimiento y escalabilidad para los servicios de IA, las empresas se enfrentan a la incertidumbre sobre los costos futuros, especialmente ante picos de actividad. Aunque la nube es vista como la opción más segura para aplicaciones de IA complejas, la migración exige un proceso de transformación organizativa profundo.

Ciberseguridad y latencia: los retos adicionales de la IA

La implementación de la IA en centros de datos plantea además preocupaciones en términos de ciberseguridad y latencia. La necesidad de proteger los sistemas contra ataques y garantizar la disponibilidad de los servicios lleva a priorizar soluciones de seguridad avanzadas. Además, en aplicaciones donde la velocidad es crítica, la latencia se convierte en un factor determinante para la experiencia del usuario.

La latencia también impulsa el edge computing, que permite que los datos sean procesados más cerca del lugar donde se generan, reduciendo los tiempos de respuesta en aplicaciones críticas. Este aspecto es especialmente relevante en servicios que requieren tiempos de reacción inmediatos, como los sistemas de IA en la atención al cliente.

El reto de la sostenibilidad: la IA y el círculo vicioso energético

La sostenibilidad es otro de los grandes desafíos que trae la IA. Aunque esta tecnología es una gran consumidora de energía, también tiene el potencial de optimizar los centros de datos para que operen de manera más eficiente y reduzcan su impacto ambiental. Según Víctor Gago, de Schneider Electric, “la IA supone un mayor consumo de energía, pero al mismo tiempo se convierte en una herramienta que nos permite optimizar la eficiencia y sostenibilidad de los centros de datos”.

España, con una gran capacidad de generación de energía renovable, podría convertirse el epicentro de los centros de datos sostenibles, aprovechando su excedente de producción eléctrica. Sin embargo, el país enfrenta el reto de mejorar su infraestructura de electrificación para avanzar hacia un consumo más eficiente y sostenible.

Conclusión

La inteligencia artificial representa tanto un desafío como una oportunidad para la infraestructura de TI. La necesidad de una arquitectura que soporte sus exigencias de carga y sostenibilidad obliga a repensar el diseño de los centros de datos, adoptando soluciones híbridas de refrigeración, migrando hacia modelos híbridos de nube y edge computing, y mejorando los estándares de seguridad y sostenibilidad. En este contexto, España podría jugar un papel clave en el desarrollo de infraestructuras sostenibles para la IA, aprovechando su capacidad de generación renovable para liderar el camino hacia una tecnología que, aunque demandante, tiene el potencial de mejorar la eficiencia global de los sistemas de datos.

vía: DataCenterMarket

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