La administración de Donald Trump ha redoblado su ofensiva contra Huawei, advirtiendo que todas las empresas del mundo que utilicen chips de inteligencia artificial de la serie Ascend podrían enfrentarse a sanciones por violar los controles de exportación de EE.UU., independientemente de su ubicación geográfica. El Departamento de Comercio ha sido tajante: los procesadores Ascend 910B, 910C y 910D están sujetos a regulaciones porque, según Washington, se han fabricado con tecnología o software de origen estadounidense.
La medida, aunque no se trata de una nueva normativa, ha sido interpretada como una aclaración agresiva de las reglas ya existentes, con implicaciones inmediatas para empresas tecnológicas y gobiernos de todo el mundo.
Un veto que no conoce fronteras
La Oficina de Industria y Seguridad (BIS) del Departamento de Comercio ha confirmado que el uso de chips Ascend de Huawei, en cualquier lugar del mundo y por cualquier entidad, se considera una infracción automática de las leyes de exportación estadounidenses. Según expertos legales, esto se debe a que dichos chips contienen componentes, tecnologías de diseño o herramientas de fabricación que están bajo jurisdicción de EE.UU., aunque se ensamblen fuera del país.
Kevin Wolf, exfuncionario del gobierno y actual asesor en normativa de exportación, lo explicó con claridad: “No es una nueva norma, simplemente se hace pública una interpretación firme: incluso el uso de un chip Huawei puede ser motivo de sanción”.
El ascenso silencioso de Huawei en IA
Esta decisión llega justo cuando Huawei está logrando avances importantes en el desarrollo de hardware de inteligencia artificial. La empresa china ha creado clústeres de chips Ascend 910C, que, aunque más modestos a nivel individual que los chips de Nvidia, ofrecen rendimiento competitivo cuando se agrupan, superando en algunas métricas a productos equivalentes de EE.UU. como los GB200 o GB300.
Huawei, ante las restricciones impuestas desde 2019, ha acelerado su autonomía tecnológica. Ha desarrollado HarmonyOS para PC como alternativa a Windows, ha iniciado la producción nacional de semiconductores con procesos avanzados sin tecnología estadounidense directa, y ha fortalecido su estrategia de alianzas locales.
Impacto geopolítico y tensiones con aliados
La advertencia de EE.UU. no se dirige solo a rivales, sino también a socios estratégicos, incluidos países de Oriente Medio como Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos, donde se están firmando contratos millonarios para construir infraestructuras de IA. De hecho, la advertencia coincidió con la visita de Donald Trump a Arabia Saudí, donde se anunció que la nueva empresa estatal Humain utilizará cientos de miles de chips de Nvidia para construir centros de datos de hasta 1 GW de potencia.
No obstante, fuentes internas expresaron preocupación por el creciente acercamiento entre países del Golfo y China en tecnología avanzada, temiendo que estas asociaciones puedan facilitar indirectamente el acceso de Huawei a mercados restringidos.
Reacciones y controversia
Huawei no ha respondido oficialmente al anuncio, mientras que desde EE.UU. se sostiene que la decisión no es proteccionismo, sino una defensa legítima de la propiedad intelectual y la seguridad nacional. Sin embargo, varios gobiernos y empresas han mostrado su malestar ante lo que consideran una imposición extraterritorial de normas estadounidenses.
En paralelo, el Departamento de Comercio anunció que retiraba la denominada “AI Diffusion Rule”, una regulación promovida durante la administración Biden para clasificar a los países en función de su acceso a tecnología de IA. Aunque se preveía que entrara en vigor el 15 de mayo, ha sido descartada por considerarse demasiado burocrática.
Conclusión
Con este nuevo paso, EE.UU. deja claro que no permitirá que Huawei avance en IA sin consecuencias, y que vigilará de cerca cualquier intento de terceros de actuar como intermediarios tecnológicos. La advertencia envía un mensaje contundente al mundo: usar chips de IA chinos diseñados con tecnología estadounidense es ahora una línea roja, y cruzarla podría acarrear sanciones severas.
La carrera tecnológica entre Washington y Pekín sigue escalando, y el control de los chips de inteligencia artificial se ha convertido en el nuevo frente de una guerra geopolítica y económica sin tregua.
vía: arstechnica