El Gobierno impulsa una ley que limita la innovación en IA en lugar de potenciarla
Mientras el resto del mundo compite en el desarrollo de inteligencia artificial, España ha decidido ponerle puertas al campo con un anteproyecto de ley que, lejos de fomentar la innovación y el liderazgo tecnológico, impone restricciones, regulaciones excesivas y sanciones desproporcionadas.
El Gobierno de España ha aprobado un anteproyecto de ley para la gobernanza de la Inteligencia Artificial (IA) con la supuesta intención de garantizar un uso «ético, inclusivo y beneficioso» de la IA. Sin embargo, en lugar de impulsar la inversión en tecnología, desarrollar talento o atraer empresas del sector, se enfoca en prohibiciones, sanciones millonarias y barreras burocráticas que ahuyentarán a cualquier empresa con intención de desarrollar IA en el país.
El ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López, justificó la medida afirmando que la IA puede ser utilizada para “mejorar nuestras vidas o atacar la democracia”, obviando que el futuro de la economía global dependerá de esta tecnología y que las grandes potencias están invirtiendo miles de millones en su desarrollo.
Prácticas prohibidas: regular lo incontrolable
El reglamento europeo de IA ya establece un marco normativo para evitar usos maliciosos de la inteligencia artificial. Sin embargo, el Gobierno español ha decidido adelantarse con medidas aún más restrictivas, entre ellas:
- Prohibición de manipulación subliminal, lo que implica que el Estado determinará qué información puede influir en los ciudadanos, abriendo la puerta a la censura.
- Prohibición de clasificación biométrica, como si fuese posible frenar el desarrollo de tecnologías que ya existen y se usan globalmente.
- Prohibición de sistemas de puntuación social, algo que nadie ha propuesto implementar en España, pero que el Gobierno quiere vender como una gran victoria regulatoria.
- Prohibición de inferencia emocional en empresas y educación, ignorando que esta tecnología puede ser clave para mejorar la experiencia de empleados y estudiantes.
Todas estas prohibiciones son absurdas en un mundo donde la IA ya se usa masivamente. Google, Microsoft, OpenAI o Tesla seguirán avanzando en estos desarrollos sin que ninguna regulación española pueda impedirlo. La única consecuencia será que España se quede atrás, sin empresas competitivas en el sector y con una fuga de talento hacia países con menos trabas burocráticas.
Multas millonarias para empresas que intenten innovar
Las sanciones establecidas en esta nueva legislación no tienen sentido en un contexto de competencia global. Mientras que en otros países se incentiva el desarrollo de IA con financiación y ventajas fiscales, en España se amenaza con multas de hasta 35 millones de euros o el 7% del volumen de negocio para quienes incumplan estas normas arbitrarias.
Las empresas que desarrollen IA en España deberán cumplir con un laberinto de regulaciones y serán supervisadas por organismos como la Agencia Española de Protección de Datos, la Junta Electoral Central y la Agencia Española de Supervisión de la IA. Un Estado que apenas puede gestionar su propia burocracia pretende ahora fiscalizar el avance tecnológico global.
Sandboxes de IA: otra trampa burocrática disfrazada de innovación
El Gobierno presume de adelantarse a la UE creando un entorno controlado de pruebas (sandbox de IA) para proyectos de alto riesgo. Pero en lugar de fomentar el desarrollo real, esto será otro sistema de permisos y autorizaciones que retrasará cualquier avance.
Cualquier empresa que quiera probar una nueva aplicación de IA tendrá que pasar por un proceso burocrático de selección y revisión, sometiéndose a las reglas de un comité gubernamental que decidirá qué proyectos pueden seguir adelante y cuáles no.
Mientras tanto, en EE.UU., China y otros países, las empresas están experimentando y lanzando productos en el mercado sin esperar la aprobación de burócratas.
España, destinada a ser un país consumidor de IA, no creador
El enfoque del Gobierno es claro: España no competirá en IA, simplemente consumirá lo que desarrollen otros países. En lugar de atraer inversión, formar expertos y crear incentivos para que las startups tecnológicas prosperen, el mensaje es que cualquier empresa que quiera innovar en IA tendrá que lidiar con normativas estrictas, sanciones y supervisión estatal.
Los gobiernos que realmente están apostando por la IA están invirtiendo en infraestructura, facilitando la atracción de talento y eliminando barreras para el desarrollo. En España, en cambio, la estrategia es regular primero, desarrollar después (si es que queda algo por desarrollar).
Si esta ley se mantiene tal y como está planteada, el futuro de la IA en España será desolador: las empresas punteras se instalarán en otros países, los investigadores emigrarán y la tecnología que revolucionará el mundo llegará a España con años de retraso. Pero eso sí, con todas las etiquetas y avisos legales bien colocados para cumplir con la normativa gubernamental.
Fuente: Noticias Inteligencia artificial