El acceso a Internet de alta velocidad en Estados Unidos podría estar a punto de experimentar un cambio significativo con la posible reconfiguración del programa Broadband Equity, Access, and Deployment (BEAD), que maneja 42.450 millones de dólares en subvenciones para ampliar la infraestructura de banda ancha. Con la reciente nominación de Arielle Roth para liderar la Administración Nacional de Telecomunicaciones e Información (NTIA), el énfasis del programa en la expansión de redes de fibra óptica podría verse reducido en favor de otras tecnologías como el cable, las redes fijas inalámbricas y los servicios satelitales.
El giro en la estrategia de expansión de banda ancha
El programa BEAD, creado en 2021 durante la administración de Joe Biden, ha priorizado el despliegue de redes de fibra óptica como la solución más sostenible y de largo plazo para garantizar conectividad de alta velocidad en todo el país. Sin embargo, la administración republicana ha expresado preocupaciones sobre lo que consideran un sesgo tecnológico en la asignación de estos fondos.
El senador Ted Cruz, un crítico de la estrategia actual, ha abogado por una distribución más «neutral» de los fondos, argumentando que el énfasis en la fibra óptica excluye otras opciones tecnológicas viables. Según Roth, la actual administración ha impuesto «requisitos extralegales» que dificultan la participación de ciertos proveedores y elevan los costos del programa.
Si bien la fibra óptica ha sido considerada la opción más viable por la NTIA debido a su capacidad de escalabilidad, durabilidad y eficiencia, un cambio en la dirección del programa podría redirigir los fondos hacia operadores de cable, servicios de Internet inalámbrico fijo y proveedores satelitales como Starlink de SpaceX.
Impacto en la infraestructura digital del país
El posible cambio de enfoque podría afectar a municipios y redes de banda ancha públicas, que actualmente cuentan con prioridad en la asignación de fondos BEAD. La administración entrante en la NTIA podría eliminar esta preferencia, favoreciendo a grandes operadores privados.
Este cambio también beneficiaría a proveedores de redes satelitales e inalámbricas, cuya participación ha sido limitada en el actual esquema del programa. Empresas como SpaceX, que intentó obtener 886 millones de dólares en subvenciones para expandir Starlink, podrían tener una segunda oportunidad bajo la nueva dirección.
Desafíos en la regulación y precios de servicio
Uno de los puntos más polémicos del programa BEAD ha sido la obligatoriedad de ofrecer una opción de servicio de banda ancha a bajo costo para familias de bajos ingresos. La NTIA bajo la administración Biden había instado a los estados a establecer un precio de 30 dólares mensuales como tarifa fija para estos servicios.
Sin embargo, tanto proveedores de Internet como legisladores republicanos han criticado esta norma, argumentando que equivale a una regulación de precios no contemplada en la legislación original. Roth ha indicado que revisará esta exigencia, lo que podría significar la eliminación de la obligación de ofrecer opciones de bajo costo, impactando directamente a millones de hogares de escasos recursos.
El futuro de la conectividad en EE.UU.
Según un artículo de Ars Technica, este cambio en la política de subvenciones podría representar un retroceso en los esfuerzos por garantizar un acceso equitativo a Internet, ya que priorizar tecnologías menos robustas que la fibra óptica podría limitar la capacidad de expansión de la infraestructura digital en el largo plazo.
En contraste, los grupos de presión que representan a proveedores de cable e Internet inalámbrico han celebrado la nominación de Roth, esperando que la nueva dirección del programa les otorgue mayores oportunidades de acceso a los fondos federales.
El debate sobre la implementación del programa BEAD continúa, y su evolución será clave para determinar cómo se distribuirán los 42.450 millones de dólares en inversiones en conectividad en los próximos años. Con un cambio de liderazgo en la NTIA y una posible revisión de las reglas del programa, el futuro de la infraestructura de banda ancha en EE.UU. podría estar a punto de cambiar drásticamente.