El auge de los data centers, vehículos eléctricos y el hidrógeno verde pone en jaque el modelo energético nacional en el que la energía nuclear de momento parece están apartada para crecer.
España vive una auténtica fiebre por los centros de datos, impulsada por la transformación digital, la descarbonización industrial y el auge de las energías renovables, en detrimento de la energía nuclear que se está abrazando de forma clara en otros países para impulsar los datacenters.. Sin embargo, este crecimiento exponencial ha generado una fuerte presión sobre el sistema eléctrico del país, que enfrenta un aluvión de solicitudes de enganche a la red. Con más de 65.000 megavatios (MW) en espera, las principales eléctricas y operadores de red piden una reforma urgente del modelo energético, el primero en cuarenta años.
Un tsunami de solicitudes
Las compañías eléctricas Iberdrola, Unión Fenosa, Endesa, Naturgy, EDP y Redeia acumulan peticiones que superan los 65.000 MW, una cifra desorbitada en comparación con los 10.000 MW solicitados hace apenas cuatro años solo para estos centros de datos que pronto demandarán mucho más con la llegada de la inteligencia artificial. Este aumento ha sido impulsado por la competencia entre comunidades autónomas para atraer inversiones tecnológicas, además del auge de otros sectores como el coche eléctrico, el hidrógeno verde y la electrificación industrial.
Solo la red de distribución, gestionada por empresas como Iberdrola y Endesa, concentra más de 10.000 MW en solicitudes exclusivamente para data centers. Por su parte, Redeia, responsable de la red de alta tensión, enfrenta una avalancha de 35.000 MW de proyectos que requieren conexión urgente. Según datos publicados en Expansión.
Tensión entre comunidades autónomas
La lucha por atraer centros de datos y otras industrias intensivas en consumo eléctrico ha abierto tensiones entre regiones. Comunidades como Galicia han implementado normativas para retener el uso local de la energía generada, obligando a las renovables a vender el 50 % de su electricidad dentro de la región. Esta medida, considerada una «expropiación» por parte de asociaciones como la patronal eólica (AEE), busca garantizar que los beneficios económicos y sociales de las renovables se queden en la comunidad.
Por su parte, Madrid lidera en número de proyectos de data centers, con más de 50 en marcha. Sin embargo, enfrenta el problema de ser la comunidad más deficitaria en generación eléctrica, produciendo apenas llega a 1000 gigavatios/hora frente a un consumo superior a los 27.000 gigavatios/hora al año. La región apuesta por reorganizar su burocracia para acelerar las licencias mediante iniciativas como la Oficina de Impulso a los Centros de Procesamiento de Datos, con el objetivo de convertirse en el epicentro del tráfico de datos en Europa.
Además de las empresas internacionales como Digital Realty (antigua InterXion), Equinix y Data4 hay que sumar multitud de nuevos proyectos y empresas nacionales como Grupo Aire que están desplegando sus centros de datos en Madrid y otras regiones interesantes.
En contraste, comunidades como Aragón destacan por su excedente energético gracias a su liderazgo en renovables. Con casi un 80 % de su producción eléctrica proveniente de fuentes limpias, Aragón se posiciona como un polo atractivo para megaproyectos como el centro de datosUn centro de datos o centro de procesamiento de datos (CPD) ... Rhodes, que Blackstone construirá en Calatorao con una inversión de 7.500 millones de euros, y sin olvidar la gran apuesta de Amazon AWS por la región a la que se está sumando Microsoft para Azure.
Preguntando a David Carrero, experto en infraestructura cloud, centros de datos y cofundador de Stackscale (Grupo Aire), destaca la importancia de posicionar España como un punto de referencia europeo para el desarrollo de centros de datos, siempre que podamos aprovechar las ventajas de las energías limpias y no olvidemos que igual debemos volver a pensar en la energía nuclear, como ya están haciendo otros países ante la revolución de la inteligencia artificial que se nos viene encima.
Un sistema al borde del colapso
La red eléctrica española, diseñada en los años 80, ha llegado a un punto crítico. Actualmente, un tercio de las solicitudes de conexión son rechazadas por falta de capacidad. Este escenario, definido como un «totum revolutum» por los expertos, ha llevado a las empresas a exigir un rediseño integral del sistema. Algo necesario para los tiempos digitales que dictan cuales serán muchas de nuestras necesidades futuras en cuanto a energia.
Entre las demandas, las compañías eléctricas piden mayores inversiones para expandir la red, así como flexibilizar la regulación para permitir que operadores privados puedan tender líneas de alta tensión. Por su parte, Redeia espera una respuesta del Gobierno, que debe equilibrar las necesidades de las comunidades autónomas con los intereses de las empresas y la sostenibilidad del sistema.
Una oportunidad histórica en riesgo
El auge de los centros de datos y las energías renovables representa una oportunidad única para España de posicionarse como un referente tecnológico y sostenible en Europa. España es un polo de atracción de infraestructura digitales que tenemos que aprovechar. Sin embargo, este crecimiento descontrolado podría convertirse en una amenaza si no se invierte de forma estratégica en la red eléctrica.
La clave, según los expertos, está en equilibrar la producción y el consumo eléctrico entre regiones, agilizar los trámites burocráticos y fomentar la colaboración público-privada para garantizar que la infraestructura energética pueda soportar la revolución industrial del siglo XXI. Sin estas medidas, el futuro del sector energético y la competitividad del país podrían quedar en entredicho.
vía: Expansión