La última sacudida bursátil de Broadcom ($AVGO) ha vuelto a poner el foco en una tensión que lleva meses creciendo en el sector: la integración de VMware tras la compra y, sobre todo, el giro de timón en el modelo comercial. La caída reciente de la cotización —de doble dígito en una sesión, según se ha viralizado en redes y en conversaciones internas del ecosistema VMware— se ha leído en parte como una señal de que el mercado no solo valora la narrativa de la IA, sino también cómo una compañía gestiona una adquisición que es infraestructura “de base” para miles de organizaciones.
Tabla de contenidos
En el centro del debate está el licenciamiento. Desde que VMware pasó a depender de Broadcom, el cambio hacia paquetes y suscripciones se ha interpretado como una simplificación “por arriba” (menos SKUs, más bundles) y una complicación “por abajo” (menos flexibilidad para quienes no encajan en el paquete). En la práctica, lo que más irrita a administradores de sistemas y responsables de IT no es que exista una nueva oferta, sino el margen real de elección: cuando un producto o una pieza del stack se vuelve casi obligatoria para seguir recibiendo soporte, parches y continuidad operativa, cualquier sensación de imposición se convierte en un problema reputacional.
El conflicto: no es solo precio, es control operativo
En las discusiones que han estallado estos días hay dos planos que se mezclan:
- El económico, con relatos de incrementos de coste “muy por encima de lo previsto”. En redes se han llegado a citar subidas extremas (se ha hablado incluso de hasta un 1.500%), pero conviene leer estas cifras como parte del ruido de mercado: pueden depender del punto de partida, del tipo de contrato anterior, del tamaño, de descuentos históricos y de qué se considera comparable. Aun así, el mensaje de fondo sí es consistente: muchas organizaciones perciben que su factura futura es más incierta y más rígida.
- El técnico-operativo, que es donde el malestar se vuelve más serio. Cuando se toca el modelo de licencias de un hipervisor, no se toca “una app”: se toca la base sobre la que corren aplicaciones de negocio, backups, DR, redes virtuales, almacenamiento, automatizaciones y procedimientos de emergencia. Para un equipo de sistemas, cualquier cambio que afecte a renovación, compliance, auditorías o soporte es, directamente, riesgo.
La consecuencia es casi automática: donde antes había inercia (“seguimos con VMware porque funciona”), ahora aparecen reuniones de contingencia (“¿qué alternativas reales tenemos si en seis meses cambia otra vez?”).
El “mercado responde” y la conversación se desplaza a alternativas
La caída de Broadcom en bolsa —más allá de si el detonante puntual fue una guía de resultados, márgenes o expectativas de IA— ha amplificado un fenómeno que ya estaba en marcha: el escaparate de alternativas a VMware se ha vuelto mainstream. Y eso, en 2025, significa dos cosas:
- Que ya no se habla solo de reemplazar un hipervisor, sino de reemplazar un conjunto: virtualización, gestión, HA, almacenamiento, backup, monitorización y operación diaria.
- Que la adopción depende menos del “software” y más del “camino de migración” (herramientas, servicios profesionales, experiencia, plan de coexistencia y rollback).
En ese escaparate, Proxmox VE aparece cada vez más a menudo por una combinación difícil de ignorar: modelo abierto, base KVM para VMs, contenedores LXC, administración unificada y posibilidades reales de operar con ZFS o Ceph según el caso. Proxmox, además, mantiene una cadencia de versiones y un discurso muy centrado en administración de infraestructura (no en “experiencias” de consumo), lo que suele encajar con equipos de sistemas.
Proxmox como alternativa: por qué entra en la conversación
En 2025, el argumento típico ya no es “Proxmox es barato”, sino “Proxmox reduce dependencia y devuelve margen de maniobra”. En términos prácticos, lo que valoran muchos sysadmins cuando lo evalúan como destino de migración es:
- Arquitectura conocida: KVM, Linux, almacenamiento gestionable con herramientas estándar.
- Flexibilidad por capas: VMs y contenedores en el mismo panel, pero con control granular (y APIs para automatizar).
- Estrategias de backup más integradas si se combina con Proxmox Backup Server en entornos donde el RPO/RTO importa.
- Ecosistema de integradores: cada vez más MSPs y proveedores de infraestructura ofrecen “migración + operación” como paquete, que es lo que desbloquea proyectos cuando el equipo interno no puede asumirlo todo.
Aun así, hay que ser honestos: migrar no es “instalar Proxmox”. Migrar es re-diseñar (o al menos revisar) redes, almacenamiento, plantillas, backups, ventanas de mantenimiento, requisitos de soporte y documentación. Y ese esfuerzo es exactamente lo que antes se evitaba… hasta que el cambio de reglas lo vuelve inevitable.
Qué deberían mirar los administradores de sistemas antes de moverse
Para separar la reacción emocional del plan técnico, hay una lista corta que suele aclarar el panorama:
- Inventario real: cuántas VMs, qué SO, qué dependencias, qué drivers, qué appliances delicados.
- Modelo de red: VLANs, routing, firewalling, balanceo, dependencias con NSX u otros componentes.
- Almacenamiento y rendimiento: IOPS, latencias, snapshots, crecimiento, y si conviene ZFS, Ceph o cabina externa.
- Backup y DR: si el backup actual depende de APIs concretas, si hay que rediseñar, y cómo se valida la restauración.
- Plan de coexistencia: migración por oleadas, con rollback claro y criterios de aceptación por servicio.
Lo relevante aquí es que el “shock” de licenciamiento está acelerando decisiones que, de otra manera, se habrían pospuesto otro año. Y cuando se cruzan incertidumbre de coste + incertidumbre de hoja de ruta, el sector tiende a hacer lo que siempre hace: diversificar.
Un aviso para el resto de la industria del “software infraestructura”
El caso VMware-Broadcom está dejando una lección que trasciende a los productos concretos: si tu tecnología es “base”, tu modelo comercial también tiene que parecer “base”. Es decir, predecible, auditable, gradual y compatible con el ritmo real de los centros de datos. Si no, el mercado puede tardar… pero termina respondiendo. Y cuando responde, lo hace con planes B, pruebas piloto, y migraciones.
Preguntas frecuentes
¿Qué alternativas a VMware están ganando tracción en empresas en 2025?
Además de Proxmox VE, en muchos entornos se evalúan opciones como Hyper-V (especialmente si ya existe inversión en Microsoft), Nutanix AHV en organizaciones que buscan stack integrado, o plataformas basadas en KVM en distintos formatos (incluyendo enfoques más cloud-native).
¿Cuándo tiene sentido migrar de VMware a Proxmox VE y cuándo no?
Suele tener sentido cuando se busca reducir dependencia de licencias, simplificar costes y operar sobre KVM/LXC con control directo. Puede no ser el mejor camino si el entorno depende fuertemente de piezas muy específicas del ecosistema VMware (por ejemplo, ciertas integraciones avanzadas) y no se dispone de ventana ni equipo para rediseñar.
¿Qué riesgos técnicos hay al migrar hipervisores en producción?
Los más comunes son: incompatibilidades puntuales de drivers o appliances, diferencias en redes virtuales, cambios en el rendimiento del almacenamiento y fallos de recuperación si no se revalida el backup/restauración en el destino.
¿Qué debería incluir un proyecto serio de migración on-premise a Proxmox?
Inventario y priorización por criticidad, pruebas piloto, automatización (plantillas, redes, almacenamiento), plan de backups y DR, y una estrategia por oleadas con rollback documentado y medible.
Fuente: Broadcom, VMware y el “precio” de una compra: por qué Wall Street se está poniendo nervioso