El arranque de un ordenador no empieza en el disco duro ni en el sistema operativo. Empieza antes: en el firmware de la placa base, ese software de bajo nivel encargado de inicializar el hardware, comprobar que todo está en condiciones y entregar el control al cargador de arranque del sistema. Durante décadas ese papel lo desempeñó el BIOS, pero desde hace años el estándar real en equipos modernos es UEFI.
Entender la diferencia no es un detalle “para frikis”: es la razón por la que muchas instalaciones fallan, por la que un disco “no arranca” después de clonar, o por la que un USB bootea en un PC y en otro no.
Qué fue BIOS y por qué dominó durante tanto tiempo
El BIOS (Basic Input/Output System) nació con las primeras PC de IBM y se convirtió en el estándar de facto durante años por un motivo simple: era el método universal para arrancar un PC compatible. Su trabajo consistía en:
- Hacer el POST (Power-On Self Test), es decir, el chequeo básico de hardware.
- Inicializar componentes esenciales (teclado, controladoras, vídeo…).
- Buscar un dispositivo de arranque y cargar el bootloader.
El problema es que BIOS arrastra limitaciones propias de otra época. Entre las más conocidas:
- Arranque y entorno muy básicos, heredados de arquitecturas antiguas.
- Dependencia tradicional del esquema MBR (Master Boot Record).
- Límite práctico de 2 TB por las restricciones clásicas del particionado MBR en discos con sectores de 512 bytes.
- Ausencia de mecanismos de seguridad integrados comparables a los modernos.
Fue el estándar durante décadas porque funcionaba y porque el ecosistema entero estaba construido alrededor de él. Pero el hardware y las necesidades cambiaron.
UEFI: el estándar moderno que reemplaza al BIOS
UEFI (Unified Extensible Firmware Interface) no es “un BIOS nuevo”, sino un enfoque distinto: un firmware más avanzado, extensible y preparado para el hardware actual. Su evolución está ligada a EFI (impulsado originalmente por Intel) y a su estandarización posterior por el UEFI Forum, que consolidó especificaciones que hoy son habituales en prácticamente cualquier placa base moderna.
En la práctica, UEFI aporta mejoras claras:
- Compatibilidad nativa con GPT, el esquema de particiones moderno.
- Arranque más flexible y, en muchos casos, más rápido.
- Soporte cómodo para discos de más de 2 TB.
- Gestión de arranque mediante entradas en NVRAM (en vez de depender solo del primer sector del disco).
- Secure Boot, un mecanismo que busca evitar que se carguen bootloaders no autorizados.
Además, UEFI ha pasado de ser una “opción” a convertirse en requisito en entornos actuales. Un ejemplo claro: Windows 11 exige UEFI (y, normalmente, Secure Boot y TPM) para cumplir sus condiciones oficiales de instalación en hardware compatible.
Legacy o CSM: la compatibilidad que mantiene vivo lo antiguo
Aquí aparece el concepto que más confunde: Legacy.
Legacy no es un firmware distinto. Es un modo de compatibilidad dentro de muchas implementaciones UEFI, conocido como CSM (Compatibility Support Module). Su objetivo es comportarse “como si fuera BIOS” para poder arrancar:
- Sistemas operativos antiguos.
- Herramientas viejas de recuperación o diagnóstico.
- Instalaciones hechas en MBR que no están preparadas para UEFI/GPT.
Fue una solución de transición, muy útil durante años, pero cada vez menos necesaria en equipos nuevos. En muchos modelos recientes, directamente desaparece o viene desactivada por defecto.
La diferencia clave que se nota en la vida real: UEFI + GPT vs BIOS + MBR
Más allá de definiciones, el impacto se ve en dos puntos:
- El tipo de particionado del disco
- BIOS suele convivir con MBR.
- UEFI suele requerir GPT (y una partición especial de arranque, la ESP, donde vive el cargador UEFI).
- El modo en que el equipo “encuentra” qué arrancar
- BIOS busca un sector de arranque en el dispositivo.
- UEFI puede usar entradas registradas en firmware (NVRAM) y cargar ficheros
.efidesde la partición ESP.
Por eso pasa algo muy típico: un disco clonado o un USB creado “a medias” puede quedar perfectamente copiado… y aun así no arrancar si el modo del firmware no coincide con cómo está preparado el disco.
Errores comunes al instalar o reparar un sistema
Estas son situaciones habituales en soporte técnico:
- USB booteado en modo equivocado: el instalador arranca, pero luego el sistema no aparece en el menú de arranque o no crea la estructura correcta.
- Disco en MBR con UEFI puro: si el equipo no tiene CSM o está desactivado, ese disco no arrancará.
- Secure Boot bloqueando un bootloader: sobre todo en distros Linux o herramientas antiguas no firmadas (aunque muchas distribuciones modernas ya están preparadas).
- Doble arranque roto por cambios en el orden de arranque UEFI o por sobrescritura de entradas en NVRAM.
Qué conviene usar hoy
En equipos modernos y sistemas actuales, la recomendación práctica es clara:
- UEFI + GPT como configuración estándar.
- Secure Boot activado si el sistema y el flujo de arranque lo soportan sin fricción.
- Legacy/CSM solo si se necesita compatibilidad con software antiguo o instalaciones heredadas.
El BIOS clásico queda, en esencia, como parte de la historia del PC… y como origen de muchos de los quebraderos de cabeza que todavía aparecen cuando se mezcla hardware moderno con sistemas preparados para otro tiempo.