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El auge de los servidores de IA: la batalla por la computación entre CPU, GPU y nuevos aceleradores

En la carrera global por el dominio de la inteligencia artificial, los servidores diseñados específicamente para estas cargas de trabajo se han convertido en el corazón de los centros de datos. Según un reciente informe de Bank of America, estos sistemas —conocidos como servidores de IA— se definen como configuraciones informáticas básicas compuestas por una CPU, uno o varios aceleradores (como GPU, ASIC o XPU) y la memoria asociada. Aunque su diseño pueda parecer simple, el mercado que los rodea es cada vez más complejo, competitivo y estratégico.

Las CPU siguen siendo imprescindibles, pero su protagonismo disminuye

Toda arquitectura de servidor comienza con una CPU, pero su peso relativo en el rendimiento y valor total del sistema ha disminuido significativamente en los últimos años. Aun así, los envíos de CPU siguen creciendo, impulsados por el incremento global en el número de servidores. Se espera que los envíos pasen de los 12,3 millones de unidades en 2023 a superar los 16 millones en 2027.

En su mayoría, los servidores tradicionales emplean una configuración dual-socket, es decir, dos CPUs por servidor. Sin embargo, esta disposición está siendo complementada cada vez más por aceleradores que se encargan de las cargas de trabajo más intensivas, especialmente en inteligencia artificial y aprendizaje automático.

Intel pierde terreno ante AMD y ARM en la guerra por los centros de datos

El informe de BofA detalla la transformación del panorama competitivo en el mercado de CPU para servidores, destacando cómo Intel (INTC), antaño líder indiscutible, ha cedido terreno frente a AMD y la arquitectura ARM. A continuación, el desglose por proveedor:

Intel (INTC)
Hasta 2017, Intel controlaba más del 99% del mercado en valor, gracias a su ecosistema consolidado y a una posición de liderazgo técnico. Pero desde que comenzaron los retrasos en sus ciclos de productos y manufactura —alrededor de 2018—, la compañía empezó a perder cuota frente a AMD. En el sector de cloud computing, donde el Total Cost of Ownership (TCO) es crítico, Intel ha cedido una parte significativa de su dominio, y hoy retiene menos del 50% del mercado en la nube, aunque sigue siendo fuerte en el ámbito empresarial tradicional, donde los costes de cambio son elevados.

AMD
El lanzamiento de los procesadores EPYC basados en la arquitectura Zen en 2017 marcó un punto de inflexión. AMD ha aprovechado sus ciclos de producto más ágiles y sus diseños basados en chiplets —con mayor número de núcleos— para arrebatar cuota de mercado a Intel, sobre todo en el sector cloud. En la actualidad, ya supera el 50% del mercado en valor en este segmento y se espera que su participación global alcance el 40% hacia 2027. Incluso en el mercado empresarial, donde la base instalada favorece a Intel, AMD continúa ganando clientes con sus productos competitivos.

ARM
A diferencia de Intel y AMD, que emplean la arquitectura x86, los procesadores ARM utilizan una ISA (Instruction Set Architecture) desarrollada por ARM Holdings, con base en el Reino Unido. Su ventaja principal es la eficiencia energética, lo que los hace atractivos en contextos donde el TCO se ha vuelto prioritario. Aunque históricamente han sido menos flexibles y adaptables, los desarrollos recientes están cambiando esa percepción.

Los grandes operadores de centros de datos (hyperscalers) ya han comenzado a adoptar CPUs ARM desarrolladas internamente. Es el caso de Amazon con Graviton, Google con Axion y Microsoft con Cobalt. Además, Nvidia ha introducido configuraciones como el rack GB200, que combina una CPU Grace (ARM) con sus nuevas GPU Blackwell, posicionándose como una solución potente para cargas de IA a gran escala.

El nuevo equilibrio en los centros de datos

El auge de las arquitecturas ARM y la consolidación de AMD evidencian un cambio de paradigma en los centros de datos modernos. La eficiencia energética, la capacidad de escalar y el TCO están redibujando el mapa tecnológico, desafiando la hegemonía x86 y permitiendo nuevas estrategias de despliegue por parte de los principales actores del sector.

Este cambio no solo impacta a los fabricantes de chips, sino también a todo el ecosistema de software, servicios cloud y gestión de infraestructuras. La tendencia es clara: los servidores ya no son sistemas monolíticos dominados por una sola marca o arquitectura. Son plataformas heterogéneas, optimizadas para la nueva era de la inteligencia artificial.

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