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China acelera la conquista de la nube global: Alibaba, Huawei y Tencent desafían el dominio occidental con IA y estrategia local

Mientras la inteligencia artificial y la infraestructura cloud se consolidan como pilares del poder económico y geopolítico del siglo XXI, los gigantes tecnológicos de China están dando un giro estratégico sin precedentes: salir de sus fronteras y disputar el liderazgo global a Amazon, Microsoft y Google. Lo que comenzó como una tímida presencia regional hoy se perfila como un desafío directo a las Big Tech de Silicon Valley.

Una ofensiva en múltiples frentes

Alibaba Cloud, Huawei Cloud y Tencent Cloud han dejado clara su hoja de ruta: acelerar su presencia en mercados internacionales donde las necesidades digitales crecen a gran velocidad y la competencia aún no ha consolidado su dominio. Asia-Pacífico, Oriente Medio, África y América Latina se han convertido en los campos de batalla donde China quiere plantar su bandera tecnológica.

Alibaba Cloud anunció esta semana una inversión de más de 400 millones de yuanes (unos 56 millones de euros) para impulsar su ecosistema de colaboradores internacionales. El objetivo: ampliar su huella en inteligencia artificial y servicios cloud adaptados a mercados locales. Actualmente, la empresa opera 87 zonas de disponibilidad en 29 regiones fuera de China, incluyendo centros de datos en México, Emiratos Árabes, Tailandia, Corea del Sur y Japón.

Huawei y Tencent, por su parte, están reforzando su presencia en países en desarrollo y regiones con necesidades críticas de conectividad, adoptando estrategias de colaboración local y precios más agresivos que los ofrecidos por sus competidores estadounidenses.

Más allá de los chips: IA, open source y soluciones a medida

A diferencia del enfoque estadounidense, tradicionalmente basado en la supremacía del hardware —con chips como los H100 de NVIDIA o la infraestructura de AWS—, las tecnológicas chinas están apostando por la ingeniería aplicada, la modularidad de soluciones y la personalización por sectores.

Huawei ha desarrollado sus propios chips Ascend, con los que ya opera en países como Malasia, y Alibaba Cloud ha puesto en circulación su modelo Qwen2.5-Max, que ha sorprendido en diversos benchmarks superando incluso a soluciones de OpenAI y Anthropic en tareas concretas, pese a operar con recursos más modestos.

La estrategia open source se ha convertido también en un vector de internacionalización. El modelo Tongyi Qianwen, también de Alibaba, acumula ya más de 200 millones de descargas, y se está utilizando en sectores como educación, ecommerce, sanidad y finanzas.

“La competencia ya no se libra únicamente en centros de datos gigantes con miles de GPUs. Ahora también se gana siendo capaz de adaptarse a las necesidades de una pequeña empresa en Nairobi o de un hospital rural en Tailandia”, explica Zhang Xiaorong, director del Instituto de Tecnología Profunda, en declaraciones recogidas por Caixin.

David contra Goliat (y no solo en precios)

Aunque las cifras de mercado aún muestran una clara ventaja de los líderes occidentales —AWS domina con un 30 % de cuota, seguido por Azure (21 %) y Google Cloud (**12 %)—, los proveedores chinos están ganando terreno a base de pragmatismo: soluciones enfocadas a casos reales, atención al cliente local, precios competitivos y agilidad en el despliegue.

“El nuevo mantra es ‘hacerlo pequeño, hacerlo a medida, hacerlo bien’”, añade Zhang. Las empresas chinas no están buscando replicar los gigantescos campus cloud de Estados Unidos, sino penetrar en nichos concretos con alta demanda y baja cobertura.

Forrester Research coincide en ese análisis: “La clave de la expansión china no está en igualar la potencia de cálculo, sino en su capacidad de proveer servicios útiles, accesibles y sostenibles en mercados que han sido históricamente ignorados o mal atendidos”.

¿Y qué opina Washington?

Estados Unidos observa con creciente preocupación este avance. El control de las infraestructuras digitales globales no es solo una cuestión económica, sino estratégica. En un mundo cada vez más interconectado, donde los datos son el nuevo petróleo, quien controle la nube controlará buena parte de la inteligencia artificial, la logística, las finanzas y la defensa del futuro.

Por eso, los movimientos de Huawei, Alibaba y Tencent en Oriente Medio, África y América Latina están siendo seguidos con lupa desde Washington y Bruselas. No se trata solo de empresas compitiendo por clientes, sino de modelos tecnológicos y políticos que chocan.

Una nueva guerra fría… digital

En el fondo, la expansión internacional de las tecnológicas chinas refleja un cambio de paradigma. Ya no basta con tener talento e innovación. Hace falta también infraestructura distribuida, alianzas locales, narrativa global y resiliencia frente a sanciones y bloqueos.

China parece decidida a no quedarse atrás. Su mensaje es claro: si el futuro es digital, quiere escribir el código fuente del mundo que viene.


La nube, que durante años se vio como un espacio etéreo sin geografía, empieza a tener coordenadas concretas, tensiones políticas y nuevos protagonistas. Y todo indica que la partida acaba de empezar.

vía: money.udn.com

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