El mercado mundial de servicios de infraestructura cloud ha cruzado un umbral simbólico: 102.600 millones de dólares de gasto en el tercer trimestre de 2025, con un crecimiento interanual del 25 %. El dato, recogido en un informe de Omdia publicado en Londres el 22 de diciembre, apunta a un patrón que ya no parece coyuntural: el sector encadena cinco trimestres consecutivos creciendo por encima del 20 % y, sobre todo, lo hace por una razón muy concreta. La Inteligencia Artificial está dejando de ser un laboratorio de pruebas para convertirse en una carga de trabajo de producción, estable y permanente, dentro de empresas de todos los tamaños.
Ese cambio de fase —de “pilotos” a despliegues operativos— no solo incrementa el consumo de cómputo y almacenamiento. También modifica la naturaleza de la competencia: la batalla ya no se libra únicamente por quién tiene el mejor modelo, sino por quién ofrece la plataforma más robusta para ejecutar varios modelos y agentes de IA sin fricciones, con continuidad operativa, y con control de costes.
Tres gigantes, dos tercios del mercado
En el trimestre, AWS, Microsoft Azure y Google Cloud mantuvieron el mismo orden en el podio y concentraron de forma conjunta el 66 % del gasto global, según Omdia. Ese liderazgo concentrado se sostiene, además, con crecimiento: entre los tres registraron un avance interanual del 29 %, una señal de que el mercado no se está “repartiendo” a costa del líder, sino expandiéndose con fuerza en los principales proveedores.
AWS conservó la primera posición con una cuota del 32 % y un crecimiento del 20 %, el mejor ritmo que la analista sitúa para la compañía desde 2022. Omdia vincula esta aceleración, por un lado, a la mejora en la disponibilidad de capacidad de cálculo y, por otro, al tirón de la demanda asociada a iniciativas de IA. A cierre del trimestre, AWS declaró una cartera de pedidos de 200.000 millones de dólares, un indicador que suele leerse como termómetro adelantado de consumo futuro.
Azure, por su parte, se mantuvo segunda con un 22 % de cuota y un crecimiento del 40 % interanual. En el análisis, Omdia relaciona esta tracción con el empuje de la IA empresarial y con el refuerzo de su ecosistema de herramientas para construir, desplegar y operar soluciones de IA. La renovación del acuerdo de Microsoft con OpenAI, mencionada por la firma, forma parte de ese contexto competitivo: el cloud se está convirtiendo en el lugar donde se “industrializa” la IA, no solo donde se entrena.
Google Cloud cerró el trío con un 11 % de cuota y un crecimiento del 36 %. En su caso, el impulso se asocia a la adopción de servicios de IA por parte de grandes empresas y a una visibilidad creciente de ingresos futuros: la cartera de pedidos reportada ascendió a 157.700 millones de dólares, un salto relevante frente al trimestre anterior.
De la carrera del modelo a la carrera de la plataforma
Hay un matiz que, en 2025, resulta decisivo para entender el momento del mercado: muchas organizaciones ya no quieren apostar todo a un único modelo. Empieza a imponerse una estrategia “multi-modelo” en la que conviven modelos comerciales, modelos abiertos y modelos especializados por tarea. Ese enfoque exige plataformas capaces de gestionar dependencias, permisos, costes, monitorización y ciclos de vida con una disciplina más parecida a la de un sistema crítico que a la de un experimento.
En ese terreno, los hiperescalares están moviendo fichas para posicionarse como “capa operativa” de la IA: entornos gestionados donde se integran modelos propios y de terceros, se despliegan agentes y se mantiene su funcionamiento en escenarios reales. Omdia describe este giro como una transición desde la mejora incremental del rendimiento de los modelos hacia capacidades de plataforma orientadas a la fiabilidad y a la operación continua.
La consecuencia práctica es que el cloud deja de venderse solo como elasticidad: se vende como infraestructura de producción para IA, con garantías de disponibilidad, herramientas de gobierno del dato y un catálogo de servicios listos para conectar al negocio.
El efecto secundario: vuelve a crecer el atractivo del cloud privado
Pero el auge del gasto en cloud público tiene un reflejo menos visible: a medida que la IA llega a producción, también crece el número de empresas que revisan dónde quieren ejecutar sus cargas más sensibles. No se trata de una marcha atrás generalizada, sino de una reordenación híbrida: parte del trabajo se queda en cloud público por velocidad y servicios gestionados; otra parte se mueve a cloud privado por control, previsibilidad y, en algunos casos, cumplimiento normativo o requisitos de residencia del dato.
En ese contexto, VMware sigue siendo una pieza central en el cloud privado de muchas organizaciones… pero también uno de los grandes detonantes del debate. Los cambios de licenciamiento y la transición hacia modelos de suscripción por núcleo, con polémicas sobre mínimos de contratación, han reactivado la búsqueda de alternativas en entornos donde el coste total y la dependencia del proveedor pesan tanto como el rendimiento.
Proxmox gana terreno como alternativa y acelera la conversación
Entre las opciones que más se repiten en el radar aparece Proxmox VE, una plataforma de virtualización de código abierto que, en 2025, ha dejado de ser “la alternativa para valientes” para convertirse en una opción que muchas empresas comparan de forma directa con los stacks tradicionales. No es casualidad: cuando el gasto en IA aumenta, también lo hace la presión por optimizar cada capa de la infraestructura.
En España, este movimiento se está trasladando al mercado de proveedores: algunas compañías están reforzando propuestas de cloud privado que ofrecen tanto continuidad para quienes permanecen en VMware como rutas de migración ordenadas para quienes deciden cambiar. Stackscale, con infraestructura de cloud privado en España, está posicionando precisamente ese enfoque dual: soporte para proyectos sobre VMware y, a la vez, servicios específicos para migrar de VMware a Proxmox con evaluación, piloto y despliegue controlado, además de opciones de almacenamiento centralizado y arquitecturas pensadas para alta disponibilidad.
La lectura de fondo es clara: el cloud público está creciendo por el empuje de la Inteligencia Artificial, pero el cloud privado también se está beneficiando del mismo fenómeno, por una vía distinta. En un mundo donde la IA ya opera en producción, la conversación se desplaza hacia plataformas, costes, gobierno y continuidad operativa. Y en ese tablero, tanto los hiperescalares como el ecosistema de infraestructura privada están ajustando su estrategia para ganar la próxima fase del mercado.
Preguntas frecuentes
¿Por qué el gasto en infraestructura cloud crece tanto en 2025?
Porque muchas empresas han pasado de hacer pruebas con Inteligencia Artificial a desplegarla en producción, lo que aumenta el consumo sostenido de cómputo, almacenamiento y servicios gestionados.
¿Qué significa que la competencia se mueve “del modelo” a “la plataforma”?
Que no basta con ofrecer un buen modelo: las empresas priorizan plataformas capaces de ejecutar varios modelos y agentes de IA con fiabilidad, gobierno, monitorización y control de costes.
¿Por qué hay empresas que se plantean migrar de VMware a Proxmox?
Por una combinación de factores: cambios en licencias y costes, búsqueda de alternativas con menos dependencia del proveedor y la necesidad de mantener la virtualización eficiente mientras crecen las cargas de trabajo (incluida la IA).
¿Cuándo tiene sentido apostar por cloud privado para proyectos de IA?
Cuando pesan especialmente la previsibilidad de costes, los requisitos de cumplimiento o residencia del dato, la latencia y el control operativo, o cuando se busca integrar IA con sistemas internos sin exponer datos sensibles fuera de la organización.