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¿Es realmente necesario cambiar las contraseñas con frecuencia?

Durante años, la recomendación estándar en ciberseguridad ha sido cambiar periódicamente las contraseñas para evitar accesos no autorizados. Sin embargo, diversos estudios y expertos en seguridad han demostrado que esta práctica no solo es innecesaria en la mayoría de los casos, sino que puede ser contraproducente.

El mito de cambiar contraseñas constantemente

La idea de renovar las credenciales cada pocos meses proviene de un enfoque antiguo que buscaba minimizar los riesgos en caso de robo de datos. Sin embargo, estudios realizados por el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos (NIST) han señalado que esta estrategia no ofrece beneficios reales si las contraseñas son fuertes y únicas.

En la práctica, forzar a los usuarios a cambiar sus contraseñas de forma recurrente puede generar problemas como:

  • Uso de contraseñas débiles: Al verse obligados a recordar nuevas credenciales con frecuencia, muchas personas optan por claves fáciles de memorizar, como secuencias numéricas o variaciones mínimas de la anterior.
  • Reutilización de contraseñas: En lugar de crear una clave única para cada cuenta, los usuarios terminan reutilizando contraseñas en múltiples plataformas, aumentando el riesgo si alguna de ellas es comprometida.
  • Mayor vulnerabilidad a ataques de ingeniería social: Un usuario que cambia constantemente sus credenciales puede terminar almacenándolas en lugares inseguros o recurriendo a combinaciones predecibles.

La verdadera clave de la seguridad: contraseñas fuertes y autenticación en dos pasos

En lugar de cambiar contraseñas con frecuencia, los expertos recomiendan enfocarse en crear credenciales seguras y adoptar prácticas de protección adicionales. Para ello, es recomendable:

  • Utilizar contraseñas largas y complejas: Se sugiere una longitud mínima de 12 caracteres que incluya letras mayúsculas y minúsculas, números y símbolos.
  • No reutilizar contraseñas: Cada servicio debe tener una clave única para evitar que una filtración comprometa múltiples cuentas.
  • Usar un gestor de contraseñas: Herramientas como 1Password, Bitwarden o LastPass permiten generar y almacenar contraseñas seguras sin necesidad de memorizarlas.
  • Activar la autenticación en dos pasos (2FA): Esta medida añade una capa adicional de seguridad, requiriendo un código temporal generado en un dispositivo móvil o enviado al correo electrónico.

¿Cuándo es necesario cambiar la contraseña?

Aunque no es recomendable hacerlo de manera periódica sin motivo, existen situaciones en las que cambiar la contraseña es fundamental:

  1. Filtraciones de datos: Si un servicio ha sufrido una brecha de seguridad y las credenciales han sido expuestas.
  2. Intentos de acceso sospechosos: Si se detecta actividad inusual en una cuenta o intentos de inicio de sesión desde ubicaciones desconocidas.
  3. Ataques de phishing: Si el usuario ha caído en un engaño y ha proporcionado sus credenciales a un atacante.
  4. Presencia de malware: Si el dispositivo ha sido infectado con software malicioso que podría haber capturado la contraseña.
  5. Compartición accidental de credenciales: Si la clave ha sido divulgada a otra persona y se quiere restringir su acceso.

Conclusión: mejorar la seguridad sin complicaciones innecesarias

El cambio frecuente de contraseñas no es una estrategia efectiva para la seguridad digital. La mejor protección radica en utilizar claves robustas, únicas y almacenadas de manera segura, complementadas con autenticación en dos pasos.

Más que preocuparse por cambiar contraseñas cada pocos meses, los usuarios deben centrarse en la prevención y en adoptar herramientas que faciliten la gestión de su seguridad sin generar riesgos innecesarios.

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