La tecnológica china despliega sus chips Ascend como alternativa nacional frente a las restricciones impuestas a NVIDIA en el país asiático
Huawei se ha convertido en el principal dolor de cabeza para Jensen Huang, consejero delegado de NVIDIA, en un escenario que redefine por completo el equilibrio de poder en el mercado global de la inteligencia artificial (IA). Mientras que tradicionalmente los rivales de NVIDIA han sido nombres consolidados como Intel o AMD, el nuevo desafío no proviene de Silicon Valley, sino del corazón de Shenzhen.
Las sanciones impuestas por Estados Unidos han obligado a NVIDIA a reducir drásticamente su presencia en el mercado chino, donde antes dominaba con sus chips H100 para entrenamiento e inferencia de modelos de IA. Este vacío ha sido aprovechado por Huawei, que ha fortalecido su posición con una oferta propia de chips, los Ascend 910B y 910C, diseñados específicamente para atender la demanda nacional y eludir las limitaciones de importación tecnológica.
Los chips Ascend, una alternativa real al H100
Huawei afirma que sus chips Ascend 910C están diseñados para competir directamente con el H100 de NVIDIA, considerado uno de los procesadores más potentes del mundo para cargas de trabajo de inteligencia artificial. Aunque no se conocen todos los detalles técnicos del Ascend 910C, diversos analistas sostienen que su rendimiento se sitúa en una franja comparable a los modelos occidentales de gama alta.
Mientras tanto, NVIDIA se ha visto forzada a ofrecer versiones recortadas de sus productos —con restricciones en potencia y ancho de banda— para ajustarse al marco regulatorio de exportaciones de EE. UU., debilitando aún más su competitividad en un mercado que representa una parte clave de su facturación global.
Huawei: verticalización y soberanía tecnológica
Más allá del diseño de chips, Huawei ha emprendido una ambiciosa estrategia de integración vertical. La empresa no solo diseña sus semiconductores, sino que también participa activamente en la producción, gracias a sus propias fábricas (fabs) y colaboraciones con otras entidades dentro del ecosistema industrial chino. Según informes locales, Huawei habría alcanzado de forma estable la producción de chips a 7 nanómetros, una meta que hasta hace poco se consideraba inalcanzable para la industria china sin acceso a maquinaria litográfica de última generación.
Esta autonomía en la cadena de suministro coloca a Huawei en una posición única: no depende de socios externos sancionados y puede ofrecer una solución integral al mercado local, desde el hardware hasta las plataformas de software y servicios asociados. En este punto, incluso el potente ecosistema CUDA de NVIDIA podría encontrar un competidor serio si Huawei continúa desarrollando herramientas propias para desarrolladores y centros de datos.
Reacción de NVIDIA: preocupación creciente
Las declaraciones recientes de Jensen Huang sobre las restricciones de EE. UU. y su impacto en la expansión de la inteligencia artificial en China reflejan una creciente inquietud en la cúpula de NVIDIA. Aunque la compañía intenta mitigar la pérdida de mercado con su reconocida superioridad en software y herramientas para IA, los obstáculos regulatorios y la rápida consolidación de Huawei complican cualquier intento de recuperación a corto plazo.
La política de «AI Diffusion» implementada por Estados Unidos, que limita la exportación de componentes clave, está acelerando la búsqueda de autonomía tecnológica en China. Y Huawei, con su músculo industrial y apoyo institucional, es el candidato natural para liderar esa transformación.
Un nuevo equilibrio global en IA
El pulso entre Huawei y NVIDIA trasciende lo puramente empresarial: marca una nueva etapa en la carrera por el liderazgo en inteligencia artificial, donde la geopolítica y la soberanía tecnológica juegan un papel determinante. Si la tendencia continúa, NVIDIA podría verse desplazada en uno de los mercados más grandes del mundo, no por inferioridad tecnológica, sino por una combinación de restricciones externas y competencia local altamente preparada.
En definitiva, el gigante verde se enfrenta a un reto sin precedentes: no solo mantener su supremacía tecnológica, sino también demostrar que puede adaptarse a un mundo multipolar en el que el acceso al mercado ya no está garantizado. Huawei, mientras tanto, avanza con paso firme hacia un escenario donde China deje de depender del silicio extranjero para liderar la revolución de la inteligencia artificial.
vía: wccftech