El SSD del MacBook Pro con M5 arrasa al del M4: lecturas y escrituras superan los 6.000 MB/s y dejan un 211 % de diferencia en pruebas

A simple vista, el nuevo MacBook Pro con chip M5 podría parecer una actualización conservadora: mismo chasis, misma refrigeración con un ventilador y un único heatpipe, y ese aire de “más de lo mismo” al que Apple nos tiene acostumbrados en ciclos intermedios. Pero bajo la tapa hay cambios con impacto real en el día a día. El más llamativo, según una comparativa publicada por el canal Max Tech, está en el almacenamiento: el SSD del M5 vuela respecto al del M4, hasta el punto de marcar más del doble de rendimiento en secuencial en el popular test Blackmagic Disk Speed Test.

La prueba no es un único número aislado. En lectura secuencial, el MacBook Pro M5 se situó en 6.323 MB/s, frente a los 2.031 MB/s del MacBook Pro M4: +211,3 % de diferencia. En escritura, la brecha también es sensible: 6.068 MB/s para el M5 por 3.293 MB/s para el M4 (+84,31 %). Ambos equipos —según muestra el despiece— montan dos chips NAND para exprimir el ancho de banda de la controladora, pero los resultados sugieren que Apple ha retocado el subsistema de almacenamiento en el modelo nuevo (probablemente, la controladora SSD y/o el firmware), acercándolo al rendimiento de NVMe PCIe 4.0 que se ve en PCs de gama alta.

Misma receta térmica, SSD distinto

Uno de los datos que más llama la atención es que Apple no ha cambiado la disposición interna entre generaciones: el M4 y el M5 comparten ventilación y layout. Tampoco hay pistas visuales de una reconfiguración radical del almacenamiento, más allá del detalle de los dos paquetes NAND. Aun así, el salto en velocidades es claro y, sobre todo, consistente entre lectura y escritura en la herramienta de Blackmagic, que es la de referencia para medida secuncial en el mundo del vídeo y de los workflows de archivos pesados.

Dicho esto, conviene subrayar lo obvio: Blackmagic mide acceso secuencial, el escenario en el que cualquier SSD luce mejor (copias grandes, renderizados, exportaciones, traspaso de bibliotecas). El rendimiento aleatorio (que impacta en abrir apps, cargar proyectos con miles de archivos pequeños, o en compilaciones con muchas dependencias) suele depender más de colas, latencias y cachés, y no siempre escala en la misma proporción. A falta de una batería de pruebas más amplia (fio, AmorphousDiskMark, pruebas de arranque y tiempo de apertura de apps con cronómetro), el dato de Blackmagic sugiere mejoras tangibles en la parte de I/O pesado, que en la práctica se traducen en menos “esperas” cuando se mueven paquetes grandes de datos.

¿Qué ha cambiado?

Apple no detalla públicamente la controladora SSD ni la arquitectura exacta del subsistema de almacenamiento en sus portátiles, así que, por ahora, solo cabe inferir. Dos hipótesis razonables:

  • Controladora más capaz/actualizada (más canales, mejor planificación, más caché DRAM o HMB si aplica) que permita alimentar de forma sostenida los dos módulos NAND en paralelo.
  • Firmware y gestión térmica distintos que mantengan el throttle a raya durante la ventana de prueba. Si la unidad es capaz de sostener 6 GB/s sin caer en el tramo final del test, el usuario lo notará en exportaciones largas y copias voluminosas.

Lo que no ha cambiado es la filosofía de integración: SSD soldado a placa (sin opción de ampliación posterior) y diseño orientado a homogeneidad. Apple compensa con velocidad y latencia de primera línea, pero mantiene la decisión de no habilitar reemplazos o upgrades por parte del usuario.

Temperaturas: el M5 “se calienta”, pero menos que el M4

El mismo vídeo de Max Tech recoge un detalle térmico relevante para cualquiera que vaya a exprimir CPU y/o GPU: el M5 puede alcanzar 99 °C en cargas intensivas. Es una cifra alta, sí, pero el propio autor matiza que se comporta mejor que el M4 en condiciones equivalentes: menos tiempo en el techo térmico y recuperación más rápida, gracias —cabe pensar— a microajustes en el perfil de ventilación y en el comportamiento del SoC bajo estrés.

Esto no significa que el M5 sea frío (no lo es), sino que gestiona mejor el calor con el mismo sistema. Si su flujo de trabajo incluye cargas largas (edición de vídeo, compilación, ML local), el throttling será el factor a observar en pruebas más prolongadas. Que el SSD vuele y que el chip aguante mejor el tipo pinta un cuadro favorable para exportar más rápido y para mover proyectos con menos cuellos de botella I/O-CPU.

¿Se nota en el día a día?

