Del coaxial al RJ45: por qué volver al cable Ethernet es la mejor decisión para tu hogar digital

La historia de Internet en los hogares no siempre estuvo ligada al WiFi. Antes de que la conexión inalámbrica inundara nuestras casas, fueron los cables los que garantizaron que los primeros ordenadores pudieran comunicarse. Desde el cable coaxial en los años 80 y 90, hasta el popular par trenzado con conector RJ45, la conexión física ha sido sinónimo de estabilidad. Hoy, con el auge de la domótica, el streaming en 4K, los videojuegos online y la inteligencia artificial en el hogar, volver al Ethernet parece más lógico que nunca.


Antes del RJ45: la era de los cables coaxiales y seriales

Cuando se habla de red doméstica, la mayoría piensa automáticamente en el RJ45. Pero mucho antes, existieron otros intentos de llevar conectividad entre equipos:

  • Cable coaxial (10BASE2 o 10BASE5): En los años 80 y principios de los 90, era habitual encontrar redes montadas con cables coaxiales gruesos, los mismos que se usaban en televisión. Los ordenadores se conectaban en cadena, usando conectores BNC y terminadores en los extremos. Era barato, pero poco flexible: si un equipo fallaba o alguien desconectaba el cable, toda la red se caía.
  • Cables seriales y paralelos: En los hogares, compartir datos entre dos ordenadores se hacía con cables seriales (RS-232) o paralelos, lo que se conocía como “cable null modem” o “LapLink”. Servían para transferir archivos, pero a velocidades ridículas comparadas con las actuales.
  • Token Ring: Aunque más común en empresas, IBM popularizó esta tecnología basada en un “anillo lógico” que conectaba ordenadores mediante cables especiales. Era robusta, pero cara y poco flexible para el hogar.

El salto cualitativo llegó cuando los cables coaxiales dejaron paso al par trenzado con conector RJ45, más fácil de instalar, más barato y mucho más escalable. Ese estándar es el que sigue vivo en nuestras casas y oficinas a día de hoy.


La llegada del RJ45 y el par trenzado: estabilidad para décadas

El conector RJ45, junto al cable de par trenzado (Cat 5, Cat 6, Cat 7 y ahora Cat 8), trajo consigo una auténtica revolución. Permitía conexiones punto a punto, cada ordenador con su cable directo al switch o al router, lo que evitaba que un fallo arrastrara a toda la red, como ocurría con el coaxial.

Con el paso de los años, este sistema fue aumentando de velocidad:

  • 10 Mbps (Ethernet clásico, años 90).
  • 100 Mbps (Fast Ethernet, finales de los 90).
  • 1 Gbps (Gigabit Ethernet, los 2000).
  • 2,5/5/10 Gbps (estándares actuales en cables Cat 6a y superiores).

Hoy, gracias al RJ45, es posible montar en casa una red tan rápida y fiable como la de una oficina profesional, aprovechando al máximo las conexiones de fibra que ya superan el gigabit.


El WiFi: comodidad a costa de fiabilidad

La llegada del WiFi a principios de los 2000 cambió las reglas del juego. De repente, no había que llenar la casa de cables. El portátil podía usarse en el sofá, la tablet en la cocina y el smartphone en cualquier lugar. La comodidad era indiscutible.

El problema es que esa libertad tiene precio:

  • Interferencias: el WiFi comparte espectro con vecinos, microondas, teléfonos inalámbricos o incluso luces LED.
  • Latencia variable: un segundo va perfecto, al siguiente hay microcortes o retrasos que arruinan una videollamada.
  • Seguridad más débil: aunque WPA3 es sólido, las redes inalámbricas siguen siendo un objetivo atractivo para atacantes.
  • Velocidad inestable: los estándares prometen cifras astronómicas (WiFi 6E, WiFi 7), pero rara vez alcanzables en la práctica real de un hogar.

