China ha dado un paso más en su carrera hacia la independencia tecnológica. El gobierno de Pekín ha establecido que los centros de datos públicos del país deberán utilizar más del 50 % de chips de producción nacional, una medida que refleja la urgencia de reducir la dependencia de semiconductores extranjeros en plena guerra tecnológica con Estados Unidos.
La medida, confirmada por asesores de la industria y citada por medios especializados, nace de unas directrices publicadas en marzo de 2024 por la provincia de Shanghái, donde se estipulaba que “la adopción de chips nacionales de computación y almacenamiento en los centros inteligentes de la ciudad debía superar el 50 % para 2025”.
Lo que en un principio parecía una prueba piloto regional se ha convertido en política nacional en 2025.
De Shanghái al resto del país: una política que se convierte en mandato
Las primeras guías de Shanghái, avaladas por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (NDRC) y la Administración de Comunicaciones de Shanghái, fueron el punto de partida de una política más ambiciosa: reforzar la capacidad de computación para inteligencia artificial en China.
Con el respaldo del Ministerio de Industria y Tecnología de la Información (MIIT), esas directrices han derivado en una normativa de alcance nacional. Ahora, cualquier centro de datos público que opere en el país debe garantizar que al menos la mitad de sus procesadores provienen de fabricantes chinos.
Una respuesta directa a los vetos de Washington
La medida llega en un momento de creciente tensión tecnológica. Desde 2022, Estados Unidos ha endurecido de forma progresiva los controles de exportación de semiconductores avanzados, prohibiendo la venta a China de chips de alto rendimiento como las GPU Nvidia H100 y H800, fundamentales para entrenar modelos de inteligencia artificial generativa.
Aunque recientemente los chips H20 de Nvidia obtuvieron luz verde para ser comercializados en China, Pekín ha puesto en duda su seguridad en redes críticas, acusación que la compañía estadounidense ha rechazado tajantemente.
Frente a estas restricciones, China acelera su apuesta por chips nacionales, aunque estos todavía estén un paso por detrás de sus equivalentes occidentales en potencia y eficiencia.
El auge de los centros de datos inteligentes
El esfuerzo de Pekín no se limita al diseño de chips. En paralelo, el país ha impulsado la construcción masiva de centros de datos inteligentes (intelligent computing centres) capaces de concentrar recursos de computación para la industria local de IA.
Según datos citados por MIT Technology Review, entre 2023 y 2024 se anunciaron más de 500 nuevos proyectos de centros de datos en provincias como Mongolia Interior y Guangdong.
Estos hubs no solo buscan dar soporte a las grandes tecnológicas chinas, sino también convertirse en infraestructura estratégica para sectores como la banca, la investigación médica o la defensa.
El desafío técnico: convivir con chips extranjeros y nacionales
El mandato del 50 % no está exento de problemas. Muchos modelos de inteligencia artificial chinos han sido entrenados en el ecosistema CUDA de Nvidia, el estándar de facto en IA.
La transición hacia chips nacionales implica trabajar con plataformas alternativas como Huawei CANN, lo que obliga a adaptar modelos ya desarrollados para que funcionen en arquitecturas diferentes. Este proceso, conocido como “portabilidad de modelos”, es complejo y costoso.
Una fuente del sector reconocía que “los centros de datos de IA en China se enfrentan a crecientes desafíos de adaptación”, ya que la mayoría de ingenieros están acostumbrados a trabajar con hardware de Nvidia.
Huawei, iFlytek y la alianza con SiliconFlow
A pesar de las dificultades, algunas empresas chinas han dado pasos decisivos.
- iFlytek, sancionada por EE.UU., se ha convertido en la primera en anunciar públicamente que entrena sus modelos de IA con chips de Huawei.
- SiliconFlow, en colaboración con Huawei, ha presentado investigaciones que demuestran cómo sus chips Ascend y la arquitectura de centro de datos Cloud Matrix 384 logran ejecutar los modelos de DeepSeek R1 de manera más eficiente que la GPU Nvidia H800.
Estos avances sugieren que, aunque todavía rezagados en el terreno del entrenamiento masivo, los chips chinos son cada vez más competitivos en tareas de inferencia y despliegue de modelos ya entrenados.
Una carrera estratégica hacia la autonomía tecnológica
El trasfondo de la medida va mucho más allá de la eficiencia tecnológica. Pekín entiende que el control de la cadena de suministro de chips es equivalente a soberanía nacional.
En plena expansión de la inteligencia artificial generativa y con un consumo energético desorbitado de sus centros de datos, depender de proveedores extranjeros es visto como un riesgo inaceptable.
El objetivo es claro: crear un ecosistema propio que combine chips de fabricación nacional, software local y centros de datos autónomos.
Comparación con Occidente
Mientras China impone cuotas de chips nacionales, en Estados Unidos y Europa la estrategia pasa por atraer fábricas extranjeras:
- TSMC (Taiwán) construye plantas en Arizona y Alemania.
- Intel recibe subsidios para levantar fábricas en Ohio y Polonia.
- Europa impulsa su propio European Chips Act, con foco en semiconductores de nueva generación.
El enfoque es diferente: Occidente busca diversificar proveedores y asegurar capacidad de fabricación, mientras que China apuesta directamente por sustituir la dependencia extranjera con producción nacional.
Conclusión: ¿Un camino inevitable o un riesgo para la competitividad?
La gran incógnita es si los chips chinos podrán alcanzar el nivel de Nvidia o AMD en los próximos cinco años. Mientras tanto, el mandato del 50 % en centros de datos refleja que, para Pekín, la independencia tecnológica no es opcional, sino un objetivo de Estado.
El desafío es inmenso: lograr que hardware, software y modelos de IA funcionen en un mismo ecosistema sin fricciones, mientras la presión geopolítica y los vetos de Occidente siguen marcando el ritmo de la carrera.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Por qué China obliga a usar más chips nacionales en centros de datos?
Para reducir su dependencia de Nvidia, AMD y otros fabricantes extranjeros, y garantizar que su infraestructura crítica de IA no quede expuesta a sanciones o restricciones internacionales.
¿Los chips chinos son tan potentes como los de Nvidia?
No todavía. Aunque son “usables” para inferencia de modelos ya entrenados, en tareas de entrenamiento masivo siguen siendo menos eficientes que las GPU de última generación de Nvidia.
¿Qué empresas lideran el desarrollo de chips en China?
Huawei (con su serie Ascend), Biren Technology y Loongson destacan en hardware; mientras que Empyrean Technology desarrolla software EDA.
¿Qué riesgos plantea la mezcla de chips chinos y extranjeros en un mismo centro de datos?
La principal dificultad es la compatibilidad de software. Modelos entrenados en CUDA deben adaptarse a plataformas como CANN, lo que retrasa la implementación y aumenta los costes.
¿Qué impacto tendrá esta medida en la guerra tecnológica entre China y EE.UU.?
Refuerza la estrategia de desacoplamiento tecnológico, donde cada bloque construye su propio ecosistema. A largo plazo, puede fragmentar la industria global de semiconductores y crear dos estándares paralelos: uno occidental y otro chino.
vía: scmp