, y no solo en cifras. Un SSD más rápido suaviza aperturas de aplicaciones grandes, carga de bibliotecas (Lightroom, Final Cut, Xcode), copias de proyectos, duplicados de máquinas virtuales y, en general, todo lo que implique mover bloques grandes. El salto del M4 al M5 no es de “segundos a milisegundos”, pero sí de esperas que se recortan en varios segundos por operación, y eso, sumado, se siente en una jornada real.

En paralelo, las mejoras del SoC (que no son objeto de este análisis) se benefician de tener un “disco” que no se queda corto a la mínima. En carga mixta (CPU/GPU + I/O), el hecho de que el SSD no estrangule es una ayuda clara en fluidez.

¿Y el precio?

Más allá del rendimiento, el factor precio siempre pesa. La referencia citada por el youtuber menciona dos opciones en EE. UU.:

  • MacBook Pro M5 (base): 1.583 $ (acabado Space Black).
  • MacBook Pro M4 (base “potenciado”): 1.349 $ con 16 GB de memoria unificada, 512 GB de SSD y CPU/GPU de 10 núcleos (mismo acabado Space Black).

La tentación aquí es evidente: si el presupuesto aprieta y no se necesita el último salto en SSD/SoC, el M4 “bien configurado” ofrece mucho valor. Si, por el contrario, el uso cotidiano exprime almacenamiento, exportaciones y herramientas de trabajo, el M5 presenta un equilibrio de rendimiento-precio atractivo solo por el recorte de cuellos de botella.

Contexto: pruebas, configuraciones y letra pequeña

Hay varios matices que conviene considerar antes de extrapolar:

  • Capacidad: Apple ha intercalado en el pasado configuraciones “de entrada” con menos chips NAND (por ejemplo, 1× en modelos base) que penalizaban el rendimiento. En esta comparativa se muestran dos módulos en ambos, pero no todas las configuraciones en tienda son idénticas. Verifica capacidad y canales si el rendimiento del SSD es crucial para tu compra.
  • Tipo de test: Blackmagic es secuencial y muy útil para flujos de vídeo. Si tu carga es más de desarrollo, datos o aplicaciones con I/O aleatorio, busca comparativas que incluyan pruebas 4K aleatorias, latencia y colas.
  • Sostenimiento: los 6 GB/s importan si pueden mantenerse (exportaciones largas, copias de decenas de gigas). Un primer sprint brillante que se degrada rápido tendrá menos impacto real.
  • Térmicas: alcanzar 99 °C no es el fin del mundo, pero sí un límite. Si tu flujo de trabajo es exigente, valora supervisión de temperatura y rendimiento sostenido con test de 30-60 minutos.

¿Para quién es el salto?

  • Creadores de contenido (vídeo/foto) que mueven archivos grandes y exportan con frecuencia.
  • Desarrollo con workspaces voluminosos, repositorios masivos y tareas de build/test paralelas.
  • Ciencia de datos y ML local con datasets de tamaño medio/grande que entran y salen del disco con regularidad.
  • Usuarios intensivos de máquinas virtuales o contenedores que duplican imágenes y hacen snapshots frecuentes.

Si tu uso es sobre todo ofimática, navegación, videollamadas y algo de edición ligera, el salto seguirá apreciándose, pero no es imprescindible.

Conclusión

La etiqueta de “actualización menor” no le hace justicia al MacBook Pro con M5. Al menos en lo que respecta al SSD, Apple ha dado un paso claro: más de 6.000 MB/s en lectura y escritura secuenciales —según Blackmagic— y una ventaja contundente frente al M4 que se notará en copias, exportaciones y cargas de proyectos. Si a ello se suma un comportamiento térmico menos estresado que en la generación anterior (aun alcanzando picos altos), el M5 se perfila como una opción redonda para quienes priorizan fluidez y tiempos de espera bajos en el día a día.

Eso sí: como siempre, verifica la configuración concreta que vayas a comprar (capacidades de SSD y canales NAND) y pon en contexto las pruebas: Blackmagic es un gran indicador para secuencial, pero no sustituye una batería completa que incluya aleatorio y sostenimiento a largo plazo. Con esas cautelas, el veredicto de esta comparativa es difícil de discutir: el almacenamiento del M5 corre en círculos alrededor del del M4.


Preguntas frecuentes

¿De verdad el SSD del M5 es más del doble de rápido que el del M4?
En lectura secuencial medida con Blackmagic, sí: 6.323 MB/s frente a 2.031 MB/s (+211,3 %). En escritura, la subida también es notable (6.068 vs 3.293 MB/s, +84,31 %). En cargas aleatorias la diferencia puede ser menor, pero la mejora en copias/exportaciones es clara.

¿Se mantienen esas velocidades en uso real?
Depende de la tarea, del tamaño de los archivos y de la temperatura. Para archivos grandes, el M5 debería sostener mejor los 6 GB/s; en flujos con muchos ficheros pequeños, el rendimiento aleatorio y la latencia pesan más que la cifra “gorda” de secuencial.

M4 vs M5 MacBook Pro ULTRA Comparison - Holy SMOKES, Apple!

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