Por eso, cada vez más especialistas recomiendan recuperar el Ethernet para todo lo que no se mueva.


Por qué volver al cable en el hogar conectado

1. Estabilidad y latencia mínima

Un PC conectado por cable no sufre los microcortes que arruinan partidas online o reuniones de trabajo. La latencia suele estar por debajo de los 5 ms, frente a los 20-60 ms del WiFi.

2. Velocidad real garantizada

Con un cable Cat 6 o Cat 7, un usuario puede mover datos a 1, 2,5 o incluso 10 Gbps dentro de su red local, algo impensable con WiFi en condiciones reales.

3. Seguridad física

El WiFi se puede interceptar a distancia. El Ethernet, no: hay que tener acceso físico al cable. En tiempos de ciberataques y dispositivos IoT inseguros, minimizar riesgos es vital.

4. Optimización de la red inalámbrica

Si las Smart TV, consolas y ordenadores van por cable, la red WiFi queda liberada para móviles, tablets y dispositivos realmente móviles. Esto mejora la experiencia inalámbrica.

5. Eficiencia energética

El WiFi exige que router y dispositivos mantengan una comunicación constante, incluso en reposo. El cable reduce parte de ese consumo invisible.


¿Qué conectar por Ethernet en casa?

  • PC de sobremesa y portátiles fijos en un escritorio.
  • Smart TV y dispositivos de streaming (Netflix, Disney+, Prime Video).
  • Videoconsolas: un simple cable elimina la frustración de la latencia.
  • Servidores caseros y NAS: para copias de seguridad y almacenamiento multimedia.
  • Cámaras IP fijas y equipos de domótica estáticos.

Conectar estos equipos libera al WiFi y mejora la experiencia global.


El esfuerzo merece la pena

Tender un cable hoy es mucho más sencillo que hace 20 años. Existen canaletas discretas, adaptadores PLC con Ethernet, switches pequeños que permiten llevar la conexión a varias habitaciones sin llenar la casa de cables visibles. Un pequeño esfuerzo que transforma radicalmente la experiencia digital del hogar.


Conclusión: la lección del pasado

El paso del coaxial al RJ45 nos enseñó que cada evolución tecnológica buscaba un equilibrio entre rendimiento y comodidad. El WiFi aportó movilidad, pero a costa de estabilidad. Hoy, en plena era de la nube, la IA doméstica y el streaming masivo, vale la pena volver a mirar atrás y recuperar lo que mejor funcionaba: el cable Ethernet.

No se trata de renunciar a la comodidad inalámbrica, sino de combinarla inteligentemente con la fiabilidad del cable. Igual que en los 90 conectábamos ordenadores con RJ45 para evitar caídas, ahora podemos usarlo para que el hogar digital no dependa de una señal de radio vulnerable y saturada.


Preguntas frecuentes (FAQ)

1. ¿Qué ventajas tiene el cable Ethernet frente al WiFi?
Ofrece más velocidad real, menor latencia, más seguridad y estabilidad constante, independientemente de interferencias o saturaciones.

2. ¿Qué cables se usaban antes del RJ45 en casa?
Principalmente coaxiales (10BASE2/10BASE5), cables seriales RS-232 o paralelos, y en entornos empresariales Token Ring. Todos fueron reemplazados por el Ethernet con par trenzado y conector RJ45.

3. ¿Debo cablear toda mi casa para mejorar la conexión?
No es necesario. Lo recomendable es conectar por cable los dispositivos fijos (TV, consolas, PCs, NAS), y dejar el WiFi para móviles y tablets.

4. ¿Qué tipo de cable comprar hoy?
Un Cat 6 o Cat 6a es suficiente para la mayoría de hogares, ya que soporta hasta 10 Gbps en distancias razonables. Si buscas máxima durabilidad, Cat 7 o Cat 8 son opciones a prueba de futuro.

vía: Volver al cable Ethernet

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