El gobierno de Estados Unidos ha incluido a Corea del Sur en su lista de «países sensibles», una medida que restringe significativamente la cooperación en sectores estratégicos como la Inteligencia Artificial, los semiconductores y la energía nuclear. La decisión ha tomado por sorpresa a Seúl y se enmarca en un contexto de creciente tensión geopolítica, donde Washington busca frenar posibles desarrollos nucleares en la península coreana.
Un giro inesperado en las relaciones bilaterales
La designación de Corea del Sur como «país sensible» afecta directamente su acceso a tecnologías avanzadas y complica la colaboración con instituciones de investigación estadounidenses. Hasta ahora, la lista estaba conformada por países como India, Israel, Pakistán, Arabia Saudita y Taiwán, mientras que China y Rusia son considerados amenazas estratégicas, y Corea del Norte e Irán están clasificados como estados patrocinadores del terrorismo.
De acuerdo con el investigador Lee Choon-geun del Instituto Coreano de Evaluación y Planificación de Ciencia y Tecnología (KISTEP), la medida está motivada por el debate creciente dentro de Corea del Sur sobre la posibilidad de desarrollar un programa de armamento nuclear propio. La percepción de una menor protección por parte de Estados Unidos y la creciente amenaza del programa nuclear de Corea del Norte han llevado a algunos políticos surcoreanos a plantear públicamente esta posibilidad, algo que ha generado preocupación en Washington.
Restricciones tecnológicas y consecuencias económicas
La decisión de Estados Unidos no solo afecta la cooperación en materia nuclear, sino que también impacta sectores clave como la computación cuántica, la ciberseguridad y la producción de chips avanzados. Corea del Sur, líder mundial en la fabricación de memorias y semiconductores, compite directamente con la estadounidense Micron y con China, que sigue expandiendo su presencia en el mercado de HBM y DDR5.
Los expertos advierten que las nuevas restricciones podrían ralentizar la innovación surcoreana y poner en riesgo su competitividad en la industria tecnológica. “La categorización de Corea del Sur como un país sensible obstaculizará cualquier cooperación con Estados Unidos en materia de tecnología avanzada”, señaló Chang Yong-seok, investigador visitante del Instituto de Estudios para la Paz y la Unificación de la Universidad Nacional de Seúl.
Trump endurece su postura: ¿Presión para frenar el debate nuclear?
Las restricciones llegan en un momento crítico y parecen ser parte de una estrategia de presión por parte de la administración de Donald Trump. Washington busca que Corea del Sur descarte cualquier intención de desarrollar su propio arsenal nuclear, enviando un mensaje claro: la cooperación tecnológica con Estados Unidos está condicionada a la política de seguridad del país asiático.
Seúl, por su parte, se encuentra en una encrucijada. El Ministerio de Asuntos Exteriores surcoreano ha indicado que está verificando la información, mientras que la Oficina de Seguridad Nacional aún no ha emitido comentarios oficiales. La gran incógnita es si el gobierno surcoreano cederá ante la presión estadounidense para evitar un aislamiento tecnológico o si seguirá adelante con el debate sobre su capacidad nuclear.
Un futuro incierto para la cooperación tecnológica
El impacto de esta medida en la industria surcoreana será significativo. Si bien Estados Unidos sigue siendo un socio clave en el desarrollo tecnológico global, Corea del Sur podría verse obligada a diversificar sus alianzas estratégicas, acercándose a otros actores en la región para garantizar el acceso a tecnologías clave.
La decisión de Trump también plantea interrogantes sobre el futuro de la cooperación internacional en innovación. Con Estados Unidos endureciendo las restricciones a sus aliados en el sector tecnológico, la competencia global por el liderazgo en IA, semiconductores y energía nuclear podría tomar un rumbo inesperado en los próximos meses.
Referencia: Hankyorek