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¿Está pinchando la burbuja de los centros de datos? Microsoft frena inversiones y el sector reflexiona

El auge de la inteligencia artificial ha disparado la demanda de infraestructura digital, pero algunos movimientos recientes en el mercado podrían marcar un punto de inflexión

Durante los últimos años, el sector de los centros de datos ha vivido una auténtica explosión. El crecimiento sin precedentes del uso de servicios en la nube y la aceleración de tecnologías como la inteligencia artificial generativa (IA) han impulsado una ola de construcciones, adquisiciones y despliegues a nivel mundial. Sin embargo, recientes decisiones de Microsoft y otras señales del mercado hacen preguntarse a muchos expertos si la burbuja de los datacenters no está empezando a mostrar fisuras.

En su artículo “¿Está pinchando la burbuja de los datacenters?”, publicado en LinkedIn, Eduardo Taboada Gómez, profesional con larga trayectoria en el sector, plantea una reflexión basada en hechos recientes y cifras contundentes. Según un informe de Synergy Research Group, el gasto mundial en cloud alcanzó los 330.000 millones de dólares en 2024, y la mitad de ese crecimiento fue impulsado directamente por la IA generativa【Fuente: SRG】.

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A este auge se suma la fiebre constructiva: proyectos a gran escala, adquisiciones estratégicas —como las vistas recientemente en España— y una carrera por asegurar suelo, potencia y conectividad han caracterizado el mercado. Pero las señales de enfriamiento empiezan a aflorar.

Microsoft recorta sus planes

En marzo de 2025, varios medios especializados como Bloomberg, DataCenterDynamics o Engadget e incluso Revista Cloud informaron que Microsoft está revisando sus planes de expansión en centros de datos, cancelando contratos de alquiler de capacidad —por valor de hasta 200 MW— que estaban destinados a soportar la demanda de IA.

Lo que se estaría recortando, en concreto, son los Power Purchase Agreements (PPA), es decir, contratos de suministro eléctrico a largo plazo. En un contexto en el que la IA requiere cada vez más potencia —especialmente con el despliegue masivo de GPUs de gran consumo—, el hecho de que uno de los líderes globales esté ajustando su estrategia genera inquietud.

¿Es un simple reajuste táctico, o el inicio de un cambio más profundo en el modelo?

¿Mayor eficiencia tecnológica o sobrecapacidad?

Taboada plantea que no se puede descartar que esta moderación en el despliegue de nueva infraestructura responda a un salto tecnológico inminente: sistemas más potentes y energéticamente eficientes, capaces de hacer lo mismo (o más) con menos recursos. «Lo que antes requería racks con servidores de 4 cores y 16 GB de RAM, ahora se hace con máquinas que integran miles de núcleos y varios terabytes, en menos espacio y con consumos más optimizados», señala el autor.

Y es que la historia reciente del sector demuestra que la virtualización y la consolidación han transformado radicalmente el consumo y la eficiencia de los data centers. Un nuevo salto en la evolución —como la llegada masiva de chips diseñados específicamente para IA o el uso de arquitecturas más eficientes— podría reducir la necesidad de ampliar capacidad física al mismo ritmo que hasta ahora.

El contexto energético y normativo también presiona

Más allá de los avances tecnológicos, hay que considerar los crecientes desafíos regulatorios, ambientales y energéticos. La disponibilidad de energía es un cuello de botella en regiones clave como Madrid, Dublín o Ámsterdam. Los centros de datos ya no solo se evalúan por su rendimiento, sino también por su sostenibilidad, eficiencia y cumplimiento con políticas climáticas cada vez más estrictas.

Todo esto obliga a los grandes actores a repensar sus estrategias de inversión, priorizando la eficiencia sobre la expansión descontrolada. Además, muchas organizaciones están optando por modelos híbridos o edge computing, lo que también puede influir en la distribución de la demanda.

¿Cambio de ciclo o simple pausa?

Como bien apunta Taboada, es difícil prever si nos encontramos ante un cambio estructural del modelo, o si este enfriamiento responde a ajustes momentáneos en medio de un mercado aún en crecimiento. Lo que sí parece claro es que el sector entra en una fase más madura, en la que ya no bastará con construir más, sino con construir mejor.

La consolidación, la eficiencia energética, la integración de IA en la propia gestión de la infraestructura y una planificación más estratégica marcarán la diferencia entre los líderes del futuro y los que simplemente siguieron la ola del hype.

Mientras tanto, el sector observa de cerca. Porque cuando un gigante como Microsoft levanta el pie del acelerador, algo importante se está moviendo. Y quizás, como dice el propio Taboada, el próximo gran salto esté más cerca de lo que creemos.

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